Todos sabemos que tanto la Educación como la Sanidad suponen dos pilares básicos para cualquier país y su calidad marcará en gran medida el índice de bienestar del mismo. En estos tiempos de crisis, en España, resulta que incomprensiblemente son los más dañados por los recortes presupuestarios y por ende los más vulnerables. De ahí acaban de nacer dos movimientos conocidos como “marea verde” (Educación) y “marea blanca” (Sanidad).
Pero, no quiero entrar en el reiterado tema económico, quiero ir más allá. Estamos pasando tiempos muy convulsos, llenos de grandes cambios y también de oportunidades (otra acepción de la palabra “crisis”). Oportunidad ¿de qué?, se preguntarán. Oportunidad para hacer un cambio de rumbo en el paradigma tanto de la Educación como en el de la Sanidad.
Como madre que también soy, me preocupa muy mucho la Educación que están recibiendo nuestr@s hij@s. Si lo pensamos bien, no es muy diferente a la que nosotros recibimos, es decir no ha evolucionado de forma paralela a la que lo han hecho los tiempos que estamos viviendo. Deberíamos prepararles en recursos, además de conocimientos. Ello se consigue con una Educación centrada en el ALUMNO y en su TALENTO y CREATIVIDAD innatos y que a mi juicio todos los niños tienen, sólo hay que hacerlo fluir. Si se hiciera así, el alumno se sentiría motivado, valorado y comprendido. Su actitud será positiva, colaboradora, feliz y respetuosa.
Y ¿en qué me baso? Les invito a ver estos videos de Ken Robinson, la Educación Prohibida o a Fidel Delgado. A mi me han convencido de esa necesidad de cambio de rumbo que les comentaba.
Y ahora ¿cómo establecemos el paralelismo con la Sanidad de la que les hablaba? Es simple. Cambiemos la palabra ALUMNO por PACIENTE y lo entenderán rápidamente. Necesitamos una Medicina centrada en el PACIENTE, en el enfermo como un TODO y no sólo en su enfermedad.
Hemos de abandonar el concepto de SALUD como la ausencia de enfermedad o como define la OMS de estado de completo bienestar físico, mental y social, pues entonces “estamos todos enfermos”. Me gusta más la definición de Alejandro Jadad como la capacidad de las personas o de las comunidades para adaptarse, o para autogestionar los desafíos físicos, mentales o sociales que se les presenten en la vida. Ello significa que es compatible el hecho de estar enfermo y ser feliz.
Para dar más protagonismo al PACIENTE, el médico ha de bajar de su estrado, para pasar a ser un GUÍA del paciente. Y éste debe también a su vez responsabilizarse de su estado de salud. Se hace imprescindible “EMPODERAR” a los pacientes, ser capaces de obtener el mayor número posible de “pacientes inteligentes” (smart patients), expertos o capaces de autocuidarse y acudir al médico cuando realmente es necesario. Con ello conseguiremos aumentar el grado de satisfacción del paciente y probablemente gastaríamos menos recursos.
Les dejo con esta reflexión con el video del programa REDES de Eduard Punset. En él se habla de las redes para ampliar el conocimiento y la investigación biomédica: de cómo se descubrió el Helicobacter Pylori gracias al concepto de medicina colaborativa, de los ensayos clínicos y del cambio de paradigma que deberíamos dar a la Medicina del siglo XXI con intervenciones del comentado Alejandro Jadad y Salvador Casado (A partir de min 19 del programa). Disfrútenlo.