En la piel del paciente 5/5 (10)

La Medicina actual ha sufrido una gran transformación. Los avances tecnológicos, el auge de la evidencia científica y la superespecialización médica nos han llevado a unos niveles, en términos de esperanza de vida, impensables hace tan sólo unas décadas.  Por contra, parece que todo ello no ha recibido la misma y deseable evolución desde el punto de vista humano. Sin darnos cuenta hemos despersonalizado tanto al médico como al paciente. Ponerse en la piel del paciente empieza convertirse en un ejercicio muy recomendable.

El Dr Salvador Esquena ha tratado de poner negro sobre blanco a esta problemática analizando concienzuda y honestamente a la profesión, a través de un libro de recomendable lectura titulado “En la piel del paciente”. Leyendo las páginas escritas por este urooncólogo podemos identificar perfectamente los perfiles de muchos de nosotros. No se trata de echar piedras sobre nuestro tejado. Se trata de hacer un ejercicio necesario de autocrítica para poder avanzar. Un punto de partida donde se reconocen nuestras debilidades y fortalezas para ser capaces de hacerlo, si cabe, mejor.

Según el propio autor, el libro está dirigido a los pacientes porque los médicos ya conocemos de sobra cómo somos, siendo éste un tema de conversación habitual alrededor de un café. Sin embargo, pienso que sería bueno que los propios profesionales nos viéramos frente al espejo, dejáramos de lado la autocomplacencia y entendiéramos que deberíamos cambiar el cariz que por desgracia toma nuestra noble profesión. Reconoceremos así al médico deshumanizado, al médico sin ética, al médico quemado, al médico psudocientífico, al médico narcisista y al médico enfermo. Esquena disecciona tomando la pluma cual bisturí cada uno de estos supuestos, abordando con claridad las razones que nos han conducido a muchas de estas situaciones.

La tecnología y la burocracia parecen haber contrubuido en gran parte a la deshumanización; la falta de ética es debida a una falta de transparencia de los conflictos de intereses existentes; el desgaste profesional al maltrato institucional, la remuneración inadecuada respecto al grado de responsabilidad, la gran presión asistencial o al exceso de competitividad imperante; la pseudociencia y el narcisismo a esa necesidad de obtener prestigio a cualquier precio o creer que somos algo así como semidioses y el médico enfermo como una forma peculiar y compleja de ser y comportarse como enfermo.

A los estudiantes de Medicina se nos escoge por un “curriculum vitae” brillante durante el bachiller, no por cualidades o habilidades intrínsecas y humanas como la empatía, las habilidades de comunicación o la actitud compasiva. En nuestra defensa diré que la mayoría de nosotros llevamos esas habilidades de serie y somos personas vocacionales; pero tanto en nuestra vida académica, como después en nuestra vida profesional esas habilidades no son entrenadas, trabajadas o reforzadas. A ello hay que sumar que el sistema sanitario busca más la competitividad o el prestigio personal-profesional que la capacidad de trabajo en equipo y de “aquellos polvos, estos lodos”.

El equilibrio entre las competencias técnicas y las humanas es tremendamente importante en el ejercicio de la Medicina. No sólo hay que ser un buen médico, hay que ser un médico bueno. Descuidar reiteradamente el lado H con mayúsculas nos conduce a un estrepitoso fracaso como personas. Reivindicarlo, recuperarlo o dar más relevancia si cabe al humanismo se convierte en algo justo y necesario porque es la verdadera esencia de nuestro bonito trabajo.

Pensemos que el día que las máquinas, gracias a la inteligencia artificial, puedan incluso ayudar a tomar las complejas decisiones médicas basados en la computación de grandes datos o puedan hacer muchas de las actividades actualmente tediosas, posiblemente se necesite más que nunca la mirada, la escucha activa o la mano tendida y afectuosa de ese médico que todos soñábamos ser.  Eso no nos lo arrebatará nada, ni nadie.

“Llegará un día en que nuestros hijos, llenos de asombro, contemplarán estos días extraños, en los que la honestidad más simple era calificada de coraje”

(Yevgueni Evtuchenko).

Les dejo con un video del Dr Salvador Esquena (en catalán) comentando extractos de su libro.

https://www.youtube.com/watch?v=R7EHyFsz0GA

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2 respuestas a «En la piel del paciente»

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