La radioterapia se emplea ya en casi un 50% de los tumores y su implantación irá en aumento en el futuro (pincha aquí para tener el enlace a las estimaciones basadas en la evidencia), además su avance tecnológico ha sido exponencial en los últimos años. La Oncología Radioterápica es una especialidad médica con una gran dependencia tecnológica. Se estima que un 12% de los equipos que están ahora funcionando superan los 15 años de antigüedad, lo que hace necesaria su sustitución por otros más recientes. Urge la necesidad de crear una normativa nacional que fije unas directrices acerca del tiempo máximo en que deben estar en funcionamiento los aceleradores lineales y que sea de obligado cumplimiento por todas las Comunidades Autónomas.
La cifra de los aceleradores lineales de electrones que requieren una retirada relativamente temprana (los que superan los 10 años de edad, pero no han pasado los 15) es elevada y llega ya en torno al 30% de los equipos, porcentaje similar al de los equipos en mejores condiciones, aquellos puestos en marcha hace menos de cinco años. El proceso de renovación de equipos es largo, conlleva hacer un concurso, seleccionar un proveedor e instalar los equipos, lo que tarda por regla general unos dos años. La crisis económica por la que está todavía atravesando nuestro país puede incluso retrasar todo este costoso proceso.
Una buena forma de desbloquear esta situación sería, por supuesto, hacer una política sanitaria menos cortoplacista, con vistas a las previsiones de las necesidades de radioterapia descritas en la literatura y con una correcta renovación de los equipos. Se trataría de establecer unas Compras Basadas en la Evidencia como propone el modelo británico del NHS en Europa. Con este punto de partida se tendrían en cuenta multitud de variables a parte del número de años de los equipos: características técnicas intrínsecas de los aceleradores, tipo de tratamientos a aplicar, número total de horas de tratamiento de los equipos, número de unidades de monitor disparadas (esto puede ser un índice según los radiofísicos similar al cuentakilómetros de un coche, pues valora no sólo los disparos realizados en los tratamientos, sino también los realizados en los aceleradores lineales en todas las medidas de calibración adoptadas en cada unidad de tratamiento), podría sumarse la valoración de los propios enfermos, etc. Posiblemente SEOR y SEFM (Sociedad Española de Física Médica) deben ir de la mano para elaborar este ambicioso pero necesario plan nacional de compra y reposición de equipos, rompiendo así con la actual inercia de dejar que suceda la obsolescencia no programada de los aceleradores lineales. Esta situación nos lleva a los especialistas a temporadas de un cierto ostracismo profesional hasta que de golpe y porrazo se produce la ansiada renovación. A veces, se tiene la sensación de ir avanzando a trompicones, en lugar de una forma lineal y progresiva como nos sucede en nuestra vida diaria cuando reponemos nuestros móviles u ordenadores.
Hemos de ser conscientes y transmitir a nuestros pacientes que la Radioterapia juega un papel importante en la curación del cáncer, pero que necesitamos el apoyo de todos: profesionales, asociaciones de pacientes e instituciones. Debemos defender por tanto una mejora en las condiciones actuales en las que se encuentra la especialidad con visión de futuro y caminar sinérgicamente en ese sentido.
Los recientes avances tecnológicos en nuestra especialidad están ayudando y mucho a minimizar los efectos secundarios, mejorando la precisión, seguridad y eficacia de este tipo de tratamientos. La investigación en nuestro campo debe ser también un tema prioritario que en nuestro país está aún por explotar y que tiene un potencial extraordinario (pincha aquí para comprobarlo). Convendría echar un vistazo al Cancer Research UK para ver los logros obtenidos en el Reino Unido con una política de innovación en radioterapia que está dando ya sus frutos, con una inversión económica muy razonable.
La conciencia pública de los beneficios de la radioterapia aún está lejos de ser bien conocida. Supone un verdadero reto para los oncólogos radioterapeutas. Tenemos que alzar nuestras voces, darnos a conocer y transmitir la máxima confianza a los enfermos que desean cada día estar mejor informados y saber qué es lo que hacemos. Yo invito a todos mis compañeros a hacer ese ejercicio por nuestro presente y por nuestro futuro.
Quiero agradecer la información facilitada por mis compañeros radiofísicos, especialmente a Diego Jurado del ICO Girona, a Manuel Vilches del IMOMA en Asturias y a Fernando Caudepón del Hospital Universitario de Burgos.
Les dejo con este video de la plataforma e-Cancer en la que el Dr. Alfredo Ramos hace un análisis de la Oncología Radioterápica actual.