Acción de Gracias

Me van a permitir que hoy aparque un poco al cáncer como tema central y hable de un día como hoy y señalado aunque sea en otro continente. El cuarto jueves del mes de Noviembre se celebra en Estados Unidos (y también en Canadá) el conocido Día de Acción de Gracias o “Thanksgiving Day”. Esta fecha conmemora una tradición nacional que reúne a familias y amigos para compartir, dar gracias y disfrutar de comidas típicas de esta fiesta, como el pavo relleno y asado acompañado de salsa de arándanos, los boniatos, los frutos secos  y el pastel de calabaza.
La historia cuenta que el primer Día de Acción de Gracias en Estados Unidos fue una celebración de tres días en la Colonia de Plymouth (hoy parte del estado de Massachusetts) allá por el año 1621. Los colonos que habían llegado el año anterior pasaron hambre durante el invierno de 1620–1621 no teniendo suficientes víveres. En la primavera, los indígenas de la zona enseñaron a los colonos a sembrar maíz y otros cultivos, además de cazar y pescar. En el otoño de 1621 los colonos obtuvieron excelentes cosechas y en agradecimiento, invitaron a los indígenas a compartir un banquete.
El festejo de esta histórica cosecha se convirtió en una actividad habitual. El Día de Acción de Gracias se realizaba en diversas fechas hasta el año 1863, cuando el presidente Abraham Lincoln instituyó el último jueves de Noviembre como la fiesta nacional del Día de Acción de Gracias. Más adelante en 1941, el presidente Franklin Roosevelt aprobó una ley que estableció definitivamente como fecha oficial de dicha festividad el cuarto jueves del mes de Noviembre.
En el mes de Noviembre del año 2000 tuve la gran suerte de celebrar esta singular festividad y tan cinematografiada, en mi breve, pero intensa, estancia en Nueva York. Para mi fue un honor que el Dr. Joachim Yahalom me invitara a su apartamento a compartir cena de Acción de Gracias con su familia y amigos. En la mesa se encontraban las viandas típicas que he comentado junto a otras de origen hebreo, cuyos gustos en lo que a dieta mediterránea se refiere, tiene grandes semejanzas con nuestra cultura española. Pasé una magnífica noche charlando distendidamente con este gigante de mi especialidad en el MSKCC y reconocido experto mundial en linfomas. Tuve entonces la oportunidad de conocerle tanto a nivel profesional y personal y resultó una experiencia inolvidable. Tras la cena fuimos invitados por su hija a conocer el ambiente de fiesta que se respiraba por las calles de Manhattan. Un mundo rico con sus contrastes, con todo tipo de avances médicos y vanguardista.
Como contrapunto a esta historia, el pasado martes escuché en la plataforma #tekuidamos una charla titulada “Lo que se comparte, crece” de la mano del Dr Vicente Baos (@vbaosv) mostrándonos imágenes de sus viajes a África ecuatorial como médico de familia. Este médico humanista y bloguero nos mostró imágenes e historias que no pueden dejar indiferente a nadie sobre una realidad que viven muchos hombres, mujeres y niños en ese llamado tercer mundo. No somos conscientes de la fortuna caprichosa que tenemos por el simple hecho de haber nacido en el primer mundo con la mayor parte de necesidades médicas (y otras muchas) cubiertas. A pesar de nuestros pesares y de la crisis económica enquistada y todas las dificultades que nos puedan ocurrir no son nada comparable con la situación de la nada más absoluta y de la lucha por una supervivencia genuinamente primitiva. Ciertamente fue una velada para reflexionar, para admirar la generosidad y el trabajo desinteresado de este compañero. Para quitarse el sombrero y dar las gracias a la vida….que nos ha dado tanto….

Un solo mundo y dos realidades contrapuestas que no se deben olvidar

¡¡¡Gracias!!!

Les dejo con el video colofón de esa charla “Fiesta en Kuwonku”. Un canto a la alegría.

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Mi particular homenaje

Hoy hace un mes que publiqué mi blog, pero este “post” lo llevo madurando algún tiempo. Después de llevar más de 20 años dedicándome al mundo oncológico, pensarán que algo “anestesiada” estaré. Les puedo decir que no es así. No quiero vivir anestesiada ante el dolor y las hermosas lecciones de vida que he recibido gracias al cáncer. 
Hay personas que pueden no entender mi gusto por mi especialidad médica, habiendo otras especialidades aparentemente más amables a la vista del gran público. Todas las especialidades médicas tienen su cara y su cruz, su lugar y su por qué. Cuando opté al MIR allá por el año 91, la elegí porque suponía un gran reto y los retos siempre son buenos porque motivan en si mismos. La Oncología es un gran reto para la Medicina. En esta lucha cuando echas la vista atrás, ves que hemos cosechado cada día alguna victoria más. Derrotas también hay y son duras; pero ayudan a reflexionar, a replantear, a aprender y en definitiva a evolucionar. O quizás ¿debería decir r-evolucionar?
Muchos pacientes siguen adelante y se convierten en supervivientes. Otro día me dedicaré a ellos en este blog. 
Hoy toca hablar de los que se han ido. Especialmente me apetece hablar de los que por un motivo u otro me llegaron y me “tocaron la fibra”, bien por la maravillosa relación médico-paciente que hubo o bien por algún vínculo afectivo o familiar.
Me acuerdo por ejemplo, de ese hombre que vivía circunstancialmente en Mallorca con su hijo y que siempre se mostraba amable, cariñoso, cercano, con la sabiduría de un pueblo del Bierzo de dónde era originario y del que hablaba con sumo orgullo, y que siempre fue alguien muy entrañable para mi. Me acuerdo también de una compañera de trabajo cuando estaba en Son Dureta, que llevó la enfermedad como una paciente más y siempre me reservaba una sonrisa o una mirada de complicidad. Más recientemente y ya aquí en Burgos me acuerdo de ese joven que luchó incansablemente y de forma admirable, sin perder nunca la ilusión por vivir. De él  también me llevo su sonrisa. Más joven aún era esa otra paciente que con 16 añitos vino un día que estaba yo de guardia, muy asustada, cansada, pero entregada y esperanzada. La recuerdo con mucho cariño.
Ayer recibí una llamada de esas que siempre te sobresaltan. Un familiar se había marchado muy temprano. Mi último recuerdo de él fue feliz, como padrino en la boda de su hija. Me consta que luchó de forma admirable, disfrutando de esos momentos en que la enfermedad le permitía normalizar su vida.
No me quiero despedir sin hablar de alguien que hoy justamente hace 5 meses nos dejó y que corrió la misma suerte que su padre. A ambos me unen lazos afectivos muy fuertes y recuerdos ciertamente muy felices. De él me llevo su profundo cariño, su alma de orgullo “caballa”, su confianza, su respeto, su gratitud, su amor incondicional por los suyos y su tremenda generosidad. Me acordaré siempre de su exquisita bondad, de su mirada y de sus conversaciones, asegurándome en la despedida que se cuidaría. Este blog os aseguro que ha sido empujado por él en gran medida.
A todos,  tanto los mencionados como los que no, les quiero dar las GRACIAS. Vosotros me habéis ayudado a madurar, a ser mejor persona y espero que mejor médico también. Pensar en vosotros me pone en la tesitura de tener que hacer mi trabajo mejor cada día
Mi más sincero HOMENAJE desde aquí. No quiero olvidaros, pues en algún rincón de mi humilde corazón os llevaré siempre como equipaje que no me debe faltar.

La foto pertenece a la autora de este blog.

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