Doce años en nuestros corazones 5/5 (11)

 

Querido F:

Hace 12 años, un 17 de julio, la vida comenzó a tomar un cariz diferente con tu partida. Se abalanzaron sobre mi cabeza muchos recuerdos y sentimientos, algunos de ellos encontrados.  Por un lado me sentía triste porque sabía que ya no sería posible tener el privilegio de verte, de abrazarte o de escucharte. Pero al mismo tiempo, me sentía aliviada al saber que ese sufrimiento de días atrás había por fin cesado. Al mirar hacia atrás en estos doce años de ausencia y releer otros posts anteriores, me doy cuenta de cuánto me ha influido tu partida en mi perspectiva sobre la muerte y el amor.

Recientemente, he leído un libro fantástico titulado El niño que se enfadó con la muerte” de Enric Benito. Este libro ofrece una visión profunda, bien traída y humanista sobre cómo enfrentar la pérdida de un ser querido, incluyendo relatos autobiográficos. Algunos de ellos me traen a la memoria experiencias personales y profesionales similares, pues Enric es oncólogo médico y dedica gran parte de su trabajo a divulgar sobre los Cuidados Paliativos.  Su visión sobre el proceso de morir o como él le llama “morimiento” establece un paralelismo con el nacimiento que resulta francamente inspirador.

Una de las principales enseñanzas que saco es que la muerte es una parte natural e inevitable de la vida. En lugar de verla como una enemiga, se nos invita a aceptarla como un tránsito. De este modo, recordarte me permite ver esta verdad con mayor claridad. Tu valentía y dignidad durante la enfermedad me enseñaron que la vida, aunque a veces puede resultar dolorosa, es un ciclo completo que incluye inexorablemente el proceso de la muerte. Comprender estas enseñanzas vitales y aceptarlas  nos sanan y nos ayudan a estar mejor preparados.

Mantener tu recuerdo y ofrecer este humilde homenaje en forma de letras y pensamientos sueltos es un canto a la vida vivida, bendecida por muchos momentos compartidos que estuvieron repletos de desafíos.  cariño y alegría. Ese puñado de recuerdos fortalece el legado que nos dejaste y tu espíritu  bondadoso alberga de forma intangible en nuestros corazones.  Es un poso de afecto que nos fortalece, nos consuela y aún a día de hoy nos guía.

En estos doce años han pasado muchas cosas como te puedes imaginar.  Las exigencias del trabajo, cada vez más complejo y exigente, repleto de nuevos desafíos me hace cada vez más difícil encontrar tiempos de silencio para una buena escritura reflexiva y pausada.  Sin embargo, considero que es bueno retomarlo y entender que lo que aquí dejo plasmado puede trascender y ayudar a mucha gente. Confío en que de alguna forma me empujes, all´dónde estés a conseguir este propósito.

Gracias por permanecer en nuestros corazones y ser un faro de luz en mi vida.

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Solo puedo decir… GRACIAS 5/5 (10)

El pasado 7 de marzo recibí un mensaje de una compañera dándome la enhorabuena. En ese momento no entendía muy bien por qué. Hice clic en un enlace adjunto del Diario de Burgos . Sólo veía una foto mía de archivo que rezaba bajo el título “Del HUBU y en la Lista Forbes de los 100 mejores médicos“. Para ser sincera, mi primera reacción fue de sorpresa e incredulidad. No había recibido ninguna notificación por parte de Forbes y la foto publicada era de hacía unos años. Pensé que se podía tratar de un bienintencionado “montaje”.

Sin embargo, a lo largo del día, los mensajes de felicitación seguían llegando por diferentes canales, replanteándome mi percepción inicial.  Decidí abrir el enlace de la revista Forbes. Allí estaba mi nombre en la especialidad de Oncología Radioterápica junto al de otros compañeros de profesión a los que admiro como Ignacio Azinovic, Elia del Cerro, Raimon Miralbell y Aurora Rodríguez. En Castilla y León, comunidad autónoma donde resido, compartía galardón con la hematóloga Maria Victoria Mateos, el cardiólogo Jose Alberto San Román y mi querida internista Raquel Blasco. Con sinceridad, me costó creérmelo.

Toda vez tuve conciencia real y fehaciente de que me encontraba en esa prestigiosa lista quise investigar cómo se había producido la elección. Descubrí que la elección se conforma en base a la opinión de diversos periodistas del sector sanitario. Tienen en cuenta la presencia de los médicos en los medios de comunicación, los reconocimientos que han recibido, la ocupación de puestos de relevancia así como las aportaciones que han realizado en el ámbito de la asistencia, la investigación y la docencia.

Entiendo que mi inclusión  en este reconocimiento se debe, en gran medida, a mi labor divulgadora a través de este blog desde 2012, así como mi presencia en redes sociales o en diversos foros o medios de comunicación. Creo que además ha influido mi compromiso por una necesaria humanización de la asistencia sanitaria. 

Tras estos últimos años que. reconozco han sido tremendamente difíciles para mi, este premio no podía llegar en un mejor momento, convirtiéndose en un verdadero acicate para volver a escribir con ganas, divulgar y hacer florecer lo mejor de mi trabajo y mi persona. Desde esta pequeña atalaya quiero dar las gracias por tanto y confío en seguir estando a la altura de lo que los pacientes oncológicos necesitan.

¡GRACIAS!

 

 

 

 

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Once años de ausencia 5/5 (10)

Querido F:

El tiempo puede parecer un concepto abstracto, pero cuando se trata de una pérdida como la tuya, se convierte en un recordatorio constante de lo rápido que avanza la vida. Hoy, mientras reflexiono sobre los once años transcurridos desde que nos despedimos, siento la necesidad de rendirte homenaje y recordar el impacto perdurable que tuviste en las vidas de muchos de nosotros. Reconozco que, aunque ya escribo poco en este blog por distintos avatares de la dura vida, he creído  importante hacerlo para celebrar la huella que dejaste y encontrar consuelo en los recuerdos.

La pérdida de un ser querido es una experiencia universal a la que todos nos  enfrentaremos en algún momento de nuestras vidas. Es un proceso complejo y personal que puede llevar tiempo aceptar y sanar. Después de estos años, puedo decir que el dolor nunca desaparece por completo, pero se convierte en un recordatorio de cuánto has significado.

En estos once años he visto, afortunadamente, cómo la ciencia ha avanzado en el campo del cáncer de pulmón y ha mejorado su supervivencia.  A veces fantaseo con la idea de cómo se te hubiera tratado en caso de haber sido hoy tu diagnóstico. Posiblemente sería algo distinto y mejor. En cualquier caso, eso siempre nos ocurre cuando juzgamos el pasado en un contexto actual y ya carece de sentido, pero me produce cierta alegría comprobarlo ahora a través de mis pacientes.

De cualquier modo ahora prefiero fantasear con tu sonrisa cálida y ese espíritu generoso que iluminaba cualquier espacio. Contigo aprendí la importancia de dar vida a los años que nos toque por suerte vivir, en lugar de empeñarnos a sobrevivir a cualquier precio. Tus años vividos fueron un auténtico regalo para los que tuvimos la fortuna de acompañarte.

A medida que pasa el tiempo, los recuerdos se vuelven aún más preciosos. Las risas compartidas, las conversaciones profundas y los momentos de alegría se vuelven tesoros en nuestra memoria. Aunque pueda doler recordar, es importante honrar y celebrar la vida que viviste.  Dejaste  un legado de afecto que continúa inspirándonos en nuestro propio camino.

Hoy, en el undécimo aniversario de tu partida, te quiero dar las gracias por ser como eras. Estoy segura de que tu legado nos seguirá fortaleciéndonos en los años venideros y siempre vivirás en nuestros corazones.

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