Un diecisiete de Noviembre de 2012 publiqué mi primer post en el blog “Un Rayo de Esperanza. Blog de una radiooncóloga” con la intención de poner luz sobre las sombras que rodean al cáncer. Sí son siete años ya escribiendo, divulgando, reflexionando, humanizando. Tratando de ir un paso más allá del trabajo asistencial que día a día realizo en mi hospital. Si, hoy cumplo mi séptimo blogiversario.
Seis años en la blogosfera
El pasado 17 de Noviembre de 2018 se cumplieron ya seis años de escritura y permanencia en la blogosfera sanitaria. Un tiempo más que prolongado para recapitular, reflexionar y proseguir en la senda de seguir mejorando. Continuar leyendo “Seis años en la blogosfera “
Bienvenidos
Bienvenidos a este nuevo blog de “Un Rayo de Esperanza“. Espero que se sientan como en su casa: familiar, acogedora, cómoda, cálida y cercana. Un lugar donde apetezca quedarse y enredarse en su contenido. En él van a encontrar las mismas entradas que en el anterior, revisadas, mejoradas y actualizadas.
¿Por qué un Rayo de Esperanza?
Os preguntaréis el por qué de este título, “Un Rayo de Esperanza” y su significado. Es bastante sencillo de explicar. Deseaba hacer un blog en el que por encima de todo se inyectara alegría, optimismo y esperanza, ante el cáncer y todo lo que a él le rodea. Soy médico, oncólogo y radiooncóloga.
Me formé como especialista en un hospital que tenía un nombre algo ya premonitorio: Hospital de l’Esperança en Barcelona. Allí comencé mi andadura hace ya unos cuantos años, lanzando mis primeros “rayos” de fotones a los pacientes, con el objetivo claro de apuntar firmemente a la diana sin que me temblara el pulso. Sigo haciéndolo, ahora ya de una forma más sofisticada y precisa que entonces. La tecnología en nuestra especialidad ha avanzado de una forma vertiginosa.
Sin embargo, ahora lo que quiero lanzar son “rayos” de Esperanza, explicar la Oncología y por ende la Radioterapia, desde mi experiencia, haciendo hincapié más en aquellos aspectos humanos que muchas veces se nos pasan por alto y que creo es bueno reflexionar. En ocasiones, el médico se encuentra muy lejos del paciente, arropado en su bata blanca, su mesa del despacho, sus tecnicismos y su halo de autoridad competente. El hemisferio cerebral izquierdo le domina (la razón) y no da cabida muchas veces a que el hemisferio cerebral derecho (el corazón) entre en la relación médico-paciente.
En mi humilde opinión creo que sería muy bueno, incluso para la excelencia de nuestra profesión, el equilibrar dicha balanza. Voy a poner todo mi empeño en ello y en que nuestra especialidad sea menos desconocida, más cercana, tanto para los pacientes, como para otros colegas médicos y establecer así un puente de entendimiento entre ambos.
Ahí es nada. Deseadme suerte.