¿Felices fiestas?

En estas fechas los mensajes de buenos deseos, de alegría y cargados de optimismo se transmiten por doquier. Sin embargo no son días desgraciadamente felices para todos: ausencias que pesan demasiado, enfermedades, problemas o rupturas familiares, etc. No todo el mundo lo vive de la misma forma y hay ya demasiada gente que desea calladamente que todo pase rápido.
La tiranía del optimismo nos lleva a sentirnos tristes y encima culpables por estarlo. No damos lugar a expresar sentimientos encontrados o que no sean “políticamente correctos” y acordes al momento. Quizá sería bueno dejar que estos sentimientos se expresaran, se les diera forma y fluyesen pues de algún modo se liberaría la carga emocional que muchos esconden. Toda vez se le concede un nombre al sentimiento damos cabida a la posibilidad de actuar de un modo terapéutico, al igual que ocurre con el llanto cuando algo nos duele o nos emociona.

Esta circunstancia sucede en muchos pacientes oncológicos durante todo su proceso. Se les repite hasta la saciedad el mantra de “has de ser optimista”, cuando la pertinencia de ese sentimiento en determinadas circunstancias adversas no casa. La tristeza existe, igual que la alegría y ninguno de los dos ha de durar necesariamente para siempre. Cierto es que es mejor estar alegres y ser positivos, pues sin duda hará sentirnos mejor en cualquier adversidad. Pero hemos de dar cabida a otras emociones, atravesarlas sanamente, legitimarlas e iniciar a partir de ahí un camino hacia una salida de ese conflicto emocional.

Me gustaría dedicar este post a esas personas que sienten una triste Navidad por el motivo que sea. Puede ayudar recordar posts de años anteriores como el del documental de Iñaki Peña de Sillas vacías o el relato de Navidad de La presencia de su ausencia. Quiero recordar a todos aquellos que están lejos de su familia por trabajo, rupturas o conflictos varios. A todos ellos quiero mandarles un mensaje de apoyo, de cariño y de esperanza, pues todo pasa y siempre hay luz después de atravesar un túnel por largo que éste nos parezca. Les recomendaría que vivieran la vida en toda su dimensión como nos inspira el siguiente video de David Garret y su interpretación de la canción “Viva la vida” de Coldplay.


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