Querido F:
Te escribo en plena canícula, diez años sin ti. Me encantaría decirte que todo está bien aquí abajo y que la felicidad inunda nuestras vidas. Me temo que faltaría a la verdad por un lado y por otro, no resulta fácil exponer aquí emociones difíciles de gestionar.
Caigo en la cuenta con los años que la felicidad no es recoger sólo momentos bonitos, sino que es entender y acoger la complejidad y los claroscuros de la vida. Solo así seremos capaces de reconciliarnos con esta aventura que supone seguir, paso a paso, nuestro particular camino.
Encajar tu pérdida no ha sido una tarea fácil y he tratado de darle un sentido a través de este altavoz. De este modo he confiado en poder ayudar a personas que, como tú en su momento, deseaban respuestas a la empecinada cotidianidad de convivir con un cáncer. En ese camino sigo. Mi deseo está en hacerlo maridando ciencia y conciencia. Siento decir que esta última anda un poco coja en estos convulsos tiempos.
He de decirte que en estos diez años los tratamientos oncológicos han mejorado en todas las disciplinas. Hay avances que han transformado la historia natural de esta enfermedad y nos llenan el camino de esperanza. Al mismo tiempo hay enormes desafíos que desentrañar y éstos nos impulsan a seguir trabajando.
Diez años sin ti. Puedes imaginar la cantidad de historias que los que estamos aquí abajo podríamos contarte. Algunas de ellas serían dolorosas, otras divertidas o épicas y también las habría difíciles de creer. Sería maravilloso podértelas contar en persona y empaparme de esas emociones compartidas. Por suerte nuestra mente humana nos permite adentrarnos en esa fantasía, sonreír y recordarte. Por lo pronto, te deseo lo mejor allá donde estés y que nos envíes toda esa fuerza que tu memoria nos da.
Qué bonito! Sin palabras todo lo que supongo expresan!
Muchas gracias Gloria. Un saludo.