Querido MM:
Cuando te llegue esta carta me habré ya bebido de un trago la pena que me invade. Habré enjugado ya mis lágrimas. Habré encontrado el valor para escribirte y decirte lo mucho que te quiero. Lo mucho que todos te queremos.
Hoy se han agolpado con rabia recuerdos inauditos en mi mente: de mi infancia, de mi adolescencia (si es que alguna vez la hubo), de mi juventud y de hace apenas unos meses. Nunca podré agradecerte lo suficiente todos los buenos momentos regalados y tejidos a conciencia: el sonido y el convulso movimiento que acompañaba a tu carcajada, tus charlas paseando por la marina, tu sempiterna y sincera generosidad cotidiana, tus cánticos mañaneros, los villancicos al son de pandereta tocada con arte, los huevos de chocolate comprados a escondidas para mis hijas, los mensajes y chistes que me mandabas por Whatsapp… tu tierna y guardada melancolía. Me cuesta imaginar que ya te has ido.
Hace ya unos años esas dos iniciales MM, acrónimo de su nombre y el tuyo, acudieron sin el más mínimo sonrojo a tu piel como para tatuarte a fuego y recordarte lo frágil que puede llegar a ser la vida. Tu corazón latió hasta decir basta ayer noche. No cabía tanto corazón cansado en un mismo pecho. Un corazón que deseaba portar los colores de tu equipo de fútbol hasta el infinito y más allá. Te has ido. Como querías. Como siempre habías deseado. Sin ruido, sin dar guerra, sin molestar. A ser posible con los deseos cumplidos y los deberes ya hechos.
Puedo decir con orgullo que te he querido y te quiero como se quiere a un padre porque el cariño es así y no entiende de parentescos. Me sentí tratada como alguien genuinamente tuyo y con mis hijas fuiste ese abuelo bondadoso y paciente al que aspirábamos tener en compañía siempre. Te voy a echar de menos…
Esta mañana me he levantado pensando en ti y en los tuyos mientras escudriñaba cómo te hubiera gustado despedirte. He comprado dos huevos de chocolate, se los he dado a mis niñas y les he dicho que me habías encargado desde el cielo entregárselos. Tu invisibilidad no tiene por qué borrar ese bonito gesto que te representaba.
Guardo con celo tu recuerdo, tu ejemplo de paciencia, de saber ser y estar para que tu ausencia me pese menos y cada tierno momento me sepa a ti.
Como siempre, emocionante mente humana. Gracias.
Gracias también como siempre Alfonso. Un abrazo!!!
Hace poco leí que cuando perdemos un ser querido ( familiar, amigo,compañero..) se nos queda un hueco en el alma que nunca nadie podrá llenar !
Com el tiempo ese dolor se va tapando com las maravillosas memorias de los buenos tempos compartidos.
Pero siempre tendremos momentos de inmensa nostalgia, de saudades de esa persona y desearíamos tanto poder abrazarla sólo una vez más, para decir en un segundo lo mucho que la amamos y necesitamos.
Y si cerramos los ojos, la sentimos casi presente, tangible en una inmensidad de susurros al alma !.
Necesito creer en el rencuentro y en la eternidade..
Gracias Virginia por se tan especial 🙂
Gracias Maria Paula por tu cariñoso y entrañable comentario. Un abrazo muy fuerte para ti y toda tu familia!!
Oh! Me he encontrado con tu blog y me he topado con este precioso escrito. Me he emocionado mucho. Hace tres años que yo perdí a mi madre … y no pasa un día que no la recuerde. Disculpa mi intrusión pues no nos conocemos pero no he podido evitar emocionarme. Gracias.
Muchísimas gracias Ana por compartir tu experiencia y emoción. Un placer tenerte como lectora en este blog. Un abrazo!!
Preciosa y emotiva carta, se me han puesto los pelos de punta. Mi madre se fué hace ya 23 años, y aunque el dolor disminuye la ausencia se hace mayor, era mi mejor amiga y mi hija solo tenía solo 5 años cuando se fué, siempre nos parece que no les dijimos todo, que no hicimos todo por ellos, pero con el paso del tiempo te das cuenta que eso es imposible por que si la has dicho que la quieres 10 veces piensas que deberían haber sido 1000 pero si lo has dicho 1000 veces crees que deberían haber sido 5000, cuando se van todo nos parece poco.
Con el tiempo prevalecen los recuerdos alegres y en las conversaciones que tenemos sobre ellos se incluyen las risas, los momentos amargos se van olvidando por suerte.
Mucha fuerza y ánimo para todas las personas que han perdido a un ser querido.
Un beso.
Gracias por tus bonitas palabras. Como ves todos podemos estar a un lado u otro de la enfermedad y lo que cambia la perspectiva ¿verdad? Saludos