Estos días ha habido un cierto revuelo mediático, e incluso de oportunismo político, acerca de un tema siempre polémico y que despierta sentimientos encontrados en la opinión pública: la muerte digna. Alrededor de ella revolotean muchos vocablos, algunos de ellos mal empleados o mal definidos en el subconsciente colectivo, pues llevan implícitos pensamientos de carácter bioético que pueden dar lugar a confusión.
En primer lugar está la eutanasia cuyo verdadero significado etimológico significa “Buena Muerte”, una situación que llegada la hora imagino queremos y deseamos todos, aunque sólo sea por sentido común. Sin embargo, el empleo de la palabra tiene un marcado carácter negativo pues conlleva una intencionalidad clara de muerte sobre otra persona y claro está, ser verdugo humano no es algo que nos guste o sea éticamente aceptable aunque sea por “piedad”, ya que se genera un intenso conflicto moral.
En segundo lugar estaría el suicidio asistido, es decir, la facilitación de instrumentos o medicamentos para que el propio interesado pueda dar por si mismo conclusión a su existencia. Aquí la intencionalidad es indirecta, pero el hecho en sí es muy similar a la eutanasia.
En tercer lugar estaría la ortotanasia, situación en la que a un enfermo en estado de enfermedad terminal se le ofrecen todas aquellas medidas de confort disponibles que alivien los síntomas de la agonía, aunque éstas puedan acortar la vida.
Por último estaría el concepto contrapuesto de distanasia, llamado también encarnizamiento, ensañamiento u obstinación terapéutica en la que se emplean todos los medios posibles para prolongar artificialmente la vida a sabiendas de que no hay esperanza de curación o de mejora de la enfermedad de base. Un hecho que desgraciadamente se produce con demasiada frecuencia en los hospitales. Esta situación debería evitarse a toda costa, pues produce mucho dolor y sufrimiento tanto al que lo padece como a todo el entorno socio-familiar.
La distanasia pues, no debería ser admisible, pero existe una clara falta de cultura en Cuidados Paliativos. La mayoría entiende que se “tira la toalla”. Y no, no es así. Hemos sido educados, adoctrinados y entrenados como sanitarios para hacer todo lo posible por salvar la vida de nuestros congéneres. Hacer lo contrario es como ir a contrapelo. Nos duele, nos resulta molesto. Sin embargo, hemos de ser conscientes de nuestra finitud, de que hay un momento en el proceso de la enfermedad terminal en la que debe limitarse el esfuerzo terapéutico y toca ofrecer medidas de confort físico, psíquico, social y espiritual del paciente. Recordemos el axioma de “Curar a veces, aliviar a menudo y consolar siempre“. Así, cuando no podamos curar, aliviemos y cuando ya no podamos si quiera aliviar, consolemos sin abandonar nunca al paciente. La atención en Cuidados Paliativos debe ser un derecho alienable en cualquier paciente, en cualquier lugar y a cualquier edad.
Los Cuidados Paliativos también evolucionan y han mejorado de una forma espectacular y admirable. Su concepto no sólo debe conformarse a enfermos terminales, con importantes enfermedades degenerativas o enfermos crónicos, pues puede incluso tener su papel en la atención aguda de muchas patologías. Su integración en los hospitales debería ser un hecho tan natural como la atención en centros socio-sanitarios o en domicilios, pues todos los enfermos merecen ser cuidados. La compasión es una virtud importante y una habilidad muy necesaria porque representa una actitud que ayuda a mitigar el sufrimiento del otro. Los profesionales que se dedican a Cuidados Paliativos tienen bien desarrolladas estas habilidades.
Hoy en el Día Mundial de los Cuidados Paliativos y que se divulga bajo el lema “Vidas ocultas, pacientes ocultos”, me uno al compromiso para mejorar la atención de las personas en el final de la vida al que se han adherido 70 entidades, entre ellas la AECC y también la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR). Pensemos que la Oncología Radioterápica tiene un papel relevante en la paliación de síntomas de muchos pacientes oncológicos, por lo que su integración con las unidades de Cuidados Paliativos es absolutamente necesaria. Espero así concienciar de la necesidad de olvidarnos de discusiones absurdas, oportunistas y partidistas, para apostar de una forma firme, clara y contundente por un acceso a los Cuidados Paliativos de calidad para todos los ciudadanos.
He aquí la campaña de la World Hospice and Palliative Care Day:
MENSAJES CLAVE:
- Todos importan: Por un mundo con acceso universal a los Cuidados Paliativos para adultos y niños:
- Un 42% de la población mundial no tiene acceso a Cuidados Paliativos y en un 32% llega a un pequeño segmento de la población
- Los Cuidados Paliativos están integrados en 20 de los 234 países en el mundo (8,5%). Al 80% de la población mundial le falta un adecuado acceso a medicación paliativa.
- En 2010 la OMS constató que un 66% de la población paliativa no consumía opiáceos.
- En Cuidados Paliativos nadie debería ser invisible:
- Hay pacientes ocultos con vidas ocultas a los que el acceso a Cuidados Paliativos no se les está reconocido.
- Cada año, alrededor de 20 millones de niños en el mundo se beneficiarían de Cuidados Paliativos.
- Los niños son los grandes olvidados y ocultados.
- Cuidados Paliativos para todos:
- Los Cuidados Paliativos deberían estar al alcance de todas aquellas enfermedades limitantes, sin importar la raza, edad, género, enfermedad, orientación sexual o lugar de residencia.
- Se calcula que un 6% de la población que precisaría Cuidados Paliativos son niños.
Les dejo con el video: Los Cuidados Paliativos en el Cáncer