El pasado sábado 24 de Septiembre tuve la suerte de poder acudir a un evento que por su formato y concepto siempre me había llamado la atención por su creatividad, innovación y el efecto emocional que muchas de sus múltiples conferencias han dado a todo el mundo. Hablo del fenómeno TED con ideas dignas de ser difundidas y que a nivel de evento local se conocen como TEDx. En este caso la ciudad elegida era Valladolid.
Todo empezó en mis vacaciones de Agosto y gracias al “pajarito azul” de Twitter me llegó la noticia de que Gabi Heras del proyecto HUCI iba a dar un taller en TEDxValladolid en Septiembre. En la conversación surgida en ese entorno nos “picamos” unos a otros para ir y sin dudarlo me inscribí. Los TED “talks” siempre me habían llamado la atención, y este TEDx se celebraba relativamente cerca de mi lugar de residencia. Saber que me iba a encontrar caras conocidas fue un aliciente más que me hizo todo mucho más fácil.
Entre las muchas actividades en las que se podía participar, una de ellas fue los talleres interactivos o LABs con ponentes de otras ediciones. En este caso escogí por ilusión, afinidad de ideas y ganas, el titulado “Re-imaginemos la experiencia de la muerte” por Gabi Heras que fue ponente en 2015 con la conferencia “El cuidado de lo invisible”. Entre los participantes había un montón de gente virtualmente conocida en las redes y pertenecientes al ámbito sanitario con los cuales pasamos momentos entrañables, curiosos y divertidos. Verán en estas fotos caras conocidas: Gabi Heras (@HUMANIZALAUCI), Chema Cepeda (@ChemaCepeda), José Carlos Igeño (@Jcarlosigeno), Teresa Pérez (@DUEdevocacion), Ruth Molina (@RuthMoli), Mercedes Fraile (@Vitrubia), Laura Núñez , Luisa María Torres o la presentadora del evento Belén Viloria (@Belen_Viloria)
Hablar de la muerte siempre suena a algo escabroso de lo que no nos gusta hablar o evitamos a toda costa, especialmente en nuestra cultura occidental. Poder hablar de ella de forma abierta, sincera y meditada creo que es un ejercicio cuanto menos liberador. Nuestra educación actual, con nuestros parámetros y nuestra propia formación sanitaria nos obliga a pensar poco en ella, ocultándola, lo cual es un tremendo error. Y lo es porque la muerte es un hecho inevitable e inexorable en algún momento de nuestras vidas, así que lo mejor sería estar preparados para ella.
En el taller surgió el cómo, el cuándo, el dónde y al lado de quién nos gustaría morir. Palabras como sin dolor, sin sufrir, en paz, con las conversaciones pendientes atadas, acompañado, en el mar, en la montaña, en mi casa, en mi cama, de mayor, etc fueron surgiendo en forma de post-its que fuimos escribiendo. Hablamos de la necesidad de formular y dejar escritas nuestras voluntades anticipadas, así como expresar claramente a amigos y familiares nuestros deseos o nombrar a un albacea que se encargue de administrar nuestro legado.
Hace ya algún tiempo se hablaba de “muerte natural” a cualquier muerte sin causa conocida. Ahora ya no hay “muerte natural”, pues todas las muertes están enclavadas en alguna causa. La muerte nos puede pillar de forma inesperada por un accidente, un infarto o de forma más o menos predecible cuando padeces una enfermedad grave y de evolución incontrolable como sucede en algunos cánceres. En estos casos, al menos, existe la posibilidad de prepararse, de pensar en el legado que dejamos y de intentar dejar el mundo mejor que nos lo encontramos. El proceso de una muerte así es mejor llevada y proporciona paz al que se va porque ha completado sus asuntos pendientes y ello contribuye a dar menos sufrimiento a los que se quedan.
Tras el taller se nos habló de la iniciativa de la artista Candy Chang. Ella eligió un espacio en Nueva Orleans, en el tapiado de una casa abandonada que convirtió en una enorme pizarra. En esa pizarra se invitaba a escribir los deseos bajo el título “Before I die…” (Antes de morir…) como modo de encontrar un sentido a la vida y dejar que las voces anónimas sean escuchadas. De esta idea se creó en el salón de encuentro del Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA) una réplica de esa mítica pizarra, invitándonos con un simple trozo de tiza a expresar ese deseo personal y plasmarlo. La instalación original duró desde Febrero a Octubre de 2011 tras la adquisición del inmueble. Sin embargo, tras su desaparición nacieron y se multiplicaron por todo el mundo esa misma pizarra combinando así arte y conciencia social. Se ha logrado escribir en 15 idiomas e instalado en más de 40 países.
Visto así es sencillo quedar atrapados en nuestro día a día y olvidarnos de lo realmente importante. Cada vez que en nuestras vidas desaparece alguien que verdaderamente tiene un significado en nuestra biografía nos enfrentamos a nuestra propia trascendencia y nos formulamos esa pregunta ¿qué haría yo antes de morir? Muchas de las respuestas escritas en ese muro posiblemente nos hagan pensar, otras sonreír y otras reírnos a carcajada limpia. De cualquier forma nos recuerda que todos necesitamos de un modo u otro dar significado a nuestra existencia. Como dice Enric Benito: “Morirse bien es de vital importancia”.
Les dejo con el video “La dama y la muerte” que invita a una interesante reflexión