Años a la vida o ¿vida a los años?

En estos inicios del mes de Noviembre con múltiples referencias a la muerte y sus diferentes formas de presentación no he dejado de darle vueltas al tema. Hace pocos días Mónica Lalanda (@mlalanda) a través de su blog “Médico a Cuadros” en su “post” de recomendable lectura y titulado: “Cuando sea vieja, me moriré”, hizo un interesante análisis sobre la realidad que nos acontece al llegar al final de nuestro ciclo vital y denunciaba la situación médica actual con la que nos encontramos muchas veces. La de dar años a la vida, en lugar de vida a los años.
Aunque parezca un juego de palabras, o incluso un trabalenguas, no lo es. El significado es muy diferente. En ocasiones damos “años de vida” por la medicalización “in extremis” de situaciones poco o nada reversibles. Ello conlleva a situaciones verdaderamente “kafkianas” en las que la lucha por alargar futil e imcompresiblemente la vida, se convierte en una trágica y dolorosa agonía. Es lo que se conoce como ensañamiento terapéutico.
Nuestra vida es finita. Como diría Lennon: “La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”. Dar vida a los años significa hacer que ese tiempo finito sea de la suficiente calidad y plenitud posible. Puede ser este punto muy subjetivo y personal, pero es extraordinariamente importante. Estoy convencida de que todos queremos tener un mínimo de autonomía personal y capacidad moral e intelectual para elegir cómo deseamos vivir lo que nos quede. 
La calidad de vida es un concepto muy arraigado en nuestra sociedad occidental y si no miren aquí la cantidad de medidas que existen para evaluarla. Una ya casi se pierde. En Oncología, especialmente cuando hablamos de fríos datos estadísticos, valoramos como un buen tratamiento a aquel que aumenta la supervivencia global de forma estadísticamente significativa. Siempre me he preguntado que si a esa supervivencia le restamos la merma en calidad de vida durante algún agresivo tratamiento si nos daría un valor positivo significativo. Resulta interesante aplicar pues el concepto de años de vida ajustada a calidad (AVAC o QALY en inglés) pues nos aportaría luz a la hora de elegir si un tratamiento merece o no la pena ser administrado.
Esta medición de años de vida ajustada a calidad (AVAC) combina tanto la calidad como la cantidad de vida, donde un año de esperanza de vida con perfecta salud equivale a 1. Si un año de vida no es tan perfecto, equivale a un valor entre 0 y 1, dependiendo de la calidad de ese año vivido. La muerte evidentemente toma un valor de 0.

Si un determinado tratamiento aumenta la esperanza de vida en cuatro años, y a cada año se le otorga una calidad de 0,6, entonces el resultado final es de 0,6 x 4 años=2,4 años. Si no se proporcionara dicho tratamiento, la persona vivirá un año con una calidad de 0,4, dando un resultado de 0,4 x 1 año= 0,4 años. La diferencia entre estos valores es 2 años (2,4 – 0,4) y se define como el AVAC del tratamiento. A todo esto también se le calculan los gastos económicos que sería otro tema de debate (Carlos Alberto Arenas @ArenasKray, lo explica muy bien en esta presentación. Pincha aquí ). Para gestionar bien y éticamente todo lo expuesto se abre un debate científico, social y una necesidad de consenso entre ambos. Los pacientes deben conocer los efectos secundarios a que pueden estar expuestos y nosotros tenemos que valorar juiciosamente los tratamientos que aumenten una esperanza de vida con una razonable calidad. La otra cuestión es ¿quién elige en la realidad un tratamiento: el paciente, la familia o el médico? Urge un consenso centrado en el bien del paciente y en el que éste pueda elegir con la máxima libertad y responsabilidad posibles. Sabemos, por desgracia que no siempre es así.

Si la pregunta del título me la formulan a mi, yo estoy con Mónica. Prefiero dar vida a mis años, sean los que sean los que me queden por vivir.
Este “Mensaje en la botella” tiene mucha vida


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Movember

Movember (contracción en inglés de Moustache = bigote y November = noviembre) es un evento anual que se celebra a nivel mundial, en el que los varones dejan crecer su bigote durante el mes de noviembre y se organizan encuentros. La intención es concienciar sobre temas de salud masculina tales como el cáncer de próstata y el cáncer de testículo.

Su origen nace en Australia en el año 2003 cuando un grupo de jóvenes de Melbourne tuvieron la idea de dejar crecer sus bigotes para apoyar a un amigo aquejado de cáncer de próstata. Desde el año 2004, la Fundación Movember comenzó a recolectar fondos para destinarlos a la lucha contra el cáncer de próstata. A partir de 2007, el evento comenzó a realizarse también en Canadá, España, Estados Unidos y Reino Unido. En cada uno de esos países, se recolecta dinero destinado a una o más asociaciones para investigar sobre temas de salud de los hombres.

El símbolo del mostacho sirve de excusa para tomar conciencia. El cáncer de próstata ya ocupa el primer lugar en el ranking del cáncer masculino, representando en España cerca de 25.000 nuevos casos al año. El movimiento propone a los hombres afeitarse por completo el último día de octubre para, a partir del 1 de Noviembre, dejar crecer sus bigotes y llamar así la atención de la sociedad. Los hombres “movember” se les conoce como Mo-Bros (hermano de bigote) y a las mujeres “movember” Mo-Sistas (hermanas de bigote), pues ellas tamién son bienvenidas en su apoyo a esta iniciativa.

Intentaré desde este blog y durante el mes de noviembre, al igual que lo he hecho en el mes de octubre con el cáncer de mama, centrarme en algunos aspectos y tratamientos del cáncer masculino, fundamentalmente del cáncer de próstata en donde mi especialidad médica ejerce un papel importante.
El “Global Action Plan” de Movember reúne a equipos internacionales con los investigadores del cáncer de próstata y testicular más brillantes para resolver los desafíos más importantes para los pacientes y sus familias.

El proyecto del “Global Action Plan” está orientado a examinar los biomarcadores en sangre, orina y  tejidos, pudiendo así determinar la agresividad del cáncer de próstata de cada paciente. En última instancia estos resultados pueden ayudar a desarrollar mejores pruebas para diagnosticar el cáncer de próstata. Juntos, Movember y sus seguidores, están cambiando la cara de la salud de los hombres.


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Cineterapia oncológica: Noviembre dulce (Sweet November) EEUU. Pat O’ Connor 2001 5/5 (1)

Esta película es en realidad un remake, basada en una versión de 1968 escrita por Herman Raucher y titulada “Historia de una rebelde”. Se trata de un drama romántico donde un publicista de mucho éxito (Keanu Reeves como Nelson Moss), obsesionado por el trabajo, conoce a una chica joven, bellísima y de aspecto bohemio (Charlize Theron como Sara Deever) mientras realiza un examen para renovar su carnet de conducir. Él quiere copiar el examen pero desafortunadamente le sacan a ella de la prueba. Fuera de la sala él intenta deshacerse de ella pagándole. Sara averigua dónde vive él, y lo va a ver proponiéndole que la lleve en coche, ya que ella no pudo obtener su carnet por culpa de él. Sin saberlo él le ayuda a sacar a 2 perritos de la perrera. La joven de forma un tanto sorpresiva le propone que vaya a vivir con ella durante un mes. Nelson tras perder su trabajo y a su novia, sintiendo que su vida se desmorona y pierde lo poco que tenía, acepta la oferta.

Nelson se convierte en su “Chico de Noviembre” y Sara le cambia su visión del mundo para siempre. Sara impone reglas peculiares como que no llevar reloj, no usar el teléfono móvil, no mirar la televisión, ni internet, ni usar ropa de lujo… a despegarse de la vida rutinaria de cualquier ser humano. Al principio Nelson no entendía los motivos que impulsaban a Sara a ser así, y hasta le trata un poco mal, porque creía que estaba desequilibrada y no se daba cuenta que todo lo hacía impulsada por su corazón. Nelson empieza a conocer el mundo cálido de Sara, y a producirse una transformación. Tanto es así que incluso rechaza una propuesta de trabajo. Nelson se divierte con Sara como nunca en su vida lo había hecho. Él también conoce a los amigos de Sara, a un niño sin padre, a un vagabundo, y a un par de hombres de apariencia normal durante el día y travestidos en mujeres por la noche.

Nelson le cuenta su vida, pero Sara no le da muchas explicaciones sobre la suya. Nelson se informa a través de internet que Sara y su hermana habían creado una empresa de perritos, la cual ella abandona antes de que sea una empresa exitosa y millonaria. Nelson finalmente le propone en matrimonio, impulsado por una fuerte corazonada a lo cual Sara le dice que no puede, sin dar mayores explicaciones. Finalmente se descubre que Sara padece cáncer, un linfoma en fase refractaria y terminal, que por decisión propia había decidido abandonar los tratamientos desde hacía un año. De ahí se descubre el distanciamiento con su hermana y su familia y que a raíz de su enfermedad había decidido pasar cada mes con un hombre distinto intentando procurarles felicidad, para así ella disfrutar al máximo de la vida que le quedaba sin establecer grandes compromisos. Con Nelson ella se implica emocionalmente sin preveerlo naciendo una verdadera historia de amor. Ella conscientemente abandona la relación al finalizar el mes con el objetivo cumplido de hacerle feliz y dejarle un poso de buenos recuerdos.

Es una conmovedora película que nos muestra bellos fotogramas de San Francisco, así como una perfecta banda sonora estilo “New Age” interpretada por Enya. Aunque no ahonda demasiado en la enfermedad de ella (ni falta que hace) si pone de manifiesto una elección personal, consciente y respetable, con posibilidad de tener una vida plena, libre y exenta de tratamientos. 

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¿Truco o trato? 5/5 (1)

En nuestro actual mundo globalizado estamos asistiendo a la importanción también en nuestro país de la festividad de “Halloween“. Esta palabra proviene de la contracción de All Hallows’ Eve o ‘Víspera de Todos los Santos’, también conocido como Noche de Brujas o Noche de Difuntos. Es una fiesta de origen celta que se celebra internacionalmente en la noche del 31 de octubre, sobretodo en países anglosajones y en algunos países de Centroamérica. Es una noche mágica y divertida para los niños que van con sus distraces fantasmagóricos: brujas, zombies y otros personajes muy “góticos” tan de moda hoy día, jugando a asustar y visitando al vecindario puerta a puerta pidiendo “truco o trato” para conseguir sus ansiadas golosinas. Representa en gran medida una forma de espantar a la muerte, a lo tétrico, a lo oscuro y convertirlo en algo que llama la curiosidad del niño. El miedo es un mecanismo de defensa fisiológico que ayuda a no ser temerarios, pero puede paralizarnos y no dejarnos avanzar.

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Ejercicio físico y sus beneficios contra el cáncer

 
Hace unos días saltaba la noticia publicada en el British Medical Journal de que el ejercicio físico tiene una eficacia terapéutica potencialmente tan eficaz como los medicamentos en la prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
Se observa cada vez más un paralelismo entre los factores de riesgo cardiovascular y el riesgo de padecer cáncer, por lo que posiblemente al modificar en sentido positivo nuestro estilo de vida podemos intervenir en una mejora en ambos grupos de enfermedades.
Son muchos los estudios que están confirmando los beneficios del ejercicio físico en el cáncer, arrojando interesantes conclusiones. El ejercicio es una de las medidas más significativas que se pueden tomar para protegerse de muchos tipos de cáncer. Hasta una tercera parte de las muertes vinculadas al cáncer en dos de los tipos de cáncer más comunes, el cáncer de mama y de colon, están relacionadas con la obesidad y con un estilo de vida sedentario.
El ejercicio también puede jugar un papel muy importante en la prevención del cáncer. La mayoría de los cánceres son producto de factores relacionados con el estilo de vida, y no tanto con la genética. Reducir el  perímetro abdominal se relaciona con un menor riesgo de padecer cáncer de mama. Más de 24 estudios han demostrado que el riesgo de cáncer de mama de las mujeres que hacen ejercicio es de 30% a 40% menor que el de las mujeres con un estilo de vida sedentario. Los estrógenos (hormonas femeninas) juegan un papel muy importante. Las mujeres con altos niveles de estrógenos en la sangre tienen un riesgo mayor de cáncer de mama. Como con el ejercicio se disminuyen esos niveles en sangre, consecuentemente se produce una disminuición en el riesgo. El ejercicio también reduce la insulina en sangre, factor conocido que también contribuye al desarrollo del cáncer.
Incluso las mujeres post-menopáusicas tienen que preocuparse por el estrógeno porque sus células grasas producen dicha hormona. Las mujeres que hacen ejercicio de forma regular tienen menos grasa y, por lo tanto, producen menos estrógeno. Cada año se descubren más de 20.000 casos nuevos de cáncer de mama en España. La prevención del cáncer mediante el ejercicio es una de las mejores maneras de tomar el control de su salud. De todo lo anteriormente expuesto nace “Women in Motion”, un proyecto de investigación pionero en Europa, realizado por el INEF de la Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con la Asociación de Cáncer de Mama de Madrid (ASCAMA). Este programa tiene como objetivo estudiar la influencia del ejercicio aeróbico moderado en la calidad de vida de las mujeres con Cáncer de Mama.

El ejercicio juega un papel muy significativo en la prevención del cáncer de colon y recto. Es alentador saber que más de 36 estudios demuestran que las personas que se ejercitan reducen su riesgo de cáncer de colon en un 20% o más, en comparación con aquellas que son sedentarias. Los beneficios del ejercicio pueden notarse tanto en hombres como en mujeres, aunque el efecto es más significativo en los hombres.
Se cree que los cambios en los ácidos digestivos y otras sustancias que se producen con el ejercicio ofrecen un tipo de protección contra el cáncer de colon. La reducción de la grasa corporal, la insulina y otros factores de desarrollo del cáncer también podrían contribuir a la reducción del riesgo de cáncer de colon en quienes hacen ejercicio. Los estudios recientes revelan cómo la actividad física disminuye el riesgo de cáncer, desde la reducción de la inflamación crónica hasta la mejora en la reparación del ADN.

Pero ¿cuánto ejercicio es necesario realizar? Una buena meta de ejercicio es 30 minutos al día, casi todos los días de la semana. Para obtener más beneficios aún, es bueno el ejercicio moderado durante una hora al día. Las actividades de intensidad moderada, como caminar a paso vivo, podría ser suficiente.

¡Es mucho más fácil de lo que cree! Media hora de actividad física diaria, como caminar, nadar lentamente o hacer recorridos lentos en bicicleta puede ser un buen comienzo. Esta lista muestra más maneras de ser más activo:
  • Use las escaleras en lugar del ascensor.
  • Camine o monte en bicicleta para llegar a su destino. Dé una pequeña caminata después de comer.
  • Haga ejercicio a la hora del almuerzo con sus amistades o amigos.
  • Salga a bailar. Además de hacer ejercicio es una buena actividad lúdica y se divierte.
  • Use un podómetro todos los días y observe el aumento en los pasos que da. Póngase un objetivo diario de pasos a alcanzar.
  • Apúntese a un gimnasio o centro deportivo.
  • En lugar de enviarles correos electrónicos a sus compañeros de trabajo, camine para visitarlos.
  • Monte en una bicicleta estática o haga ejercicios abdominales, suba y baje las piernas o haga sentadillas mientras mira televisión.
  • Aparque lejos de la oficina, tienda o biblioteca y regálese una buena caminata.
  • Cuando haga mal tiempo como para estar al aire libre, camine con un amigo en un centro comercial.
  • No haga el mismo tipo de ejercicio todo el tiempo porque terminará por aburrirse o considerarlo como una tarea más.
Muchas veces las personas consideran el ejercicio estrictamente como una alternativa para perder peso o verse mejor. Estos incentivos podrían ser efectivos, pero con el ejercicio se trata realmente de tomar las riendas de su salud evitar enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Pero el ejercicio no sólo sirve para prevenir, también sirve para todos los pacientes oncológicos en curso de tratamiento activo (si su estado no está demasiado deteriorado, claro está). Numerosos estudios han sugerido que el ejercicio, desde intensidades suaves a moderadas, tiene muchos beneficios para personas con cáncer. Algunos de estos beneficios incluyen: incrementos en la función cardiovascular, pulmonar y muscular (a raíz de un incremento en el consumo de oxigeno), volumen de eyección cardiaca, volumen minuto cardiaco, vascularización muscular, circulación linfática, ritmo metabólico, tono muscular, fuerza, coordinación y balance. Durante el tratamiento contra el cáncer, la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía puede causar efectos duraderos muy positivos a varios tejidos biológicos. Pongámonos pues todos las pilas, prescribamos ejercicio y busquemos cualquier motivación para movernos de la silla. 
Les dejo con dos videos motivadores y francamente originales sobre el ejercicio que circulan por la red. Aunque están realizados por conocidas marcas comerciales no recibo patrocinio por ninguna de ellas. Simplemente las pongo como una forma divertida de motivarse a hacer ejercicio. Les aseguro que le provocarán la sonrisa.
Magic pills

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