Y ya van 500.000

Hace ya unos cuantos días superé la barrera psicológica de las quinientas mil visitas. Ese número se ha conseguido en algo menos de tres años sobre una temática básica, el cáncer, en torno a la cual siempre busco un lugar para la necesaria esperanza. Lo de menos es pensar que son muchas (para mi lo son), porque lo verdaderamente importante de todo esto es poder establecer un puente sólido entre el médico y el enfermo. Creo haber conseguido gran parte de ese objetivo.
No es fácil mantener un blog, lo puedo asegurar. Requiere de constancia, paciencia y determinación, amén de alguna dosis de “inspiración”. Compaginarlo además con otras obligaciones diarias se hace, a veces, tremendamente difícil y cuesta arriba. Hay que recoger una idea o un mensaje, pensarlo bien, madurarlo y finalmente escribirlo. No quiero “postear” cualquier cosa, prefiero apostar por la calidad de las entradas al blog. Una tarea que requiere tiempo y sosiego. Como los buenos caldos hay que dejarlos hacer a fuego lento, catarlos y rectificarles el sabor si es necesario. Y así una y otra vez con cada post, con cada imagen y con cada video escogido. Repaso varias veces todo hasta darle al emocionante botón de “publicar”. 
Cuando las musas se han “olvidao” de mi porque andan de vacaciones, como diría el gran Serrat, echo mano de mis borradores en barbecho. Investigo, leo sobre el tema o simplemente trato de poner y seleccionar palabras concatenadas a mis pensamientos o a los pequeños relatos inspirados en historias reales cotidianas. Las musas andan por doquier, a veces, donde menos te lo esperas y conviene estar al acecho.
Espero seguir escribiendo. Escribir es un ejercicio mental que me mantiene despierta, me ayuda a canalizar la ciencia con conciencia y me da, por qué no, una cierta satisfacción personal. Cuando echo la vista atrás y me releo, soy consciente de lo mucho que he aprendido en este camino. He aprendido de leer a otros muchos bloggers, de inspirarme en ellos, de compartir ideas, buscando eso sí un estilo propio y personal. 
Gracias a todos los seguidores que día a día visitan, leen este blog, me animan a continuar y no desfallecer. Para celebrarlo les dejo con esta magnífica y nueva canción de Adele: “Hello”.

  

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200.000 veces ¡Gracias!

No hace todavía dos años del primer “post” publicado en “Un Rayo de Esperanza” y ya he alcanzado las 200.000 visitas. Este número redondo creo que representa una cantidad significativa para un blog temático como este. Mi objetivo inicial fue dar visibilidad a la especialidad médica que ejerzo, la Oncología Radioterápica. Poco a poco el propio blog y mi impulso por escribir lo que en el día a día percibía de mis pacientes o de otros compañeros me fue llevando por otros derroteros. He contado no sólo la información puramente médica, sino también otras cosas que establecen un buen maridaje con la Medicina y la impregnan de ese solicitado lado humano y cercano que los pacientes reclaman. Empecé a escribir sobre campañas o iniciativas de concienciación, descubrí la fuerza de los relatos novelados basados en experiencias propias o la posibilidad de analizar la imagen de cáncer a través de las películas y por qué no,  simplemente hice reflexiones en voz alta sobre los avatares de la Oncología actual.

El espíritu humanista y esperanzador he procurado que esté siempre presente en esta bitácora. Mi mayor recompensa es saber que puedo llegar al paciente, que lo que escribo le sirve de ayuda o incluso si simplemente le emociona o le conmueve. Construyendo estas líneas consigo dar más motivación y sentido a mi trabajo rutinario, pues he logrado primero salir del búnker y traspasar después la puerta del hospital.

Deseo dar desde aquí las gracias a todos los que me leen, a todos los que de una manera u otra me ofrecen su apoyo a través de sus comentarios, a los que me mencionan en sus blogs o redes sociales, a los que me dan ideas, a los que me animan a seguir escribiendo y a cualquiera que pasee entre estas palabras. Seguiré tratando de dar lo mejor desde el conocimiento, la experiencia, el cariño, el respeto y la admiración por los grandes protagonistas de este blog: los pacientes oncológicos y sus familias. 

Celebro así estas 200.000 visitas. Prometo hacerlo desde la sencillez de las pequeñas y simples cosas…

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Es de bien nacido…ser agradecido 5/5 (1)

Cuando empecé a esbozar la idea de escribir este blog, lo hice fundamentalmente por un prurito personal a comunicar desde la perpectiva que me han dado los años como veo y creo que debe ir encaminada la Medicina.

Lo que no me imaginaba con ello es toda esta “realidad aumentada” que este medio de expresión me ofrece en los ámbitos personal y profesional. Es normal que los allegados y conocidos te feliciten (me encanta y lo agradezco profundamente), pero lo que me parecía realmente difícil era conseguir que personas anónimas lo hicieran, como ayer me ocurrió con un mensaje recibido a través de Twitter:

“Gracias a ti, una persona muy cercana se alimenta de tu blog, está pasando un cáncer y le estás ayudando mucho”

Este pequeño mensaje representa en sí mismo un premio. Es más de lo que yo me hubiese atrevido a imaginar, pues si de verdad he podido ayudar a alguien a aclarar dudas, a tirar hacia delante y dar información práctica y útil, ya hay un objetivo cumplido.

Ello me motiva a seguir escribiendo, a ilusionarme con la idea de ayudar, de dar a conocer este mundo, darle transparencia, y también mucha esperanza. Porque lo que aquí escribo lo hago desde el conocimiento, pero también desde el corazón, donde alojo muy a menudo mis pensamientos. Lo digo sin pudor. Lo digo alto y claro.

Desde que tengo uso de razón he querido ser médico y ese sueño, en principio infantil, se hizo realidad. En este camino y en el punto en el que me encuentro ya, de una cierta madurez (no mucha, sólo la suficiente pues todavía creo que me queda mucho que aprender) he tenido muchos sinsabores, muchas frustraciones, mucha lucha y también muchas caídas de las que me he visto obligada a levantarme. Y no, no ha sido un camino de rosas. Aquí por lo menos y afortunadamente tengo la libertad de expresarme como realmente quiero.

A pesar de todo, puedo decir que hago lo que verdaderamente me gusta, lo disfruto y trato de vivirlo intensamente, saboreando cada momento presente por malo que éste sea. Al contrario de lo que mucha gente cree o piensa, es muy bueno llenar de Inteligencia Emocional la Medicina (al igual que otros ámbitos por supuesto). Es muy conveniente darle un sentido holístico, humanista, me atrevería incluso decir que intuitivo, no sólo académico. Porque si no lo hago así, no me siento completa ni como médico ni como persona. Es como si caminara con una sola pierna (tendría que ir a la “pata coja”), viera con un solo ojo (me perdería la percepción de la perspectiva) o escuchara con un solo oido (no podría escuchar en estéreo). No me resigno a vivir así, pues sería como perder la esencia, la verdadera razón por la que me hice médico y radioncóloga: ayudar al pacente tanto a nivel físico como mental.

GRACIAS a todos por vuestros mensajes, por vuestro aliento, en definitiva, por estar ahí leyéndome. Para mi representa un motor que me empuja a continuar con ilusión, ganas, pasión, fuerza y mucho cariño. Es un “feedback” muy terapéutico para mi, se lo aseguro. Es mi “sueldo emocional”. La gratitud está siendo un bien escaso, así que me voy a atrever a decir:

MIL GRACIAS


 

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