Mis maestr@s

 

Tranquilos todos, ni el Dr Ross ni el Dr House han sido mis maestros. Habría sido divertido cruzarme con alguno de ellos en la vida real y que todo saliera como en las películas. La ficción que representan les puedo asegurar es una mera aproximación, pues la realidad muchas veces la supera con creces.

En mi recorrido como médico he tenido muchos maestros, en gran parte debido a la vida profesional un tanto nómada que me ha tocado vivir. No me arrepiento de ello, muy al contrario, creo que me ha enriquecido. He aprendido mucho de muchos. Con esos “maestros” he compartido las fatigas cotidianas, las ganas de trabajar, las preocupaciones por los enfermos, los cambios, las incertidumbres, agradables tertulias, muchas risas y también por qué no algún llanto de rabia, de impotencia o simplemente tristeza que a veces también tenemos derecho a concedernos. De todos y cada uno he recogido enseñanzas que he ido agregando en mi particular mochila de la vida y que las voy sacando a medida que las voy necesitando. Es siempre bueno tener referentes, aunque discrepes o debatas con ellos. Si te rodeas de “buena gente” y buenos maestros la influencia es siempre positiva, prácticamente fluye sola, casi sin querer.

Mis primeros maestros en esta aventura de la Oncología Radioterápica fueron el Dr Agustí Valls y el Dr Manuel Algara. Eran tiempos en que contábamos con muy poquitos medios, el trabajo se podría decir que era casi artesanal. Tratábamos a un gran número de pacientes de la mejor manera posible con lo que teníamos. Recuerdo que Agustí me decía: “se aprende a capar cortando cojones”. Puede sonar una frase un tanto grosera y contundente. Pero era verdad, tenía que pasar por la experiencia de tratar a los enfermos con mis propias manos. De él heredé el gusto por la Hematología, pues él había compartido trabajo anteriormente con los Dres Cyril Rozman y Albert Grañena del Hospital Clínic de Barcelona. También recibí de él grandes clases de Radiobiología que representa junto a la Radiofísica las bases de esta curiosa especialidad. Fue mi jefe y sin duda mi primer gran maestro. De Manuel aprendí lo que es trabajar con tesón, de forma casi incansable. Se preocupó por mimar mi formación y de que tuviera las ideas muy claras. Me enseñó mucho sobre el arte de presentar y de escribir artículos médicos. Recuerdo también una frase muy suya: “el médico residente ha venido al mundo para sufrir y el médico adjunto….para seguir sufriendo”. Hay mucho de verdad en ello.

Después de acabar la residencia y empezar como médico adjunto he tenido la oportunidad de conocer a estupendos profesionales. Del Dr Carles Conill del Hospital Clínic aprendí a no rendirme, a creer en mi misma y a dar lo mejor.  Me dió grandes dosis de sabiduría y humanismo mezclados a partes iguales. De él he copiado la frase que me repetía muchas veces: “Doctora, no hay enfermedades, sino enfermos”.

En el Hospital Plató tuve la oportunidad de conocer a dos grandes personas que son el Dr Agustí Pedro y el Dr Antoni Vila. Nunca podré agradecerles lo suficiente su apoyo y confianza. En el Hospital Mútua de Terrassa conocí a los oncólogos Dr Lluís Cirera y el Dr Romà Bastús. De ellos aprendí mucho sobre la prudencia necesaria en oncología, a no ser oncólogo del último estudio y saber esperar a que los acontecimientos nos dieran o no la razón. Su forma de pensar algo más conservadora a lo que yo estaba habituada me dió una visión diferente y me aportaron mucho en el valor que ofrecía también la paliación. También compartí un tiempo corto pero intenso con la Dra Àngels Arcusa, una mujer y madre incansable con una capacidad de trabajo fuera de serie. En Valladolid inicié otra andadura casi en solitario, pero conté con los consejos, la ayuda, el aprecio y la comprensión del Dr Francisco López-Lara. En Palma de Mallorca tuve a dos buenos compañeros de fatigas: el Dr Ignacio Alastuey y la Dra Lucía Bodi. Ignacio es un lector y cinéfilo infatigable y Lucía representa para mi la bondad y la discreción personificada. Conservo un buen recuerdo de ellos y espero que ellos de mi también. Compartimos mucho.

Ahora me encuentro en Burgos en un servicio integrado por cinco mujeres, liderado por la Dra Mercedes Teijeira, una mujer con una gran capacidad de trabajo, incluso “multitarea” y a la que no le importa arremangarse a trabajar si hace falta. Algo siempre admirable y que no deja nunca de asombrarme.

Evidentemente hay muchos más compañeros que no están nombrados aquí, tanto médicos como radiofísicos de los que he aprendido y sigo aprendiendo mucho. La lista se me antojaba un poco larga e incluso temía dejarme a alguien y no hacer justicia. Ellos saben que también están en mis pensamientos.

Por último he de nombrar a todos esos “anónimos” maestros de mi día a día, a los que me encuentro en este devenir digital. No paro de aprender y de disfrutar de ellos a través de sus blogs, sus tuits, sus whatsapps o sus e-mails. Y es que el mundo no para de cambiar.

A todos esos grandes y pequeños maestros quiero darles las GRACIAS por estar ahí.
Les dejo con un video: Reflexiones sobre la vida

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¿Qué hace el personal auxiliar en Radioterapia? 4.8/5 (5)

Vamos a explicar en esta entrada qué hace el personal auxiliar en Radioterapia. He hablado en anteriores entradas de este blog del papel de otros profesionales y su importancia en la aplicación de nuestros tratamientos a los pacientes: los técnicos de radioterapia, los radiofísicos y la enfermería.

Existen además otros muchos actores en nuestro escenario cotidiano que son igualmente importantes y hacen que nuestra labor sea más llevadera. En este equipo hay varios profesionales y espero no dejarme a ninguno en el tintero:

Los celadores:
Son los encargados de acompañar a los pacientes y ayudan a movilizar especialmente a aquellos que por el motivo que sea no son válidos o tienen alguna dificultad para moverse con soltura. Realizan además otras tareas como llevar las muestras de sangre u otros al laboratorio, revisar el correo ordinario, etc.

Las auxiliares de enfermería:
Se encargan habitualmente de reponer el material que se precise, revisan que las consultas estén en orden y colaboran con la enfermera en el cuidado del paciente

El personal auxiliar administrativo:
Realizan tareas burocráticas y administrativas: realización de informes, canalización de algunas pruebas o tratamientos no disponibles en nuestro centro, colaboración en la realización de estadísticas del servicio, atención telefónica, etc.

Las limpiadoras:
Este suele ser un personal poco valorado, pero imprescindible en un Hospital, pues mantienen limpios y aseados nuestros puesto de trabajo, los pasillos, vacían las papeleras, mantienen impolutos los baños, etc

El personal de mantenimiento:
Desde una bombilla que no enciende ,arreglarte un cajón que no cierra, colocar una estantería, una toma de vacío o de oxígeno que no funciona. Siempre necesitamos a un “manitas” o a alguien capaz de “arreglar las cosas”.

El personal de informática:
La historia clínica en papel ha desaparecido. Ahora tenemos la historia clínica digital. ¿Qué hacer si se nos “cuelga” el sistema, no podemos ver en pantalla las pruebas complementarias o si nos falla repetidamente el ordenador? Pues llamar al informático. Otro actor que se convierte en muchas ocasiones en un imprescindible.

Los técnicos o los ingenieros de las unidades de tratamiento y simulación
Las sofisticadas unidades de tratamiento como los aceleradores lineales de electrones precisan de personal técnico (habitualmente ingenieros) altamente cualificados para que procedan a las revisiones oportunas . de igual modo que hacemos con nuestros vehículos. Ellos nos pueden solucionar la papeleta cuando “la máquina” deje de funcionar ya sea por una causa mecánica, eléctrica, de software o de hardware. Tener un buen Servicio técnico es muy importante para que haya el menor número de interrupciones de los tratamientos.

Los técnicos de transporte sanitario
Son conocidos popularmente como los “ambulancieros”. La radioterapia se administra habitualmente de forma ambulatoria. Muchos pacientes viven el pueblos perdidos con poco o ningún transporte público y malas comunicaciones. Las ambulancias colectivas ofrecen un servicio al paciente que le permite acudir a tiempo a las sesiones de radioterapia para luego volver a casa. A veces recorren muchos kilómetros, conducen en condiciones climatológicas muy adversas y se juegan la vida en la carretera. Tienen que coordinar el transporte de muchas personas y ello aunque cause las lógicas molestias hay que ponerlo en valor.

Los guardas de seguridad:
Son los que vigilan y guardan por nuestra seguridad. Los Hospitales no son inmunes a los “cacos” y tampoco por desgracia a la presencia de algún personaje violento. Son los “polis buenos” de esta película, aunque a veces les toque por diferentes razones de hacer de “polis malos”. Espero no encontrarme nunca en la tesitura de tener que llamarles por temer por mi integridad física. Me consta que algún compañero sí ha necesitado de ellos y debe ser una situación angustiosa y desagradable que precisa ser manejada rapidez y mano izquierda.

Para que conste en acta para que el equipo funcione hace falta toda la “tribu”. Gracias.
Les dejo con un ameno y sorprendente flashmob del Hospital Hadassah en Jerusalem

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¿Qué es la Felicidad Interior Bruta? 4/5 (1)

El concepto de Felicidad Interior Bruta (FIB), nació en contraposición a otro término más conocido en el mundo occidental que es el Producto Interior Bruto (PIB) en un pequeño país conocido como reino de Bután. Es un país montañoso situado en el Sur de Asia y localizado en el Himalaya y donde la religión predominante es el budismo. Como país, se propuso un reto novedoso y sorprendente, abriendo así ventanas a una forma de pensamiento distinto, utilizando como fuente de riqueza el indicador de felicidad de sus habitantes. Se abre una puerta a una manera diferente de ver y hacer las cosas midiendo simplemente la felicidad de todos sus habitantes. El indicador FIB o Felicidad Interior Bruta no tiene una definición cuantitativa, es una condición cualitativa que califica el bienestar y la felicidad. La medición se realiza a través de un cuestionario de 180 preguntas que considera nueve dimensiones del conjunto de la población:

1. Bienestar psicológico
2. Uso del tiempo 
3. Vitalidad de la comunidad
4. Nivel cultural
5. Nivel sanitario
6. Nivel educativo.
7. Diversidad medioambiental.
8. Nivel de vida.
9. Gobierno.

El término fue acuñado por el rey Jigme Singye Wangchuck en 1972 quien dando inicio a su reinado se encontró ante la difícil decisión de elegir el camino por el que quería conducir a su pueblo. Ejemplos más allá de sus fronteras no le faltaban, la mayoría eran modelos que coincidían en un gobierno y grupo de ciudadanos concentrados en alcanzar riqueza económica. El problema radicaba en que estos modelos tenían muchas grietas: por un lado, sólo algunos lograban alcanzar esa riqueza tan ansiada que se acumulaba  en pocas manos dejando a otros en la miseria. Por otro lado, ese objetivo único de obtener dinero en base a la explotación de recursos, dejaba el medio ambiente desprotegido y aniquilado. Pensó entonces que su gobierno y sus ciudadanos debían entonces plantearse otros objetivos fuera de los meramente económicos.

La felicidad por supuesto tiene que ver también con términos económicos, pues eso  permite al gobierno poner a disposición del pueblo los recursos básicos como son la sanidad y la educación. Cuando el foco incide más en estos nuevos indicadores, los resultados son irremediablemente distintos.

¿Qué hace a los ciudadanos felices? Con esta pregunta traspasa el poder también al pueblo, convirtiendo así a Bután en una monarquía parlamentaria en 2008 y en la democracia más joven del mundo donde la filosofía de desarrollo de la FIB es el orgullo de sus habitantes.

La FIB se fundamenta en los siguientes principios:

– Buena gestión de los asuntos públicos
– Desarrollo económico equilibrado
– Conservación del medio ambiente
– Preservación y fomento de la cultura

Sobre todo, el gran éxito de este modelo de desarrollo en Bután es el estar consiguiendo abrazar la modernidad y la globalización dejando intactos los valores y tradiciones propias. Bután, no sólo obtiene lo mejor del progreso, sino que no permite que este arrastre la esencia de su cultura. De esta forma Bután se ha convertido hoy en un verdadero campo de cultivo fértil para nuevas ideas y nuevas formas de hacer las cosas en el que muchos países tienen puestos hoy sus ojos y sus esperanzas.

Sé que las comparaciones son odiosas, pues se trata de un país muy pequeño y con una filosofía de vida oriental que es muy diferente a la nuestra. Así España ocupa el lugar 23 en los índices de prosperidad (lo que más se puede parecer a la FIB). Como hemos visto la sanidad y la educación juegan un papel destacado. Para que este índice suba es menester cuidar a ambos de manera exquisita. Pero como sugerencia ¿no sería genial que nuestros gobernantes tomaran nota y se pusieran a trabajar en lo que verdaderamente nos preocupa?

Es bueno tener la referencia de esta felicidad colectiva. También es muy importante ser conscientes que a pesar de todo existe una felicidad personal de la que nosotros mismos somos sus dueños. Según Maslow y su famosa pirámide la felicidad ésta tiene sus escalas.


Mi propuesta de felicidad para ustedes es incluso más simple. ¿Creen que resultará?
 
Les dejo con un video explicativo de la FIB que me parece sumamente interesante.

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Lágrimas de papel


Los médicos por el simple hecho de serlo estamos siempre en contacto con el sufrimiento humano. A través de los enfermos deshilamos historias que a veces se antojan desgarradoras y en las que la palabra se queda muda pues no encuentra una buena respuesta a tanto dolor. Este sufrimiento es en ocasiones físico, en otras psíquico y ambos pueden desdibujarse o complementarse. Hay un sufrimiento que conduce al arrojo, a la fortaleza, al instinto humano más profundo por sobrevivir que hace grande a su poseedor cuando lo vive y lo supera. Hay otras veces en la que el sufrimiento parece no conducir a nada, sólo a producir una profunda amargura y una sensación de que tu vida es más canina que humana. Es difícil dar sentido a las profundas experiencias de sufrimiento y sobretodo resulta muy difícil describirlo con palabras. Acompañar al que sufre es a veces la única herramienta posible y no debemos subestimarla nunca.
“Lágrimas de papel” es un libro escrito en 2009 por el Dr Jose Antonio Trujillo (@Joseatrujillo), conocido ya en una entrada anterior en la que hacía referencia a la Medicina con Alma. Este libro de difícil clasificación según su autor, bien podría describirse como un ensayo sobre el sufrimiento a través de tres grandes figuras de la Literatura: Francisco Umbral, Sándor Márai y C.S Lewis. Trujillo coge la pluma cual bisturí y procede a hacer una disección literaria y humana de los tres personajes acercándonos a esos seres increíbles desde su yo más doliente, sintiéndolos en su fragilidad y en su vulnerabilidad, en sus porqués, en sus admirables y dignas biografías, en sus respectivas  formas de vivir, de entender  y de describir emociones a flor de piel. El cáncer también se cuela en algunas de estas historias, en tiempos en que su cara amable no parecía querer hacer acto de presencia. Es un libro francamente recomendable para todo aquel que quiera profundizar o desenmarañar un sentimiento tan complejo y sobretodo tan tremenda y característicamente humano. No ha sido un libro de gran repercusión mediática. Por eso quiero hacerlo despertar de su letargo y me parece apropiado hacerlo visible a los lectores a través del blog.

Este es un libro de aquellos que se hacen querer, no sólo porque se vislumbre el profundo cariño y admiración que el autor tiene sobre estos tres gigantes de la literatura, sino porque supone el principio y las bases de un ambicioso proyecto de Medicina Basada en el Humanismo. Confío por el bien de todos (médicos y pacientes) que cuaje y sea todo un éxito en nuestro país y fuera de nuestras fronteras. Porque cultivar el Humanismo en Medicina nunca está de más. Nos enriquece y nos ennoblece.

Quiero desde aquí dar las gracias a su autor por escribir esta obra y felicitarle por el magnífico trabajo realizado en él.

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Ese tren…que es la vida 5/5 (1)

Como dice Paulo Coelho, las lágrimas son palabras que necesitan ser escritas. Esas lágrimas de entonces van a adquirir forma de escritura hoy. Hace ya la friolera de 20 años, que en mi “storytelling” se produjo un renacimiento en un 30 de Julio. Fue tras un aparatoso accidente de tráfico cuando mi familia y yo nos dirigíamos desde Barcelona a una boda de un amigo en Madrid. Sucedió en la autovía a la altura de un pueblo soriano conocido como Arcos de Jalón.

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