Tengo una carta para ti

Querido compañero:
Ayer me sobresaltó la noticia de que te habías ido para siempre. Y digo que me sobresaltó, porque aunque sabía de tu mal con el que convivo a diario, no podía imaginarme que mi saludo de tan solo hace una semana se convertiría en el último. Recuerdo que nos vimos en el comité rodeados de otros compañeros donde estábamos discutiendo tu caso. ¡Qué consciente eras de lo que te estaba pasando! Tanto es así que mirabas incrédulo al que te comentaba que aquello era un seroma de lenta evolución. El silencio y las miradas lo decían todo. 
La Ley de Murphy se ensañó contigo sin ningún género de duda. Estabas enfadado con el mundo y con razón. Esa Medicina que tú tanto amabas te mostraba su lado oscuro y casi siempre te tocaba bailar con la más fea. Afrontar todo ese compendio médico metido en ti no era una tarea fácil, pero puedo decir a tu favor que lo hiciste con mucho valor y dignidad.
Ahora que no estás vienen a mi mente muchos recuerdos compartidos. Siempre me echaste una mano en “la séptima del Divino” cuando surgía alguna complicación cardiológica o infecciosa en un paciente oncológico  ingresado, pues reconozco mi óxido en dichas materias. Tú sabías un poco de mucho como buen internista que eras y yo mucho de muy poco como especialista. Pero formábamos un buen tándem colaborativo y eso era lo que nos hacía grandes. Gracias a tú buen hacer conseguí controlar alguna que otra arritmia despistada. Me quedo con este y otros buenos recuerdos como las tertulias en la cafetería, pues ambos te honran como médico y como persona.
Deseo enviar desde estas pequeñas líneas un abrazo muy fuerte a tu familia, pues para ellos no va a ser fácil llevar tu ausencia. Desde aquí mi apoyo y mi cariño estarán siempre presentes. Un abrazo y descansa.
Para despedirme te dejo con una bella canción clásica de Pau Casals “El cant del ocells” (El canto de los pájaros) interpretada por Archi di Roma y Valerio Taddeo ¡Sublime!

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Permítanme que me despida….de una compañera

Querida doctora:

Me hubiera gustado no tener que escribir nunca esta carta de despedida, pero las circunstancias mandan y hoy me ha sobrecogido la noticia de que ayer a media mañana te marchaste para no volver. No he podido despedirme así que espero me permitas que lo haga por este medio que la tecnología actual me concede.
Desde que llegaste a mi consulta como paciente en Septiembre de 2011, me contagiaste tu optimismo, tus ganas de vivir y tus ganas de ir a por todas. Recuerdo que tú me decías que te hacías valer de un mensaje para tí misma y que utilizabas para tus pacientes de la UCI como un particular “mantra”: Tenemos, supongamos, un 20% de posibilidades de que sobreviva, pues ¡vamos a ir a por ese 20%! Y lo decías convencida, sonriendo, acostumbrada a este tipo de retos, que en esta ocasión te tocaba vivir en primera persona.
Luego nos vimos durante el proceso de tratamiento y posteriormente en la consulta. Recuerdo que cuando las cosas se empezaron a torcer yo te preguntaba cómo estabas y aún eras capaz de decirme: “¡vaya!”, con una leve contrariedad, y sin perder nunca la sonrisa. ¡Admirable!
Mi último recuerdo de ti fue estas Navidades en el Colegio de Médicos de Burgos, cuando llevé a mis hijas a un espectáculo de magia que se celebraba para niños y no tan niños. Estabas contenta sin dolores, sin muletas y diciéndome toda orgullosa que te habías incorporado a trabajar. Guardo en mi corazón ese último recuerdo, los dos besos que me regalaste y tu alegría que me resultó conmovedora. Evocar ese último recuerdo tuyo me resulta entrañable y me alegro inmensamente de haberte visto.
Siento de verdad que la Medicina no te haya dado una justa prórroga. Siento que personas tan queridas como tú os vayáis demasiado pronto, porque por mucho que esté hecha a la idea de la levedad de la vida, siempre me sorprende, me azota, me duele. 
Quiero desde aquí mandar un abrazo muy fuerte a tus seres queridos, pues ellos son los que más van a notar tu ausencia. 
Y no, no quiero olvidarte. Quiero que tu ejemplo me sirva para seguir trabajando, para seguir estudiando, para conseguir que pacientes como tú tengan la oportunidad de seguir adelante. Lo pienso hacer en tu honor y en memoria tuya. 
Un beso muy fuerte

A partir de hoy sé que en el cielo hay una estrella que brilla más y es la tuya.

PD: Me quedo con la frase que he leído en el periódico de hoy sobre ti y no he podido evitar emocionarme:

Si tu luz te la has llevado toda ¿cómo voy a esperar nada del alba?”
“El mundo y yo te queremos mucho, pero yo siempre un poquito más que el mundo”
Me permitirán una canción en catalán (teníamos esa tierra en común) “Fil de llum” (Hilo de Luz) de Andreu Rifé como homenaje. Espero que les guste. Y a ella también.
Quan sento que tot s’ha acabat
que no sé aixecar el cap
que no tinc forces per continuar cap endavant

Quan sento que m’he fet petit
que ja no crec en mi
que el món continuaria igual si jo no fos aquí

Llavors m’esforço a recordar
la teva cara al meu davant
la meva orella escoltant
la teva veu baixet parlant

Dient que guanyar-me el destí
només dependria de mi
i vaig prometre prendre el repte
a partir d’aquell instant

Respira, espera
aixeca’t sense pressa
Inspira, refes-te
la vida, el món t’espera

Quan sento que res té sentit
que el món està girat
que no sé com posar un peu a terra i recomençar

Quan sento que no queda res
pel que sempre he lluitat
i cau cada desig que m’ajudava a avançar

Torno altre cop a recordar
la teva cara el meu davant
la meva orella escoltant
la teva veu baixet parlant

Dient que guanyar-me el destí
només dependria de mi
i vaig prometre prendre el repte
a partir d’aquell instant

Respira, espera
aixeca’t sense pressa
Inspira, refes-te
la vida, el món t’espera

Traducción en castellano:
 Cuando siento que todo se ha acabado
que no sé levantar cabeza
que no tengo fuerzas para seguir hacia adelante

Cuando siento que me he hecho pequeño
que ya no creo en mí
que el mundo continuaría igual si yo no estuviera aquí

Entonces me esfuerzo en recordar
tu cara delante de mí
mi oreja escuchando
tu voz bajita hablando

Diciendo que ganarme el destino
sólo dependería de mí
y prometí tomar el reto
a partir de ese instante

Respira, espera
levántate sin prisa
Inspira, rehazte
la vida, el mundo, te espera

Cuando siento que nada tiene sentido
que el mundo está del revés
que no sé cómo poner un pie en el suelo y recomenzar

Cuando siento que no queda nada
por lo que siempre he luchado
y cae cada deseo que me ayudaba a avanzar

Vuelvo otra vez a recordar
tu cara frente a mi
mi oreja escuchando
tu voz bajita hablando

Diciendo que ganarme el destino
sólo dependería de mí
y prometí tomar el reto
a partir de ese instante

Respira, espera
levántate sin prisa
Inspira, rehazte
la vida, el mundo te espera

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Mi particular homenaje

Hoy hace un mes que publiqué mi blog, pero este “post” lo llevo madurando algún tiempo. Después de llevar más de 20 años dedicándome al mundo oncológico, pensarán que algo “anestesiada” estaré. Les puedo decir que no es así. No quiero vivir anestesiada ante el dolor y las hermosas lecciones de vida que he recibido gracias al cáncer. 
Hay personas que pueden no entender mi gusto por mi especialidad médica, habiendo otras especialidades aparentemente más amables a la vista del gran público. Todas las especialidades médicas tienen su cara y su cruz, su lugar y su por qué. Cuando opté al MIR allá por el año 91, la elegí porque suponía un gran reto y los retos siempre son buenos porque motivan en si mismos. La Oncología es un gran reto para la Medicina. En esta lucha cuando echas la vista atrás, ves que hemos cosechado cada día alguna victoria más. Derrotas también hay y son duras; pero ayudan a reflexionar, a replantear, a aprender y en definitiva a evolucionar. O quizás ¿debería decir r-evolucionar?
Muchos pacientes siguen adelante y se convierten en supervivientes. Otro día me dedicaré a ellos en este blog. 
Hoy toca hablar de los que se han ido. Especialmente me apetece hablar de los que por un motivo u otro me llegaron y me “tocaron la fibra”, bien por la maravillosa relación médico-paciente que hubo o bien por algún vínculo afectivo o familiar.
Me acuerdo por ejemplo, de ese hombre que vivía circunstancialmente en Mallorca con su hijo y que siempre se mostraba amable, cariñoso, cercano, con la sabiduría de un pueblo del Bierzo de dónde era originario y del que hablaba con sumo orgullo, y que siempre fue alguien muy entrañable para mi. Me acuerdo también de una compañera de trabajo cuando estaba en Son Dureta, que llevó la enfermedad como una paciente más y siempre me reservaba una sonrisa o una mirada de complicidad. Más recientemente y ya aquí en Burgos me acuerdo de ese joven que luchó incansablemente y de forma admirable, sin perder nunca la ilusión por vivir. De él  también me llevo su sonrisa. Más joven aún era esa otra paciente que con 16 añitos vino un día que estaba yo de guardia, muy asustada, cansada, pero entregada y esperanzada. La recuerdo con mucho cariño.
Ayer recibí una llamada de esas que siempre te sobresaltan. Un familiar se había marchado muy temprano. Mi último recuerdo de él fue feliz, como padrino en la boda de su hija. Me consta que luchó de forma admirable, disfrutando de esos momentos en que la enfermedad le permitía normalizar su vida.
No me quiero despedir sin hablar de alguien que hoy justamente hace 5 meses nos dejó y que corrió la misma suerte que su padre. A ambos me unen lazos afectivos muy fuertes y recuerdos ciertamente muy felices. De él me llevo su profundo cariño, su alma de orgullo “caballa”, su confianza, su respeto, su gratitud, su amor incondicional por los suyos y su tremenda generosidad. Me acordaré siempre de su exquisita bondad, de su mirada y de sus conversaciones, asegurándome en la despedida que se cuidaría. Este blog os aseguro que ha sido empujado por él en gran medida.
A todos,  tanto los mencionados como los que no, les quiero dar las GRACIAS. Vosotros me habéis ayudado a madurar, a ser mejor persona y espero que mejor médico también. Pensar en vosotros me pone en la tesitura de tener que hacer mi trabajo mejor cada día
Mi más sincero HOMENAJE desde aquí. No quiero olvidaros, pues en algún rincón de mi humilde corazón os llevaré siempre como equipaje que no me debe faltar.

La foto pertenece a la autora de este blog.

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