Morir como Bowie

El pasado 10 de Enero nos sobresaltamos con la noticia inesperada del fallecimiento de David Robert Jones, más conocido por el nombre artístico de David Bowie. Inesperada fue su muerte para el común de los mortales, pero no para él que la llevó muy presente y planificada. Quería estar preparado para morir y despedirse dos días antes coincidiendo con su 69 cumpleaños con un álbum, “Blackstar” transgresor, como él lo era, jugando con alegorías a su propio óbito en la estética y letra de la canción “Lázarus”. 
Ese lanzamiento sirvió para desempolvar viejos trabajos del autor y así observar su evolución artística. Todo ello fue deliberado, pues durante 18 meses convivió con un cáncer de hígado sin manifestarlo públicamente, algo complicado para un personaje de sus características pues logró que su entorno respetara su deseo de no hacer pública su enfermedad. Lo más admirable, ha sido ser capaz de sacar fuerzas para grabar sus videos y cantar haciendo gala de una “buena muerte”. 
Tal es así que el hijo del cantante ha publicado una carta a través de Twitter de un médico británico de Cuidados Paliativos, el Dr Mark Taubert, agradeciéndole a David Bowie el profundo efecto positivo que ha generado su fallecimiento para los enfermos que se encuentran en una situación terminal como la que él padecía. Se ha producido un aprendizaje mediático distinto al que estamos habituados, aprendiendo de un modo significativo y con una visión clara, el acercamiento valiente hacia el final de la propia existencia con los siguientes elementos:
1.- La aceptación de la muerte:
Es posible que Bowie recibiera algún tipo de tratamiento o no. Lo desconocemos. Sea como fuere, en algún momento de su proceso debía conocer la irreversabilidad de su proceso que no era posible controlar, pero optó por elegir el inteligente camino hacia su digna aceptación. Hablar sobre la muerte de una forma natural o planificar el legado que dejas a tus seres queridos es una forma de trascender a ella y descargarse emocionalmente. A juzgar por las imágenes, David Bowie había realizado ese camino de aceptación con suficiente antelación.    
2.- Red de apoyo:
Una cuidada y detallista planificación exigía una red de apoyo importante, no sólo de familiares y amigos, sino también del equipo sanitario que le acompañase, respetando en todo momento los deseos del paciente. Esta red es sumamente importante en el final de tus días, cuando las fuerzas flaquean ya que conlleva una descarga emocional y de adquisición de sentido de vida para los que acceden sin fisuras a cumplir sus deseos. David Bowie habría pensado mucho en ello y encontró a las personas que le condujeron llevarlo a buen puerto.
3.-  Documento de Voluntades Anticipadas:
También conviene tener hecho un documento de Voluntades Anticipadas en el caso de que no tengas en algún momento capacidad para tomar decisiones. En ese documento o dentro de un propio Testamento se pueden expresar los deseos o no, de limitar el esfuerzo terapéutico, de garantizar el uso de tu imagen, tu legado digital y de tus bienes. No es bueno dejarlo para el último momento, conviene hacerlo sosegadamente, pues nunca sabemos cuando la muerte puede venir a visitarnos y buscar todas las manos que puedan ayudarnos a ello.  
4.- Planificación:
Parece que no existen dudas acerca de cómo quiso morir David Bowie, ni de cómo buscó la forma de coordinarlo bien, pues imagino que contaba con personas de su confianza para hacerlo. En relación a la preparación de su legado, parece que él quiso cómo debía darse la noticia de su muerte, cómo se llevarían a cabo sus objetivos y la liberación premeditada de su álbum “Blackstar”, al tiempo que buscó la forma de garantizar su intimidad y concederse un espacio entre los suyos. Posiblemente como cualquier mortal se haría las típicas preguntas trascendentes del momento y se marcaría el objetivo de lograr algo antes de morir. Imagino que en esos 18 meses buscó el modo de reencontrarse con lo genuino e importante para él, así como quería que le recordasen tras su fallecimiento las personas más queridas. 
Por supuesto,  se necesita coraje y dedicación para hacer frente a este reto final de “buena muerte”. Ello nos hace pensar en nuestros valores, en lo que consideramos importante y que ayuda notablemente en la transición hacia la despedida. David Bowie fue un “héroe” de la música y se las arregló para conectarse con el mundo a través de ella con una estética ambigua y rompedora. Trabajó duro para decir adiós definitivamente a través de su simbólica letra y música de “Lázarus” al igual que otro genio, Freddy Mercury hizo con su “The show must go on”(El show debe continuar)
Lo pienso y quizás yo misma desearía morirme como él, saboreando hasta el último minuto de mi vida con lo que más me importa y más quiero. No desearía morir en una fría habitación de hospital rodeada de todo tipo de artilugios y tubos. Deseo contar con unos buenos Cuidados Paliativos y por supuesto una buena y plácida muerte como la suya. 

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2 respuestas a «Morir como Bowie»

  1. La verdad es que me ha emocionado este post. He sido fan (y lo sigo siendo) gran parte de mi vida. Hay épocas y discos que me gustan menos pero el día que saltó la noticia de su fallecimiento y todas las emisoras pusieron su música, me di cuenta que conocía casi todas sus canciones y que cada una estaba relacionada con algo en mi vida.
    Coincido contigo en que Bowie tenía todo preparado y me alegro por él porque a veces las personas no llegan (o no quieren llegar) a dejar todo "atado". Cuando vi por primera vez Lazarus, me imaginaba que Bowie estaba sufriendo alguna enfermedad terminal. Y mira, poco tiempo después …
    Gracias por este post.

  2. Gracias Andreas. Resulta sobrecogedora la planificación de su propia muerte y el mensaje que nos quiso dejar David Bowie. Una persona acepta la muerte cuando acepta la vida que ha llevado y él aceptó que había llevado una vida extraordinaria que pasará a la historia. Un abrazo!!!

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