Recientemente he leído un decálogo de recomendaciones para una mejor comunicación con los padres de una UCI de neonatos. Al leerlo, automáticamente establecí un paralelismo con los pacientes oncológicos y lo adapté mentalmente a ellos intentando ponerme en sus zapatos. Los pacientes parece que cada vez ponen menos en duda la profesionalidad de los médicos, pero se quejan cada vez más de su falta de cercania y empatía. Estamos creciendo en conocimientos pero nos encogemos en lo que a humanismo se refiere. Sería bueno y deseable una formación específica y el desarrollo de nuevas estrategias en los hospitales y centros de salud que llenen ese vacío. La excelencia, y de ellos debemos ser conscientes todos, pasa por un trato humano y digno al paciente.
Este es el decálogo:
1.- Llámeme por mi nombre por extraño e impronunciable que le parezca a usted.
2.- No me etiquete como el paciente de la 202, el del cáncer de próstata o la del cáncer de mama joven.
3.- Preséntese con su nombre. Díganos quién es usted y cuál es su cargo. No suponga que lo sabemos y no asuma que nosotros lo recordamos.
4.- Escúcheme. Reconozca mi presencia. Siéntese a mi lado cuando entre a visitarme a la habitación si es posible. Pregúnteme cómo me encuentro y sepa también apreciar, a veces, mi silencio. No se moleste por ello ni se lo tome como algo personal.
5.- Hable si es posible en mi idioma y en mi propio registro. Adapte su lenguaje a mis particularidades para enterderme, así como mis propias necesidades. Cada paciente es diferente. Algunos queremos conocer todos los detalles acerca de nuestra enfermedad y pronóstico. Otros no queremos saberlo. Sepa respetarlo. Intente explicarme cómo estoy evolucionando en relación a otros pacientes con características similares a las mías.
6.- Agradecería dirigirme siempre al mismo médico y de forma consistente. Como paciente me siento abrumado por la gran cantidad de profesionales que vienen a atenderme: auxiliares, enfermeras, técnicos, médicos residentes y médicos especialistas. Entienda que cuantos más interlocutores tenga, mayor probabilidad de confusión hay. Si acude a mi habitación de hospital con estudiantes o residentes, pregúnteme si me importa y limite si es posible el número de exploraciones.
7.- Trate de conocerme un poco. Usted es el responsable de mi atención y debe conocer mi entorno y mis necesidades. En cuanto tenga el resultado de una prueba agradecería que me lo comunicara. Conozca bien mi historial antes de hablar conmigo.
8.- Agradezca y valide el papel de mis cuidadores, pues ellos pasan largo tiempo con nosotros y también llevan la carga de la preocupación. Su reconocimiento hacia ellos les da fuerza para seguir adelante cuidándome.
9.- No me prejuzgue. Recuerde que usted me conoce es una de las peores situaciones en las que un paciente puede encontrarse, pues el cáncer trae siempre consigo el estigma de un potencial letal. Lo que para usted es rutina, para mi es una situación nueva. Evite la expresión de “paciente difícil”, en todo caso hable de un “paciente en una situación difícil”. Si siente la necesidad de quejarse de mi comportamiento hágalo por favor en la intimidad.
10.- Conozca y reconozca lo importante que es usted para mi. Estoy poniendo mi vida en sus manos. No subestime lo importante que es usted para mi y mi familia.
Les dejo con el video realizado por la UV de Medicina titulado: “Empatía con el paciente”
En todos los trabajos, que importante es realizarlos con amor, pero tratándose de trabajos con y para las personas además de AMOR con mayúsculas, es importante la EMPATÍA, la VOCACIÓN y el reciclaje
Totalmente de acuerdo Juan. Gracias por tu aportación. Un saludo.