Es muy posible, que algunos de mis compañeros y colegas al leer el título de este “post” me cataloguen de “rara avis”, ya que hablar de espiritualidad en un mundo médico, científico, racional y basado en la evidencia, es cuanto menos chocante y acarrea ciertas resistencias. Soy consciente de ello. Dichas resistencias vienen por el hecho de ver a la espiritualidad como un hecho intangible, alejado de la ciencia (para mi no tiene por qué), asociado a un tipo de adoctrinamiento y como un hecho subjetivo, ya que va asociada a experiencias del ámbito privado.
Sin embargo, la espiritualidad, queramos o no, es un hecho universal y no tiene necesariamente que ir unido a un pensamiento o confesión religiosa. Así pues, la espiritualidad está en todos (incluso en ateos y agnósticos) y se manifiesta de una forma más propicia ante el diagnóstico de una enfermedad grave como es considerada el cáncer, surgiendo las preguntas más radicales:
¿Por qué tiene que sucederme precisamente esto a mi?
¿Qué sentido tiene mi vida?
¿Por qué tengo que luchar y sufrir tanto?
¿Que rayos pinta “Dios” en todo esto?
No se trata tampoco de una opción cultural. El ser humano está psicológicamente entrenado para tener una dimensión espiritual. Con el acompañamiento espiritual no se pretende dirigir, ni adoctrinar, ni siquiera hacer psicoterapia. Se trata de encontrarse con la fragilidad humana en todo su explendor.
Pero entonces, ¿qué es la espiritualidad?. Difícil pregunta. Me quedo con estas dos definiciones:
“Aspiración profunda e íntima del ser humano, un anhelo de visión de la vida y de una realidad que integra, somete, trasciende y da sentido a la propia existencia”
“Práctica de reconocer, acoger y dar espacio al diálogo interior de aquel que sufre para que él mismo pueda dar voz y vida.a sus preguntas”
Ante la vivencia de una enfermedad grave se detectan tres experiencias clave:
- El sufrimiento
- La esperanza
- La necesidad de toma de decisiones
Estas tres experiencias deben integrarse en tres grandes dimensiones:
- Hacia el interior del individuo. Búsqueda de paz y coherencia.
- Hacia el exterior. Búsqueda de afecto y reconocimiento.
- Hacia el otro. Búsqueda de esperanza y unión.
Y ¿cómo debe incorporar el médico entonces tanta subjetividad en el abordaje clínico? ¿Cómo casamos la espiritualidad con el rigor propio de nuestra profesión?
- Estableciendo un modelo de relación médico-paciente deliberativo, dejando hablar al paciente, haciendo PREGUNTAS ABIERTAS.
- Acogiendo siempre al enfermo SIN JUZGARLO.
- Explorando los miedos del paciente y sus necesidades espirituales SIN HUIR. Cabe ayudar al paciente en su normal despertar espiritual y aquí es muy importante que nos formemos en técnicas de comunicación para situaciones difíciles.
- Preguntar al paciente por lo que es IMPORTANTE PARA ÉL. Explorar su biografía de forma respetuosa.
- Tener una actitud de ENERGÍA EMPÁTICA Y DE ESCUCHA ACTIVA. No caer en errores como racionalizar, decir frases hechas, dar consejos que el paciente no ha pedido, no evitar sus preguntas.
- SOSTENER Y ACOGER la angustia que pueda presentar.
- VALIDAR Y RECONOCER sus valores. Ponerles nombre, verbalizarlos.
- Utilizar apropiadamente el SENTIDO DEL HUMOR como catalizador contra el sufrimiento.
- CONFRONTAR la actitud que en ese momento pueda presentar el paciente:
- De negación
- De resignación
- De lucha
- De aceptación
- Ser POSIBILISTA, humilde, honesto, coherente, humano. Ofrecer siempre DIGNIDAD.
- Establecer si es posible un “testamento espiritual”, pues el paciente presentará una gran necesidad de TRASCENDENCIA.
- Tener una actitud COMPASIVA, entendiendo como tal a la acción orientada a mejorar la situación de alguien a quien en ese momento consideramos como cercano. Pensar que en la compasión siempre hay empatía y compromiso. Es muy difícil hacer un acompañamiento espiritual sin la compasión. La compasión no debe ser entendida NUNCA como lástima o pena hacia el otro.
- Entender que es importante nuestra PRESENCIA, HOSPITALIDAD, ACEPTACIÓN, INTEGRACIÓN Y CONGRUENCIA.
- En el acompañamiento espiritual:
- NO PODEMOS:
- Resolver todos los problemas
- Tener respuestas a todas las preguntas
- Describir el sentido
- PODEMOS:
- Iniciar procesos de búsqueda
- Acompañar
- Deconstruir o desvelar el sinsentido
- Con todas estas herramientas arriba expuestas el paciente podrá iniciar su ITINERARIO PERSONAL:
- RECONOCER la experiencia de sufrimiento
- ATRAVESAR la experiencia de sufimiento
- TRASCENDER la experiencia de sufrimiento
Pero para poder realizar esta tarea tan dura y complicada es necesario no sólo que los médicos nos formemos en estos aspectos. Es muy importante nuestro AUTOCUIDADO espiritual, revisando nuestro modelo imperante de relación con el enfermo, cuidando el trabajo en equipo, aplicar técnicas de “mindfullness”, habilidades de comunicación, etc.
Todo lo anteriormente expuesto está recogido en un taller realizado el pasado dia 11 de Abril de 2013 en el Hospital Universitario de Burgos por Javier Barbero titulado “Bioética: Espiritualidad en la Relación Médica”. Es un reconocido y prestigioso psicooncólogo que desempeña su actividad en la Unidad de Onco-Hematología del Hospital de la Paz de Madrid. Agradezco de corazón todas estas enseñanzas.