Un 20% de la población general son Personas de Alta Sensibilidad (conocido por el acrónimo PAS). La definición de PAS es poco conocida. Existe la tendencia a opinar o etiquetar de forma desacertada a estas personas como débiles, susceptibles, frágiles, hipersensibles o “bichos raros”. No es un defecto. No es un transtorno psicológico. No es tampoco una enfermedad. Simplemente es una característica de la personalidad que se lleva en el ADN, igual que el color de la piel o de los ojos.
He autodescubierto que soy una PAS. Siempre me ha producido un cierto pudor reconocerlo. He estado años creándome una enorme coraza sobre este aspecto porque tenía muy inculcada la falsa idea de que ser “sensible” era un rasgo negativo. También lo pensaba del hecho de ser introvertida (lo soy, créanme y tampoco es tan malo como se vende). He vivido con la idea de que debía combatir ambos rasgos para sobrevivir. He ocultado esos rasgos de mi personalidad porque creía que así sería menos vulnerable y más fuerte. Con los años me he dado cuenta que no es bueno fingir lo que no eres. Incluso comienzo a entender que se puede modular esa sensibilidad y convertirla en una “virtud”. Me he percatado del error que representa enterrarla y he descubierto que la sensibilidad debe y puede ser canalizada de forma inteligente sirviendo de ayuda a los demás.
Una Persona con Alta Sensibilidad simple y llanamente tiene una percepción distinta de las cosas. Viven e interpretan la realidad de un modo diferente a ese contrapuesto 80% de la población. Pensemos que no todos vemos igual los colores, no oímos igual los sonidos, no olemos igual los olores, etc… Las PAS perciben el mundo de un modo especial y no hay que confundirlas con personas hipersensibles. Una PAS se alegra y disfruta de los detalles de las cosas pequeñas: del matiz de un color, de las palabras de una buena tertulia, de un particular olor familiar, del sabor que sólo tiene de ese plato de mamá, de la sensación de la brisa en la cara, etc. Una PAS además tiene la capacidad de tener una visión amplia de las cosas y asociarlas entre sí. Habitualmente son personas empáticas, intuitivas y profundas.
Las PAS no son mejores ni peores que las personas que no tienen esa peculiar sensibilidad. Por poner un ejemplo paralelo: ¿es mejor ser diestro que zurdo? Claro que no. El mundo está hecho mayoritariamente para los diestros pues es una característica de la mayoría de la población. El zurdo ha de aprender a adaptarse continuamente y eso le confiere unas habilidades distintas que puede llegar a tener alguna ventaja, como por ejemplo en el deporte. Conviene pues no llamar al equívoco respecto a las PAS. Las PAS corren el peligro de saturarse física y mentalmente ante la abalancha sensorial que percibe. Por ello debe encontrar su espacio de entrenamiento adaptativo y saber autocuidarse.
Entiendo que un cierto nivel de sufrimiento (que no masoquismo, ni sufrimiento fútil), de esfuerzo o espíritu de sacrificio son necesarios en la cotidianidad de la vida. El sufrimiento y la adversidad son, queramos o no, una parte de la vida. Son esa cruz de la moneda que te hace apreciar mejor la cara de la auténtica felicidad. Así que, cuando venga una tormenta puedes hacer dos cosas: esperar a que escampe o bailar bajo la lluvia. Yo elijo la segunda opción siempre que sea posible y si no, me doy permiso para desahogar los sentimientos.
Hoy día se esconde y se desprecia todo lo que suponga un cierto sufrimiento. El umbral del “dolor psicológico” y la tolerancia al sufrimiento han bajado a límites insospechados. Se ha construido una sociedad que lo evita, que prefiere no verlo, que incluso se atreve a negar su existencia. No hace falta tampoco ser “morboso”, ni sufrir en demasía. Se trata de reconocer el sufrimiento en nuestro camino, integrarlo y darle una salida o sentido. Sólo así daremos valor a los momentos felices y a las diferentes emociones que forman parte de la vida.
Ser sensible no es tan malo como lo pintan…
Una persona sensible no es una persona débil, su personalidad empírica la hace ser enormemente útil para el resto de las personas.
Su comportamiento está basado, por regla general, en la ayuda a los demás
Yo conozco a una Persona con Alta Sensibilidad y puedo decir que es una gran persona. He tenido la enorme suerte de contar con ella en situaciones de gran complejidad emocional. Y su ayuda siempre me ha resultado fundamental.
Gracias por tu hermoso comentario Jose Antonio. Un abrazo.