Cineterapia oncológica: Ahora y siempre (Now is good). Reino Unido.2012. Ol Parker

“Ahora y siempre” (Now is good en inglés) es una película británica de 2012 dirigida por Ol Parker. Se trata de una adaptación de la novela de 2007 “Before I Die” de Jenny Downham. La película nos cuenta la historia de Tessa, una chica de tan sólo 17 años que padece una leucemia linfoblástica aguda y que después de tratarse durante cuatro años con quimioterapia, los médicos le han informado de que su enfermedad es refractaria e irreversible. La joven no quiere pasar sus últimos días en un hospital, ni martirizarse por lo que le ocurre, ni autocompadecerse, así que decide tomarse la enfermedad con filosofía. Trata, como entiende una joven de su edad, de disfrutar de la vida tanto como sea posible. Adam (interpretado por el joven actor Jeremy Irvine) aparece en la vida de Tessa (interpretado por la dulce Dakota Fanning) fortuitamente, y se enamora de ella desde un principio. El padre de Tessa (Paddy Considine) como figura protectora de su hija no está conforme a esa relación y tiene miedo, por otro lado, de que la lastime.

Tessa vive apasionadamente. A pesar de tener diagnosticada una enfermedad terminal, ella decide cómo vivir cada momento haciendo un catálogo de lo que ella imagina una adolescente debe experimentar, incluyendo la sexualidad y las sustancias ilegales. Con la ayuda de su mejor amiga Zoey (Kaya Scodelario), viene con una lista de cosas que quiere hacer antes de morir, incluyendo algunos de los comportamientos transgresores que considere necesarios para tener el título de “vivió” feliz. Su madre se muestra optimista y la apoya en todo. En cambio, su padre no se resigna a perder a su pequeña y busca sin cesar posibles remedios por Internet. Su hermano, por su parte, le deja caer en varias ocasiones que la echará de menos. Zoey por otro lado está emocionada y desde su escandaloso apoyo a la lista llega a una prueba de embarazo no planificado positiva.

Entre las experiencias que la joven quiere adquirir antes del final está la de enamorarse y experimentar su sexualidad. Tessa se encuentra al chico perfecto para hacerlo. Es Adam, un vecino bastante atractivo y responsable que cuida de su madre enferma. Adam es guapo, simpático, inteligente y sensible. Pero Adam no quiere sentirse utilizado; él cree en el amor verdadero y pretende que Tessa sienta lo mismo.

Los padres de Tessa están divorciados y tienen muy diferentes puntos de vista sobre su deseo de experimentar el lado peligroso de la vida antes de que ella fallezca. Su madre (Olivia Williams) es afectuosa y bromea acerca de la situación porque no sabe muy bien cómo manejarla, parece darle apoyo, pero en ocasiones se bloquea y le desborda la situación. Su padre es tímido y sólo quiere pasar tiempo con su hija. El padre de Tessa se resiste a la conducta de su hija desde el principio, pero se da cuenta que tiene poca influencia y que sólo puede disfrutar del tiempo que les queda. En la película se ve claramente un mecanismo de negación ante la enfermedad de su hija. Se pasa incluso horas en el ordenador buscando posibles tratamientos para ella, incluso después de que los médicos le hayan hablado claramente de la refractariedad del caso.

El hermano de Tessa, Cal (Edgar Canham), es un niño tremendamente honesto y tiene sentimientos encontrados que van desde la falta de atención, a los celos y a la tristeza. Cal le dice a su hermana: “Te voy a echar de menos” mientras se encontraban bromeando los dos.

La película sigue los últimos meses de la vida de una adolescente, explora todas y cada una de las relaciones con sus seres queridos y desgrana esos sentimientos personales que afloran ante una situación así, sintiéndose atrapada en un cuerpo que le falla. Al final de la película, Tessa se da cuenta de que sus fuerzas flaquean y muestra una extraña curiosidad por la muerte. Es bonita y aleccionadora la escena en la que habla con la enfermera que viene a casa y en la que le pregunta de forma abierta por la muerte, por cómo se encontrará o si sentirá dolor. Por su lado la enfermera le contesta que cada vez tendrá más ganas de dormir, comerá cada vez menos y sentirá que se apaga despacio y plácidamente.

Tessa finalmente fallece en casa tranquila, entre sueños pasados y futuros rodeada del cariño y la compañía de Adam y de su familia. En esos sueños aparece ella con el hijo de su amiga Zoey al que no tuvo la oportunidad de conocer.

“Ahora y siempre” es una película romántica, pues al fin y al cabo hay una bonita historia de amor como telón de fondo. La fotografía y el paisaje son virtudes a destacar del filme. Posiblemente se caen en determinados clichés innecesarios, pero gana enteros al poner sobre la mesa de forma honesta y valiente la visión acerca de tabúes como la muerte y el sufrimiento.

Dedico este post a mi compañero y seguidor de este blog, el Dr Iñaki Peña.que trabaja en Hospitalización a Domicilio en Zumárraga (Guipúzcoa) Gracias por hacerme saber que “Cineterapia” puede resultar una fuente de inspiración. Ayer me alegró el día.

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Cineterapia oncológica: La Caja China (Chinese Box) EEUU.1997. Wayne Wang 4/5 (1)

La Caja China se inicia en Hong-Kong concretamente en la Nochevieja de 1996. En la colonia británica se entremezclan como en ningún otro lugar del mundo, comunismo y capitalismo, tradición y modernidad, se celebra la entrada de un año histórico: el que pondrá fin al colonialismo inglés. John (interpretado por Jeremy Irons) es un periodista británico, especializado en finanzas que vive en Hong Kong desde hace quince años y está profundamente enamorado de Vivian (interpretado por la bellísima Gong Li), una antigua prostituta que vive con Chang (Michael Hui), un hombre de negocios que no se casa con ella por su pasado. John en toda esta trama recibe la noticia de que tiene una leucemia y de que sólo le quedan unos meses de vida, más o menos lo que falta para que Hong-Kong vuelva a estar bajo soberanía china en Junio de 1997.

Este es el argumento con el que arranca la película, pero resulta imposible encerrarla en una simple sinopsis. En esencia esta es la historia, pero quedan fuera muchas escenas, muchos momentos que también son importantes. De eso debía ser consciente el director Wayne Wang y por eso eligió ese título. Las primeras imágenes de la película son de cajas que se van cerrando dentro de cajas más grandes, algo similar a esas muñecas rusas encerradas unas dentro de otras, las matrioskas. Lo que en ellas se ven son pequeños objetos, aparentemente insignificantes, pero con algún valor desconocido que los hizo relevantes.
 
La Caja China habla de historias dentro de otras historias: la historia de Hong-Kong, la conciencia de los límites de la propia vida, la imposibilidad de amar en ocasiones, la dificultad de conocer algo sobre lo que se lleva escribiendo quince años, etc. No hay un tema predominante. Wang deja que cada espectador elija el tema que más le convenga y a la hora de hablar de la película se entremezclen enfoques. En toda la película viviremos saltos de una caja mayor a otra menor. 

La Caja China está cargada de simbolismo. Un periodista inglés con leucemia enamorado de una antigua prostituta. Una antigua prostituta que vive con un rico chino que no quiere casarse con ella. Una joven con el rostro deformado que sigue enamorada de un novio inglés que le abandonó. Personajes que corren el riesgo de caer en el exceso. El acierto de la película es que todo, dentro de unos límites, se sostiene con fuerza.

Hay escenas fascinantes como la imagen de John grabándolo todo, intentando saber cómo es Hong Kong después de vivir quince años en la ciudad y el hecho de que al final tenga que renunciar y decida que sea Jean la que se lleve la cámara para filmar los últimos retazos de su vida. Otra escena preciosa es la de Jim al lado de John que le anima con su guitarra. Piensa que su depresión se debe a los problemas que tiene con Vivian y le da un rápido curso sobre los tipos de canciones de amor. Las que se escriben cuando empieza, las que nacen mientras dura y las que inspira la pérdida de ese amor. Va improvisando las letras y al final consigue que John le mire y le sonría.
 
Algunas imágenes saltan al futuro y esas referencias rápidas convierten a la película en algo bueno. La Caja China está llena de esas referencias, pero el espectador se quedará sólo con algunas. Serán como los cromos de una colección incompleta. No están ni ordenadas ni pegadas al álbum. Bastará con volver a recordarlas para que se ponga en marcha todo el juego de las cajas chinas.

John sabe con certeza que le queda poco tiempo de vida. También sabe que está enamorado de quien no debe, que vive lejos de su casa, que casi no tiene amigos, que hace un trabajo que no le gusta y que tiene la necesidad de atrapar una realidad que se le escapa. Es fácil que uno se vea enganchado a este personaje por alguna de estas definiciones. En realidad, la historia de la Caja China ya no le pasa a alguien que vive en Hong Kong, le puede pasar a cualquiera. Y su evolución se sigue con la curiosidad de quien busca opciones. Con esa curiosidad que es capaz de despertar el buen cine.

Se trata de un tremendo drama amoroso con un  peculiar estilo en que se mezcla un carácter documental con una crónica de esta fecha señalada.  Así, la reciente historia de Hong Kong se funde con las vidas de unos personajes llenos de incertidumbre.

https://www.youtube.com/watch?v=uz1nwFU_nYg.

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Cineterapia oncológica: La habitación de Marvin. “Marvin’s Room” EEUU, Jerry Zaks,1996

“La habitación de Marvin” (Marvin’s Room, en inglés) cuenta la historia de dos hermanas: La mayor se llama Bessie (interpretado por Diane Keaton) y la menor Lee (Meryl Streep). Bessie se encuentra al cuidado de su padre en Florida, un hombre llamado Marvin (Hume Cronyn) que tuvo un accidente cerebrovascular hace 17 años, está incapacitado y postrado en una cama. Lee, su otra hija le tiene totalmente ignorado, se mudó a Ohio con su esposo hace unos 20 años y nunca más tuvo contacto alguno con su familia. La trama se complica cuando el médico (Robert de Niro) de Bessie le informa que padece una leucemia y necesita un trasplante de médula ósea. Bessie se encuentra en la necesidad de llamar entonces a su hermana en busca de ayuda.

Lee, a su vez, está divorciada y tiene dos hijos. Uno de ellos la mantiene ocupada, su hijo Hank (Leonardo DiCaprio), que está internado en un centro psiquiátrico por un problema de piromanía, llegando a por prender fuego a la propia casa de su madre. Charlie, el hijo menor parece no inmutarse con las excentricidades de su hermano o aparente desinterés de su madre. Un día Lee decide sacar a su hijo Hank del psiquiátrico y se marchan rumbo a la ciudad de su hermana. Hank se muestra incrédulo. “Yo ni siquiera sabía que tenías una hermana,” dice él. “¿Recuerdas cada Navidad, cuando yo decía: Bueno, parece que la tía Bessie no nos envió una tarjeta de nuevo este año?” dice Lee. ¡Oh, sí!”, dice Hank. Así pues, Lee y sus dos hijos van rumbo a Florida a hacerse unas pruebas de histocompatibilidad para ver si pueden ser donantes de médula ósea para su hermana.

En esta situación Lee se da cuenta de que ella tiene que hacerse ahora cargo de la atención de su padre Marvin. En un primer momento inicia una búsqueda de una residencia. Finalmente Bessie y Lee, que habían estado tan distanciadas, se dan cuenta del tiempo perdido y vuelven a llevarse bien. Desafortunadamente, el médico revela que las pruebas de histocompatibilidad son negativas y que no podrán trasplantarte la  médula ósea, por lo que tendrá que seguir con la quimioterapia. A pesar de este contratiempo, Lee y sus hijos deciden quedarse a vivir para siempre con su tía y su abuelo.

El director teatral Jerry Zaks se rodeó en esta película de un espectacular elenco en su debut tras las cámaras. El reparto reunió a un grupo de actores que acumulaban 20 candidaturas a los Óscars y cinco estatuillas, conseguidas por Meryl Streep, Diane Keaton y Robert DeNiro (que interpreta al Dr Wally). El papel de la oveja negra de la familia fue para la camaleónica y genial Meryl Streep, aunque inicialmente se le ofreció el de la hermana buena, finalmente recayó en Keaton (quien optó al Óscar por esta interpretación). Estos personajes forman parte de la obra teatral del dramaturgo Scott MacPherson, que él mismo adaptó para el cine antes de morir de SIDA a los 33 años.

En esta película se reflexiona sobre temas importantes que nos afectan a muchos: el cuidado de un gran dependiente, el papel de su cuidador principal, su desgaste, lo que ocurre cuando el cuidador principal sufre a su vez una enfermedad grave, cómo evolucionan las relaciones familiares, los problemas psiquiátricos de un hijo y lo que supone encontrar a un donante de médula ósea compatible. Una mezcla explosiva que a veces sucede en el mundo real.

En resumen, se trata de un elenco de actores con sublimes interpretaciones que no dejará indiferente a nadie. Y otra vez más la leucemia, actriz protagonista donde las haya, sale a relucir de nuevo. Algún día se llevará el Óscar a la enfermedad más interpretada en el cine.

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Lección auténtica de complicidad

Les voy a contar una historia francamente entrañable y que muestra la gran complicidad y generosidad de dos niños, amigos desde su más tierna infancia. Cuando Zac Gossage de 6 añitos perdió su pelo a consecuencia de la quimioterapia recibida por una leucemia, le suplicó a su madre que no quería ir al colegio. Por suerte, contaba con un amigo de 7 añitos de edad, Vincent Butterfield.

Cuando la profesora de Primaria en Missouri dijo a la clase de Zac que éste tenía leucemia, Vincent le dijo a su padre que quería afeitarse la cabeza. “Yo no quiero que él se sienta como el único niño de la clase sin pelo”, dijo Vincent. La madre de Vincent, Karen Butterfield, se sorprendió al ver que en Noviembre, su marido y su hijo se afeitaron sus cabezas. Sin embargo, no se sorprendió al saber por qué. “Vincent es así. Es un niño compasivo. Cuando se le pone algo en la mente lo hace “, dijo Butterfield.

La madre de Zac, Stacy Tooley , dijo que las preocupaciones que su hijo tenía sobre su propia cabeza calva se fueron después de ver que Vincent se afeitara su pelo castaño. “Estoy agradecida de ver que él tenga un amigo tan increíble”, dijo Tooley. Zac y Vincent han sido los mejores amigos desde la guardería. Zac dice que ver a su amigo afeitarse la cabeza le hizo sentirse menos solo.“Me hizo sentir increíble porque yo no sería el único que no tenía pelo”, dijo Zac.

No sólo Vincent se afeitó la cabeza para Zac, sino que en diciembre él y su madre hicieron  bufandas para vender y así recaudar fondos para la familia de su amigo. Se fijó la meta de vender 10 bufandas en Facebook y recaudar cien dólares. A las cinco horas, vendió 20 bufandas y fue capaz de donar 200 dólares a la familia de Zac. “Las vendí para que los médicos pudieran arreglarle “, dijo Vincent.




En estos días, el papá de Zac dijo que su hijo se encuentra muy bien. Él fue diagnosticado el 17 de junio y todavía le queda más quimioterapia por delante, pero todavía va al colegio y sólo echa de menos los días en que tiene que ir al médico para una punción lumbar. 

La madre de Vincent cree ver a su mejor amigo pasando por tanto le ha enseñado una lección importante acerca de tener un espíritu de lucha :“Zac ha ayudado tanto a Vincent como Vincent ha ayudado a Zac”

Traducción libre del artículo del “Today Health” titulado “Little Boy Shaves Head to Comfort Best Friend Fighting Cancer” (Pequeño niño se afeita la cabeza para confortar a su mejor amigo luchando contra el cáncer)

Les dejo con el video en inglés de la noticia:

 

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Cineterapia oncológica: Hazme reír (“Funny People”) EEUU. Judd Apatow. 2009.

“Hazme reír” (Funny People, en inglés) trata de la vida de George Simmons (interpretado por Adam Sandler) un exitoso actor de películas cómicas quien tiene como hobby intervenir en monólogos al modo del “Club de la Comedia”. Aquí conocerá a un buen participante que influirá mucho a lo largo de toda la trama llamado Ira (interpretado por Seth Rogen). Ira trabaja como charcutero en un delicatessen y está un poco perdido en cuanto al rumbo que debe llevar su vida. George es diagnosticado de una leucemia mieloide aguda, con una esperanza de vida de un año según los médicos que aparecen en la película. Una noche, George y Ira actúan en un show en el mismo club y George toma nota de Ira. George finalmente decide contratar a Ira para que sea su asistente personal, iniciándose una extraña y especial amistad.
Dado el mal pronóstico que tiene, se le ofrece entrar en un ensayo clínico y probar un tratamiento que está en fase experimental. La película no ahonda en el proceso de la enfermedad y actúa un poco de telón de fondo de toda la trama, haciendo que el protagonista inicie un camino tortuoso y extraño, pues no se convierte en mejor persona. Lo que si logra la enfermedad es hacerle consciente de que a pesar de su popularidad, de estar todo el día contando chistes, haciendo reir a los demás y de tener mucho dinero, está sumido en una insoportable soledad que trata de mitigar como sabe o puede.
Los protagonistas son cómicos y como tales se ven en la obligación de hacer reir a los demás. Por muy tristes o amargados que se sientan deben ser o parecer graciosos. Se establece aquí una gran paradoja, pues ellos quieren y desean que los demás se rían. Cobran por ello, y viven la risa como algo vocacional. Se habla del día a día de esos monologistas profesionales que tanto prestigio y con renombre, de sus capacidades, de sus miserias, de cómo entretejen esos chistes que parecen espontáneos pero están muy estudiados y preparados. Algunas veces incluso se copian unos a otros o confiesan tener miedo escénico. El ingenio que hay detrás de un cómico es siempre muy grande, pues hacer reír es a veces tremendamente complicado.
George sufre sin embargo una transformación e intenta reencontrarse con su pasado: habla con su hermana con la que se había distanciado, con “amigos” e incluso con una antigua novia que ahora está casada y tiene dos hijas con la que trata de recuperar. Se da cuenta de sus errores y trata de rectificar sin mucha fortuna.
El filme acaba bien, pues el protagonista contra todo pronóstico consigue una remisión completa de la enfermedad. Su hematólogo encarnado en un “melenas rubio” con fuerte acento extranjero le da la buena noticia, explicándole que sólo había un 8% de posibilidades de remisión con ese tratamiento y él ha sido afortunado por encontrarse en ese porcentaje.
Una película en definitiva con luces y sombras. Sin ser una gran película consigue hacernos reflexionar sobre la levedad de la vida.

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