Corría un febril sábado noche de Septiembre tras un TEDxValladolid. Un grupo de intrépidos compañeros que habíamos asistido a un taller impartido por Gabi Heras titulado “Re-imaginemos la experiencia de la muerte” y a las charlas TED de ese día quedamos para cenar. Tras una agradable tertulia alrededor de la mesa nos despedimos, y Gabi Heras me habló de la posibilidad de participar en las próximas Jornadas de Humanización de la Sanidad impulsadas por el equipo del Proyecto HUCI. Acepté de buena gana y quedamos en concretar más adelante.
Humanizar el cáncer
El pasado día 18 de Noviembre tuve la suerte de ser invitada por la Fundación Grupo de Investigación sobre Actividad Física y Salud, GIAFyS en Miranda de Ebro para dar una charla sobre Humanizar el Cáncer. El tema generó cierta expectación en los medios de comunicación pues daba la sensación que la humanización de la Medicina debería ser algo intrínseco a la profesión y de lo que no haría falta ni siquiera hablar.
Humanizar la asistencia sanitaria no es una cuestión postureo, ni una invención personal, ni una forma de maquillar las existentes carencias o los recortes en inversiones sanitarias. Es más bien la práctica de un activismo en favor de una forma vocacional, hipocrática, bioética y leal de ver la Medicina. De hecho creo que la Medicina es inherentemente humana, pero probablemente el propio sistema sanitario en su evolución ha generado paradójicamente una serie de rutinas de despersonalización y deshumanización que conviene analizar, corregir y desterrar. Hemos pues de “Re-humanizar”.
La Oncología ha demostrado en su curso evolutivo de estos últimos veinte años una serie de avances clínicos notables. La Quimioterapia es ajustada de forma exquisita a cada paciente no sólo en función de su superficie corporal, sino de la función renal o hepática, edad, tolerabilidad, etc. Cada vez se consiguen combinaciones mejor toleradas. Los tratamientos de soporte para sobrellevar esas quimioterapias han avanzado notablemente y su combinación con otros tratamientos ha aumentado la eficacia terapéutica. En el campo de la Cirugía, cada vez se realizan cirugías menos mutilantes, más funcionales y que dejan menos secuelas. Además han irrumpido técnicas de laparoscopia o robótica que han facilitado en algunos casos la labor del cirujano. Las cirugía oncoplástica y las reconstructiva también ha mejorado. En Oncología Radioterápica se ha mejorado la capacidad de amoldarnos más al tumor del órgano u órganos donde se encuentra alojado a través de técnicas de intensidad modulada (IMRT) e imagen guiada (IGRT). La radiocirugía craneal y extracraneal (SBRT) ya son una realidad irrefutable, al igual que técnicas avanzadas de braquiterapia. Otros tratamientos como la inmunoterapia o la hipertermia permiten un campo de desarrollo personalizado en el tratamiento del cáncer.
Podemos así felicitarnos por los logros conseguidos y por percibir que cerca del 60% de los pacientes son supervivientes de cáncer. En algunos casos no se consigue curar la enfermedad, pero si se puede cronificar. Todo parece indicar que hay buenas noticias, pero…no es suficiente.
En el largo peregrinar del paciente desde el momento diagnóstico hasta el final nos encontramos con lagunas no resueltas desde el punto de vista humano: falta de atención psicológica de cabecera, listas de espera, gestión poco racional de las citas, duplicidades, ausencia de un navegador de atención sanitaria o médico referente, descoordinación entre Atención Primaria y Especializada o entre distintas disciplinas médicas, falta de alfabetización sobre el funcionamiento del sistema sanitario, educación para la salud y en el autocuidado, salas frías o poco amigables, desinformación o infointoxicación, actitudes médicas excesivamente paternalistas, conductas defensivas de los sanitarios, saturación de los servicios médicos, desmotivación, “burn out” y despersonalización del personal sanitario, y así un largo etcétera.
La Humanización del Cáncer debe verse desde la óptica de los distintos actores que intervienen en el proceso, pacientes y profesionales sanitarios. En consecuencia se han de buscar soluciones que logren un acercamiento y un bienestar tanto de unos como de otros, aunque el centro o el foco vaya dirigido, como no podría ser de otra manera, al paciente.
En consecuencia debemos dignificar más nuestro trabajo y darle el valor añadido de nuestro propio “tacto” (Touch en inglés) o calidez humana e integrarla al necesario trabajo en equipo (Team), a la tecnología (Tech) como herramientas que lejos de deshumanizarnos pueden acercarnos, humanizarnos y hacer nuestra vida más sencilla junto, por supuesto, los tratamientos médicos (Treat). Utilicemos adecuadamente esa tecnología de última generación, intrínseca, intransferible y que llevamos todos de serie desde que nacemos: la tecnología humana. Fotografía tomada de la audiencia que participó en la charla con el gesto promovido por la campaña de humanización sanitaria #benditalocura #humaniza
H-Oncología
Oncología debería escribirse con H. No, no piensen que me he vuelto loca, ni que deseo hacer un quiebro a la actual maltrecha ortografía. Añadir esa H de Humanismo al vocablo supone hacer la Oncología más cercana al paciente y darle identidad, algo así como un sello añadido de calidad humana.
Antes de morir…
El pasado sábado 24 de Septiembre tuve la suerte de poder acudir a un evento que por su formato y concepto siempre me había llamado la atención por su creatividad, innovación y el efecto emocional que muchas de sus múltiples conferencias han dado a todo el mundo. Hablo del fenómeno TED con ideas dignas de ser difundidas y que a nivel de evento local se conocen como TEDx. En este caso la ciudad elegida era Valladolid.
El relato del cáncer desde la experiencia del paciente
Me atrevo a hacer una reflexión personal sobre el asunto, tras escuchar el relato de su enfermedad a tres mujeres que tuvo lugar en la Galería del Hospital Universitario de Burgos el pasado 27 de Abril a iniciativa de Burgos Vital una plataforma que pretende crear un foro que sirva de conciencia de nuestro entorno acerca de la salud, el bienestar y calidad de vida, difundiendo los problemas sociales y sanitarios, contribuyendo así a la promoción de la salud en la sociedad burgalesa.
En la grabación que van a poder ver al final de este post verán tres testimonios de tres mujeres: María Dios, Esther Cámara y Lou Matilla. María habla de su cáncer de mama reposadamente, con una sonrisa, relatando lo que le pasó hace ya unos diciocho años, con sus cicatrices, sus adversidades y cómo logró poco a poco superarlas para a su vez ayudar a otras mujeres que actualmente pasan por lo mismo. Esther habla de lo que supone el diagnóstico y periplo de una enfermedad rara, un pénfigo penfigoide el sentirse huérfana de cualquier tratamiento y de cómo, contra todo pronóstico, consiguió salir adelante e incluso fundar una asociación de pacientes. Finalmente, Lou habla en presente de indicativo, pues se encuentra todavía en tratamiento activo de un cáncer de mama a una edad temprana. Habla también y de una forma francamente emotiva de su experiencia como acompañante del cáncer renal de su marido.
Los tres testimonios ponen sobre la mesa las dificultades que van encontrando a su paso. La palabra cáncer curiosamente está ausente en el vocabulario inicial del médico que le da la noticia. Echan de menos que se nombre a las cosas por su nombre, porque ocultándolo no favorecemos su normalización. Los primeros gestos y las palabras son recordadas a fuego por las protagonistas: carcinoma o proceso maligno. Ambos aún siendo sinónimos no son interpretados con la misma claridad que la palabra cáncer. Primera reflexión: debemos hablar sin miedo del cáncer.
Una segunda cuestión es el apoyo psicológico. Reclaman, al igual que se hace en la intervención de catástrofes o accidentes con numerosas víctimas, la presencia de un psicólogo que les atienda y acompañe en el momento diagnóstico y no tengan que acudir voluntariamente a él a través de una tarjeta donde pone “Primer impacto”. El profesional que da la noticia tiene muchas veces que ejercer esa función. El sistema sanitario no dispone de psicooncólogos en la consulta médica y le derivan a la AECC que suple esa función. Una atención a “pie de consulta” serviría para cribar la necesidad o no de ese apoyo y hacer un seguimiento, especialmente entre la población masculina, reacia a acudir voluntariamente a este tipo de servicio. Tampoco estaría de más tener un psicooncólogo que ayudara a comunicar malas noticias o vigilara la salud psicológica de los profesionales sanitarios. Segunda reflexión: falta apoyo psicológico a un lado y otro de la consulta.
La tercera cuestión que se expone sobre la mesa son las esperas. Y no me refiero a las habituales esperas en las salas previas a la consulta. Las esperas para el diagnóstico y para acceder a los tratamientos. Un mes puede resultar eterno para un paciente que ya sabe que tiene un cáncer. La angustia que se le provoca en ese tránsito es inmensa. El puzzle sanitario se desencaja y el flujo de procesos burocráticos y también no burocráticos es a todas luces lento e ineficiente. Deberían imponerse unidades funcionales de gestión por patologías con consultas de alta resolución, con unos plazos de tiempo máximos y coherentes para los pacientes oncológicos. Tercera reflexión: falta coordinación y atención más temprana del paciente oncológico como norma prioritaria.
Por último, se pone sobre el tapete la falta de información y la necesidad de buscar fuentes de información aunque sea a través de Google. El paciente necesita información, sin excesos, pero clara y concisa. Desea tener una hoja de ruta que no obtiene, pues a medida que pasa por el proceso diagnóstico-terapéutico le explican las cosas en pequeños capítulos que el paciente trata de enlazar como buenamente sabe y puede. Necesita una figura que les acompañe, que les guíe, que les asesore y les ofrezca apoyo. A mi corto entender, un navegador en salud (Health Navigator) podría ser una solución, como ya he mencionado en otras ocasiones. Ayudaría al paciente a no perderse en el tratamiento multidisciplinar, le ayudaría a configurar una agenda personal de citas y pruebas, le resolvería pequeñas dudas sobre los pasos a seguir, le reforzaría positivamente y le serviría de puente entre el paciente y cada especialista. Sin duda le haría más liviano el camino. Cuarta reflexión: debemos hacer un esfuerzo a la hora de comunicarnos con los pacientes y sería bueno establecer una figura integradora que esté acompañando al paciente.
Les dejo con el video. Les advierto que dura alrededor de una hora, pero merece la pena visionarlo y escucharlo. Les ayudará a entender mejor todo lo escrito en este post. A mi me encantó y espero que sea de su agrado.