Cineterapia oncológica: Biutiful (México, Alejandro González Iñárritu, 2010)

Biutiful es una película dirigida, coescrita y producida por el director mexicano Alejandro González Iñárritu y ambientada en la ciudad de Barcelona, Badalona y Santa Coloma de Gramanet. La película compitió por la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2010, en el que Javier Bardem ganó el premio a la mejor interpretación masculina. Se estrenó en Cannes el 17 de mayo de 2010. El 14 de diciembre de 2010 recibió la nominación al Globo de Oro como Mejor Película en Lengua Extranjera y el 25 de enero de 2011 fue nominada en la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa en los premios Óscar.
“Biutiful” es todo menos una película bonita. El largometraje es un auténtico y sórdido drama ambientado en la Barcelona más suburbial y me atrevería a decir también la más cutre. Una lástima, pues hubiera sido un detalle mostrar en algún momento la belleza de la ciudad condal. Con este escenario el director se centra en la vida de Uxbal, papel impecablemente interpretado por Javier Bardem, un hombre con sus luces y con sus sombras, que lucha por mejorar la vida de sus dos hijos y que lidia con una esposa trastornada. Él anda en negocios sucios ganándose la vida con el tráfico de inmigrantes ilegales. Durante el relato es diagnosticado de un cáncer de próstata con metástasis óseas y hepáticas a quien su médico le pronostica unos meses de vida. En este oscuro ambiente, Uxbal busca reconciliarse con sus sentimientos de espiritualidad, culpabilidad y moralidad. Pasa por la conspiración del silencio, la negación, la ira, la tristeza y la aceptación de la enfermedad intentando construir maltrechamente un futuro a sus hijos.
Como ocurre en otras películas, el director cae en errores graves y poco creíbles sobre el cáncer de próstata. Uxbal representa a un hombre de unos cuarenta y tantos años. El cáncer de próstata es muy infrecuente a estas edades, pues su diagnóstico es más frecuente a partir de la sexta década de la vida. El primer síntoma que aparece en la película es una hematuria o sangre en orina y encima va acompañado en muchas ocasiones de incontinencia. Ambos síntomas son también muy peregrinos, pues el síntoma más habitual es la clínica obstructiva urinaria. La incontinencia podría aparecer si se hubiera sometido a una prostatectomía (extracción quirúrgica de la próstata). El protagonista debuta con metástasis óseas y hepáticas y le proponen de entrada un tratamiento de quimioterapia. El cáncer de próstata es hormonosensible y antes de dar quimioterapia siempre se ha de comenzar dando tratamiento hormonal. La evolución del cáncer de próstata incluso en estadios avanzados suele ser más prolongada que en lo que en la película se representa. Por último para el dolor Uxbal se inyecta un mórfico vía endovenosa (cual yonki inyectándose heroína), cuando lo habitual es hacerlo por vía oral, transdérmica o subcutánea que es menos tóxica y menos peligrosa.
Según los críticos: “No hay interrupción en la oscuridad tejida por Alejandro González Iñárritu en Biutiful, donde la paleta de colores que tiñe la miseria es alargada no ya como la sombra del ciprés, sino como varias ramblas puestas una detrás de otra. Biutiful tiene en Javier Bardem su principio y su final, la chispa que abre el círculo y el colapso que lo cierra, el todo y la nada y su absoluta razón de ser. Todo en Biutiful gira alrededor de Bardem, de tal manera, con tanta obsesión, que uno se pregunta qué sería de esta historia de pobreza, corrupción, enfermedad y amores imposibles (filiales o conyugales) sin el marchamo de Bardem. Y muy probablemente no sería nada”.

Los mundos de Uxbal avanzan aquí en forma lineal, con la excepción de algunos brotes de ciencias ocultas que el director ha tenido a bien inyectar en el guión. El pobre diablo encarnado por Bardem tiene el extraño poder extrasensorial de hablar con los muertos, y que a algunos de ellos los ve en el techo de su casa y todo.

Probablemente la película lanza sus mensajes sociales contra la miseria, la exclusión y la corrupción de los empresarios empeñados en exprimir las ubres de la economía sumergida en forma de inmigrantes hacinados y maltratados. 
En definitiva la crítica habla de ella como una película molesta, áspera y sin atisbo de concesiones que revuelve las tripas por la vía de los naufragios familiares y sentimentales, Biutiful es, según su director, “lo mismo que Babel solo que en un único lugar, una historia sencilla de la que he tratado de extraer toda la complejidad posible, una historia donde la noción del perdón es la clave de todo… porque es eso lo que nos falta en el mundo de hoy, el perdón.Y frente a todo eso, este personaje es todo lo contrario, está lleno de esperanza… creo que es mi película más llena de esperanza”. ¿Esperanza? ¿En Biutiful? Que venga Dios y lo vea.

Para mi lo mejor de la película es el trabajo interpretativo de Javier Bardem, ver su lado bondadoso como padre de sus hijos acompañándoles al colegio, ayudándoles en los deberes, preparando cenas e incluso consolando tiernamente a su hijo pequeño que padece una enuresis nocturna o ver cómo se funde en un abrazo con su hija cuando ésta se da cuenta que su padre está mal aunque el silencio lo invada todo. En definitiva, ver el lado más humano dentro de toda la miseria del protagonista.

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2 respuestas a «Cineterapia oncológica: Biutiful (México, Alejandro González Iñárritu, 2010)»

  1. Nunca he entendido por qué en las películas con los presupuestos que tienen no se preocupan de conocer bien el tema médico del que tratan…
    Recuerdo en la película "La ciudad sin límites" con unos actores espectaculares y un Fernando Fernán Gómez enfermo y al que le hacen una Rx que al mirarla resultaba que era de una mujer (se veían perfectamente las mamas…)

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