Carta a Albert Jovell

Querido Albert:

Nos sentimos con tu marcha desde el pasado 26 de Noviembre un poco huérfanos. Se dice que tu pérdida es irreparable desde el Foro de Pacientes que tú presidías. Las redes sociales, los blogs y los medios de comunicación se han hecho eco de la triste noticia y desde muchos lugares de nuestra geografía se lamenta que ya no te encuentres entre nosotros.

Han sido doce e intensos años de lucha contra un timoma, un tumor muy infrecuente. Pero en lugar de encerrarte y llorar tu pena, decidiste no lamerte las heridas y aprovecharlas con esa doble condición de médico y enfermo. Tomando ese testigo que la vida te puso en su camino, emprendiste una carrera a favor del que sufre, del que padece, del enfermo. Lo empoderaste y le pusiste en el sitio que se merece. Cogiste la empinada vertical imperante de la medicina actual y la inclinaste en sentido horizontal, acercando esa posición que entre el médico y el enfermo. Una posición que aprendiste y te impregnó a fuego lento tu padre, un médico sencillo, humanista, de esos que se sientan en una silla a la cabecera de la cama del paciente, le mira a los ojos, le escucha con atención, le toca y sabe cuándo cogerle la mano. Esa imagen auténtica quedó grabada para siempre en tu cerebro, de tal forma que cuando tú te inicias como médico observas con desilusión que el rol médico que tanto admirabas y por el que habías elegido estudiar Medicina estaba desapareciendo.

Buscaste entonces ampliar horizontes y cambiar de perpectiva estudiando Sociología. Desembarcaste en la prestigiosa Universidad de Harvard donde te doctoraste en Salud Pública. Y volviste del otro lado del Atlántico para estar junto a tu padre enfermo de un cáncer, ese maestro con el que te sentías tan identificado y del que siempre hablabas con orgullo, admiración y profundo respeto.

Luego la vida te puso a prueba, esta vez en primera persona, joven, con una familia y en medio de una actividad académica incesante y brillante. Emprendiste una bonita cruzada enarbolando tu enfermedad como una bandera, como un valor, no como un estigma o una pena. Tu determinación y coraje han sido dignas de admiración. Tus palabras, tus reflexiones y tu posición como médico-enfermo te hacen grande, te ennoblecen. Nos dejas un buen legado en forma de artículos, noticias y libros.

Sólo espero Albert que esa semilla que ha nacido crezca y fructifique en forma de ese bello término por ti empleado de “Medicina Basada en la Afectividad”. Gracias por tus sabias enseñanzas que abren camino a muchos de nosotros que esperamos estar a la altura de esa buena Medicina.

Por favor, valora el artículo

Cineterapia oncológica: La teta que os falta (España, César Ríos Aguilar 2012)

Carla es una joven mujer que ha superado una mastectomía por un cáncer de mama. Durante una cena especial de despedida con un grupo de amigos, los comensales se separan por sexos siendo inevitables las conversaciones paralelas de hombres y mujeres. Surgen espontáneamente temas de conversación cotidianos que ahora le afectan a Carla de una forma distinta por las circunstancias que les ha tocado vivir.

Carla prefiere sobrellevar sus cambios psíquicos y físicos con bastante discreción e intenta comportarse de igual forma a como era antes de la operación. En el cortometraje pueden verse muchos mitos y realidades, tabúes escondidos, grandezas y miserias humanas. Al final hay un pequeño show-espectáculo en el que ocurre algo inesperado. A partir de ese momento Carla renace, saca su yo más auténtico y femenino. Cogerá las riendas tomando cartas en el asunto. El título muy sugerente: La teta que os falta, nos invita a reflexionar sobre si la feminidad reside o no en ese lugar de la anatomía de la mujer.

Este cortometraje pretende ser un humilde homenaje a todos las mujeres que un día recibieron, por sorpresa, sumidas en una fuerte conmoción, el diagnóstico de un cáncer de mama y han tenido que ser sometidas a una mastectomía. Va dirigido a todas las mujeres que han sufrido y han tenido que superar las barreras físicas y psicológicas que conlleva esta enfermedad.

Por favor, valora el artículo

Acción de Gracias

Me van a permitir que hoy aparque un poco al cáncer como tema central y hable de un día como hoy y señalado aunque sea en otro continente. El cuarto jueves del mes de Noviembre se celebra en Estados Unidos (y también en Canadá) el conocido Día de Acción de Gracias o “Thanksgiving Day”. Esta fecha conmemora una tradición nacional que reúne a familias y amigos para compartir, dar gracias y disfrutar de comidas típicas de esta fiesta, como el pavo relleno y asado acompañado de salsa de arándanos, los boniatos, los frutos secos  y el pastel de calabaza.
La historia cuenta que el primer Día de Acción de Gracias en Estados Unidos fue una celebración de tres días en la Colonia de Plymouth (hoy parte del estado de Massachusetts) allá por el año 1621. Los colonos que habían llegado el año anterior pasaron hambre durante el invierno de 1620–1621 no teniendo suficientes víveres. En la primavera, los indígenas de la zona enseñaron a los colonos a sembrar maíz y otros cultivos, además de cazar y pescar. En el otoño de 1621 los colonos obtuvieron excelentes cosechas y en agradecimiento, invitaron a los indígenas a compartir un banquete.
El festejo de esta histórica cosecha se convirtió en una actividad habitual. El Día de Acción de Gracias se realizaba en diversas fechas hasta el año 1863, cuando el presidente Abraham Lincoln instituyó el último jueves de Noviembre como la fiesta nacional del Día de Acción de Gracias. Más adelante en 1941, el presidente Franklin Roosevelt aprobó una ley que estableció definitivamente como fecha oficial de dicha festividad el cuarto jueves del mes de Noviembre.
En el mes de Noviembre del año 2000 tuve la gran suerte de celebrar esta singular festividad y tan cinematografiada, en mi breve, pero intensa, estancia en Nueva York. Para mi fue un honor que el Dr. Joachim Yahalom me invitara a su apartamento a compartir cena de Acción de Gracias con su familia y amigos. En la mesa se encontraban las viandas típicas que he comentado junto a otras de origen hebreo, cuyos gustos en lo que a dieta mediterránea se refiere, tiene grandes semejanzas con nuestra cultura española. Pasé una magnífica noche charlando distendidamente con este gigante de mi especialidad en el MSKCC y reconocido experto mundial en linfomas. Tuve entonces la oportunidad de conocerle tanto a nivel profesional y personal y resultó una experiencia inolvidable. Tras la cena fuimos invitados por su hija a conocer el ambiente de fiesta que se respiraba por las calles de Manhattan. Un mundo rico con sus contrastes, con todo tipo de avances médicos y vanguardista.
Como contrapunto a esta historia, el pasado martes escuché en la plataforma #tekuidamos una charla titulada “Lo que se comparte, crece” de la mano del Dr Vicente Baos (@vbaosv) mostrándonos imágenes de sus viajes a África ecuatorial como médico de familia. Este médico humanista y bloguero nos mostró imágenes e historias que no pueden dejar indiferente a nadie sobre una realidad que viven muchos hombres, mujeres y niños en ese llamado tercer mundo. No somos conscientes de la fortuna caprichosa que tenemos por el simple hecho de haber nacido en el primer mundo con la mayor parte de necesidades médicas (y otras muchas) cubiertas. A pesar de nuestros pesares y de la crisis económica enquistada y todas las dificultades que nos puedan ocurrir no son nada comparable con la situación de la nada más absoluta y de la lucha por una supervivencia genuinamente primitiva. Ciertamente fue una velada para reflexionar, para admirar la generosidad y el trabajo desinteresado de este compañero. Para quitarse el sombrero y dar las gracias a la vida….que nos ha dado tanto….

Un solo mundo y dos realidades contrapuestas que no se deben olvidar

¡¡¡Gracias!!!

Les dejo con el video colofón de esa charla “Fiesta en Kuwonku”. Un canto a la alegría.

Por favor, valora el artículo

La paternidad delegada

Ernesto entró por la puerta de mi consulta con la cara desencajada y triste. Se le notaba muy preocupado en esa primera visita. Le habían diagnosticado un cáncer de próstata, en principio localizado y con signos de buen pronóstico. Le expliqué, como hago habitualmente en estos casos, en qué consistía el tratamiento y lo que podía notar con él.  Sin embargo y a pesar de mis intentos por transmitirle que todo iba a ir bien, él parecía con la cabeza en otra parte, ausente, bloqueado, sin acabar de entender lo que yo le estaba contando.
Caí entonces en la cuenta de que sus ojos brillaban, como a punto de echar a llorar, conteniéndose. Le pedí que me contara qué le preocupaba tanto. Y lo hizo. Ha sido una de las historias más conmovedoras que he vivido. Ernesto había perdido a su único hijo y a su nuera en un accidente de tráfico. También viajaba en ese coche su nieta que logró salvar la vida y salir hacia delante gracias en gran parte al cariño y fortaleza de este abuelo coraje que aparcó su dolor para estar con ella. Con sus ojos aún brillantes me dijo: “Doctora, he de vivir lo suficiente para que mi nieta salga adelante, al menos hasta que pueda valerse por sí misma. No quiero abandonarla después de todo lo que ha pasado. Necesito vivir por ella”. Su nieta de 15 años era ya su única familia y él se había convertido en su re-padre. Comprendí entonces que sus ganas de seguir adelante eran muy grandes. La palabra “cáncer” le pesaba, sin embargo, como una losa.
Inició el tratamiento sin demasiados contratiempos. La historia acabó bien y nos vimos en varias consultas ya más calmado y animado. Me lo encontré un día en una librería del brazo de su nieta. Ese día viví una de esas escenas que me gusta congelar en mi mente emocional. Son esas pequeñas cosas que te hacen sentir que merece la pena trabajar en esto.
En Castilla y León, la comunidad donde yo vivo, el grueso de población está francamente envejecido. Algunos de esos mayores son abuelos que incluso con cáncer metastásico cuidan con afán de sus nietos y vienen preocupados a la consulta o al tratamiento por si no llegan a recoger a sus cuatro nietos del colegio para darles de comer, ayudarles con sus deberes o llevarles a alguna actividad, pues la falta de conciliación laboral actual (o la falta de conciencia, no lo sé) les deja en una situación, a mi modo de ver, tremendamente injusta. Ellos ya han criado a sus hijos. Merecen su descanso y cuidado. 
Daniel Toro (@PSIdudas), psicólogo infantil nos da algunas pistas sobre lo que aquí he contado en dos “post”: Hijos de padres con cáncer: cuando los abuelos sólo pueden cuidar de sus nietos y Los abuelos re-padres: cuidando a los nietos, responsabilidades compartidas en su web PSIdudas. Son de recomendable lectura para todo aquel que conozca este drama humano y quiera reconducirlo a buen puerto.

Os dejo con un cortometraje titulado “Las Esperas” de Ismael Curbelo ganador de la primera mención de la I edición de Canarias Rueda en Lanzarote. Es un precioso relato de una abuela con su nieta dando verdaderas lecciones de vida. ¡Bravo por nuestros mayores y su sabiduría!

Por favor, valora el artículo

Hormonoterapia en cáncer de próstata 5/5 (1)

La hormonoterapia es uno de los tratamientos indicados en determinados casos de cáncer de próstata. Conocemos desde hace años que la hormona responsable del crecimiento de las células neoplásicas en este cáncer es la testosterona que en el varón se encuentra fundamentalmente en el testículo y en menor cantidad en las glándulas suprarrenales. Así pues una de las armas que tenemos para frenar la proliferación neoplásica es la utilización de fármacos que supriman esta particular hormona. Explicaremos brevemente los diferentes fármacos que existen en el mercado, su mecanismo de acción y sus potenciales efectos secundarios.

    • Antiandrógenos: 
    El antiandrógeno más frecuentemente utilizado es la bicalutamida en forma de comprimidos vía oral a dosis de 50 mg/24h en combinación con análogos LHRH o a dosis de 150 mg/24h en monoterapia (tratamiento único).

    La bicalutamida bloquea los receptores androgénicos, actuando de forma competitiva con los andrógenos circulantes obstruyendo así su acción.

    Su principal toxicidad es hepática, por lo que es importante tener cuidado en aquellos pacientes con insuficiencia hepática moderada. También hay que tener precauciones es los pacientes con insuficiencia renal grave, en cardiópatas y diabéticos. 

    Los efectos secundarios más frecuentes son la ginecomastia (aumento del tamaño de las mamilas del varón) y la mastodínia (dolor en las mamilas). También son frecuentes los sofocos, las molestias óseas, articulares y la debilidad muscular.  Pueden favorecer las diarreas. Asimismo este tratamiento favorece el conocido síndrome metabólico: aumento de peso, alteraciones de los lípidos y la glucosa en sangre y aumento de la presión arterial.

    Dentro de este grupo también se encuentran otros fármacos que están en desuso:

    De reciente aparición e indicado en cáncer de próstata resistente a castración y tras la administración de quimioterapia está:

    Aunque puede englobarse dentro de este grupo tiene unas características particulares. Su mecanismo de acción consiste el bloqueo de una enzima llamada CYP17, una enzima clave para la producción de testosterona que tiene lugar en diferentes partes del organismo del paciente como testículos, las glándulas suprarrenales e incluso (y esto es lo novedoso) dentro de las células del tumor.

    Este medicamento debe tomarse siempre con prednisona (corticoides) para evitar una serie de efectos secundarios y también debe mantenerse el tratamiento con análogos LHRH.

    Por su perfil de toxicidad debe monitorizarse la función hepática y está contraindicado en aquellos pacientes con insuficiencia hepática grave. También puede producir hipertensión arterial, hipopotasemia (niveles bajos de potasio en sangre) y edemas que se minimizan con la toma simultánea de prednisona. Aún así deben monitorizarse estos parámetros, muy especialmente la función cardíaca y renal, teniendo especial cuidado en los pacientes que ya presenten antecedentes de insuficiencia renal o enfermedades cardiovasculares previas. Aunque es un fármaco habitualmente bien tolerado precisa de una estrecha supervisión médica para evitar problemas graves.

    Los efectos secundarios que puede presentar el paciente son similares a otros antiandrógenos.

      En desarrollo y pendiente de comercializar en España está:
      Enzalutamida

      • Análogos de la hormona liberadora de hormona luteinizante (LHRH):

      Son análogos sintéticos de la hormona natural del mismo nombre. Dan lugar a una castración química reversible anulando así la secreción de testosterona. Puede administrarse sólo o en combinación con los antiandrógenos (llamado bloqueo androgénico completo). Su vía de administración suele ser subcutánea o intramuscular. En los casos de combinación con antiandrógenos no debe administrarse antes de 7-10 días tras la toma del antiandrógeno. Se puede administrar de forma mensual, trimestral, semestral e incluso existe una forma anual.

       
      Su toxicidad principal reside en la disminución de la mineralización ósea (osteoporosis) por lo que deberá tenerse en cuenta en pacientes que ya la presentan o tienen factores de riesgo añadidos (tabaco, alcohol, otros fármacos como los corticoides, etc). Estos fármacos también pueden inducir el síndrome metabólico comentado arriba, por lo que deberán tenerse en cuenta los antecedentes cardiovasculares.
      El efecto secundario más llamativo son los sofocos que pueden llegar a ser verdaderamente molestos para el paciente, pues van acompañados de una posterior e importante sudoración. El tratamiento con análogos LHRH produce impotencia sexual. El paciente también notará una considerable disminución del tamaño de sus genitales externos.
      Los fármacos que tenemos a nuestra disposición de este grupo son:
      – Goserelina
      – Triptorelina
      – Leuprolide
      – Buserelina
      – Histrelina
      La hormonoterapia en el cáncer de próstata puede administrarse en los siguientes supuestos:
      • Como tratamiento neoadyuvante a la radioterapia, es decir, se administra antes de la radioterapia, generalmente para reducir la carga tumoral y disminuir el volumen de la próstata, ayudando así a que la radioterapia sea más eficaz.
      • Concomitante a la radioterapia, es decir, a la vez que la radioterapia con el mismo fin que el apuntado arriba y para aumentar la potencia terapéutica del tratamiento con radiaciones
      • Como tratamiento adyuvante, es decir para ayudar a retrasar la evolución natural de la enfermedad
      • Como tratamiento único en los casos de pacientes en los que la radioterapia o la cirugía se encuentren contraindicados.
      • Como tratamiento paliativo en cáncer de próstata metastásico para aliviar la sintomatología y retrasar la evolución natural de la enfermedad.

      Por favor, valora el artículo