Uno de los actores más desconocidos del escenario de la Oncología Radioterápica son los Técnicos Superiores de Radioterapia. Son profesionales sanitarios clave para que nuestro trabajo como radioncólogos sea posible. Ellos tienen en sus manos la gran responsabilidad de reproducir con la mayor precisión posible las sesiones de radioterapia prescritas. Ellos son los que tienen un contacto más directo y diario durante el tratamiento, en ocasiones en condiciones de alta presión asistencial que les obliga a trabajar con los cinco sentidos, con soltura y eficacia. Pueden ejercer funciones en el proceso de simulación, con elaboración a veces de sistemas de fijación (máscaras termoplásticas) y también en el proceso de planificación (dosimetría clínica y elaboración de moldes personalizados), así como colaborar con la dosimetría física y calibraciones de los aceleradores lineales en el Servicio de Radiofísica.
Su formación es un grado Superior dentro del área formativa de Formación Profesional, al igual que los técnicos homólogos de otras especialidades como diagnóstico por imagen o radiología, laboratorio, anatomía patológica o medicina nuclear. Su formación es de 2 años de conocimientos teórico-prácticos con conocimientos básicos en Anatomía y Fisiología Humana, Radiobiología, Física Médica, etc
Ellos y ellas realizan un trabajo a pie de máquina, diría yo que de “hormiga trabajadora“, a veces por desgracia poco conocido, poco visibilizado y poco reconocido, pero sin duda tremendamente importante. El éxito del tratamiento con radioterapia, no sólo depende de la correcta prescripción y diseño de los tratamientos por parte de los radioncólogos, sino que precisamos de la ayuda inestimable de los radiofísicos y de los técnicos de radioterapia, así como de otros profesionales sanitarios y no sanitarios. Para que una orquesta suene bien el director necesita buenos músicos y viceversa, trabajando de forma coordinada y armoniosa. A todos ellos MIL GRACIAS por estar ahí.