Cineterapia oncológica: Hazme reír (“Funny People”) EEUU. Judd Apatow. 2009.

“Hazme reír” (Funny People, en inglés) trata de la vida de George Simmons (interpretado por Adam Sandler) un exitoso actor de películas cómicas quien tiene como hobby intervenir en monólogos al modo del “Club de la Comedia”. Aquí conocerá a un buen participante que influirá mucho a lo largo de toda la trama llamado Ira (interpretado por Seth Rogen). Ira trabaja como charcutero en un delicatessen y está un poco perdido en cuanto al rumbo que debe llevar su vida. George es diagnosticado de una leucemia mieloide aguda, con una esperanza de vida de un año según los médicos que aparecen en la película. Una noche, George y Ira actúan en un show en el mismo club y George toma nota de Ira. George finalmente decide contratar a Ira para que sea su asistente personal, iniciándose una extraña y especial amistad.
Dado el mal pronóstico que tiene, se le ofrece entrar en un ensayo clínico y probar un tratamiento que está en fase experimental. La película no ahonda en el proceso de la enfermedad y actúa un poco de telón de fondo de toda la trama, haciendo que el protagonista inicie un camino tortuoso y extraño, pues no se convierte en mejor persona. Lo que si logra la enfermedad es hacerle consciente de que a pesar de su popularidad, de estar todo el día contando chistes, haciendo reir a los demás y de tener mucho dinero, está sumido en una insoportable soledad que trata de mitigar como sabe o puede.
Los protagonistas son cómicos y como tales se ven en la obligación de hacer reir a los demás. Por muy tristes o amargados que se sientan deben ser o parecer graciosos. Se establece aquí una gran paradoja, pues ellos quieren y desean que los demás se rían. Cobran por ello, y viven la risa como algo vocacional. Se habla del día a día de esos monologistas profesionales que tanto prestigio y con renombre, de sus capacidades, de sus miserias, de cómo entretejen esos chistes que parecen espontáneos pero están muy estudiados y preparados. Algunas veces incluso se copian unos a otros o confiesan tener miedo escénico. El ingenio que hay detrás de un cómico es siempre muy grande, pues hacer reír es a veces tremendamente complicado.
George sufre sin embargo una transformación e intenta reencontrarse con su pasado: habla con su hermana con la que se había distanciado, con “amigos” e incluso con una antigua novia que ahora está casada y tiene dos hijas con la que trata de recuperar. Se da cuenta de sus errores y trata de rectificar sin mucha fortuna.
El filme acaba bien, pues el protagonista contra todo pronóstico consigue una remisión completa de la enfermedad. Su hematólogo encarnado en un “melenas rubio” con fuerte acento extranjero le da la buena noticia, explicándole que sólo había un 8% de posibilidades de remisión con ese tratamiento y él ha sido afortunado por encontrarse en ese porcentaje.
Una película en definitiva con luces y sombras. Sin ser una gran película consigue hacernos reflexionar sobre la levedad de la vida.

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