Cineterapia oncológica: Love Story, EEUU, Arthur Hiller, 1970 5/5 (3)

“Love Story” es una de las mejores y emblemáticas películas de la historia de la cinematografía, tanto por la narrativa como por su legendaria banda sonora interpretado por un clásico “solo” al piano. La película trata de una bonita historia de amor con mayúsculas. Aunque el final resulte dramático, éste no le resta una pizca de belleza y grandiosidad al filme. Fue nominada a 7 Óscars, ganando uno a la mejor banda sonora original. También obtuvo 7 nominaciones al Globo de Oro, llevándose 5 de esos galardones, incluyendo mejor película. Obtuvo asimismo los premios David di Donatello al mejor actor y mejor actriz extranjeros.
Oliver Barret IV (interpretado por un atractivo y joven Ryan O’Neal) es un gran deportista y estudiante procedente de una familia acomodada de destacados graduados en la prestigiosa Universidad de Harvard. Con grandes problemas de desapego hacia su padre, al que trata incluso de usted en toda la película y posiblemente motivados por sentimientos de inferioridad que éste le inspira, la vida de Oliver cambia y se llena de sentido cuando conoce a Jennifer Cavallieri (interpretado por la sonriente y desafiante Alice MacGraw), una extrovertida e interesante estudiante de música.

En contra de la voluntad del padre de Oliver (interpretado magistralmente por el gran Ray Milland), ambos deciden casarse. Lo hacen con una ceremonia sencilla, preparada por ellos mismos y de carácter civil, algo que choca en un principio al padre de Jenny que es un ferviente católico. Sin el respaldo financiero de la familia de Oliver, la pareja se enfrenta a serios problemas económicos y se van a vivir a la planta alta de una casa en la calle Oxford del vecindario de Cambridge, muy cerca de la Facultad de Derecho. Con el apoyo de Jenny que trabaja como maestra en una escuela privada, Oliver logra cursar la carrera de Derecho y la concluye obteniendo el tercer lugar de su clase, lo que a su vez le permite obtener una posición en un renombrado despacho de abogados de Nueva York.

Al contar con un ingreso y una posición estable, Jenny y Oliver, ambos con 24 años, deciden tener descendencia. Al no lograrlo, consultan a un especialista, quien después de practicarle varias pruebas a Jenny le informa a que su esposa está gravemente enferma y desahuciada. Aunque nunca se revela explícitamente la enfermedad que padecía, está bastante claro de que se trataba de una leucemia aguda. Se nombra varias veces que los análisis de sangre no están bien y que tiene que ser vista por un hematólogo.

Siguiendo las indicaciones de su médico, Oliver trata de vivir una “vida normal” sin decirle nada de su enfermedad a Jenniffer. Se ve la clásica “conspiración del silencio” que se forma alrededor de una enfermedad oncológica. Sin embargo, posteriormente ella se entera de su diagnóstico al enfrentarse con el médico que la atendía. Con los días contados, Jennifer se somete a un costoso tratamiento el cual en poco tiempo, Oliver ya no puede costear. Desesperado, Oliver le pide ayuda a su padre. Cuando éste le pregunta si necesita el dinero por tener “a alguna chica en problemas”, Oliver responde afirmativamente en lugar de contarle a su padre la verdad acerca del grave estado de salud de su mujer.

Desde su cama de hospital, Jenny hace los preparativos para su funeral con su padre Phil (interpretado por John Marley), iniciando la construcción de su propio duelo y de sus últimas voluntades. Después llama a Oliver. En las escenas finales Jenny nota que está perdiendo facultades mentales, que le cuesta recordar los nombres de los músicos que ella conocía tan bien. El cerebro es uno de los llamados “santuarios” de la leucemia. En este trance Jenny le dice a Oliver que no se culpe de nada. Es consciente de que él se siente en deuda con ella por todo lo que le ha tocado renunciar para apoyarle a él durante su carrera, y no quiere irse de este mundo sin liberarle de esa pesada carga. Finalmente Jenny le pide que la abrace fuerte e intensamente antes de morir, escena ésta tremendamente emotiva.

La novela tiene un doble significado del amor, ya que también trata acerca de la relación entre Oliver y su padre. Cuando el señor Barret se da cuenta de que Jenniffer está enferma y que su hijo le pidió ayuda económica para ella, viaja de inmediato a Nueva York, pero cuando llega ella ya ha muerto. En la puerta del hospital, el señor Barret le pide perdón a su hijo, y éste le responde con una frase que Jenniffer le había dicho a Oliver tras una importante discusión y que encierra una gran verdad: “Amar significa no tener que decir nunca lo siento”.

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La otra lotería

Hoy 22 de Diciembre es día de alegrías para unos y de “espero que me toque la Lotería del Niño” para otros. Un día en el que la televisión nos muestra a gente loca de alegría descorchando champán y enseñando el número agraciado de la lotería de Navidad. Llantos de alegría porque pueden tapar esos agujeros oscuros que ha creado la actual crisis económica en muchas familias de nuestro país. Felicito desde aquí a todos los que la suerte les ha tocado.

Sin embargo y por desgracia existe otra lotería. Esa que no nos gusta que toque, pero que ya ha tocado a muchas personas desafortunadamente. La lotería de que te toque padecer un cáncer o más concretamente una leucemia. La “Fundación Carreras” ha creado una campaña diferente llamada #LaOtraLotería, para tomar conciencia de que es más fácil que te toque esta no deseada lotería que la mencionada anteriormente. Les dejo con la transcripción de la campaña.

La Fundación Josep Carreras lanza la campaña “La otra lotería”:
ES 2.000 VECES MÁS PROBABLE RECIBIR UN DIAGNÓSTICO DE LEUCEMIA QUE GANAR EL GORDO DE NAVIDAD
Cada año se diagnostican más de 5.000 casos de leucemia en España. Y es una lotería en la que todos tenemos un número. Con estos datos y a través de la web www.laotraloteria.com, la Fundación Josep Carreras busca concienciar a la población de la importancia de apoyar la investigación científica sobre la leucemia y las demás enfermedades hematológicas malignas. Se acerca la Navidad y con ella una de las grandes pasiones de los españoles, una auténtica fiebre nacional: la Lotería. El sueño de convertirnos en millonarios de la noche a la mañana hace que cada año desembolsemos unos 200 millones de euros en la lotería de Navidad, aún cuando la probabilidad de ganar el gordo es de 1 entre 16 millones. Pero, por desgracia, no todas las loterías traen ilusión. Cada año, en España, más de 5.000 personas enferman de leucemia.
La probabilidad de recibir este diagnóstico es 2.000 veces más elevada que la de ganar el Gordo de Navidad. Aunque la cifra pone los pelos de punta, gracias a entidades como la Fundación Josep Carreras las posibilidades de ganarle la lucha a la leucemia son cada vez más altas. A día de hoy, 3 de cada 4 niños y 2 de cada 4 adultos se acaban curando.

A partir de estos datos, la Fundación Josep Carreras lanza, estas Navidades, la campaña “La otra lotería”, que busca concienciar a la población sobre una enfermedad que es más común de lo que se cree, pero que, gracias a los avances de la investigación científica, cada vez cuenta con mayores expectativas de curación. Las donaciones de los más de 45.000 socios de la Fundación y los colaboradores puntuales hacen que cada
día haya más esperanza.

“Nos hemos decidido por un mensaje fuerte porque los datos son contundentes. Si podemos destinar todo ese dinero a la lotería, ¿por qué no invertir también en una lucha en la que ganamos todos?”, comentan desde la Fundación. “A cualquiera le puede tocar”, añaden. “De todas formas, el mensaje es positivo: cada día hay más esperanza gracias a la investigación”, sostienen. “Cuanto antes tomemos conciencia, más rápido avanzaremos y más vidas salvaremos”.

La Fundación Josep Carreras, que este año cumple 25 años, persigue un objetivo muy claro: conseguir que algún día la leucemia sea una enfermedad 100% curable, para todos y en todos los casos. Con más de 45.000 socios en España y sedes en Estados Unidos, Suiza y Alemania, la Fundación se ha convertido en todo un referente mundial de la lucha contra esta grave enfermedad.
Durante este cuarto de siglo ha apoyado la investigación científica mediante un programa de becas e invirtiendo más de 110 millones de euros en proyectos biomédicos y sociales. En la actualidad está desarrollando el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras (IJC), un centro prácticamente único en el mundo, exclusivamente focalizado en la leucemia y otras hemopatías malignas. La Fundación también ofrece asesoramiento médico y alojamiento gratuito para pacientes con pocos recursos económicos. Y gracias a la creación del Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO), en el año 1991, ha conseguido que los pacientes españoles puedan acceder a los más de 21 millones de donantes de médula ósea disponibles alrededor del mundo.

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Cineterapia oncológica: Elegir un amor (“Dying young” EEUU, Joel Schumacher, 1991) 5/5 (2)

“Elegir un amor” (“Dying young” en inglés) puede parecer a simple vista un melodrama romántico. En cierto modo lo es. Hilary es una atractiva mujer interpretada por una jovencísima Julia Roberts que harta de su vida amorosa y no amorosa, decide ir a una entrevista de trabajo anunciada en el periódico cuyos requisitos eran ser una chica atenta y servicial. Enfundada en un corto traje de chaqueta rojo que recuerda a “Pretty Woman” acude a la entrevista donde se lleva un chasco inicial por parte del adinerado entrevistador. Victor (Campbell Scott) que es su hijo de 28 años, envía a su mayordomo a su encuentro y le propone a Hilary trabajar para él como cuidadora, ya que padece una leucemia desde hace 10 años. Ella acepta y le acompaña en los tratamientos de quimioterapia. Al llegar a casa aparecen los temidos efectos secundarios que producen un gran impacto emocional en Hilary, que por un momento le hacen dudar y casi está decidida a renunciar. 

Sin embargo, Victor se da cuenta de la situación y se le adelanta diciéndole que puede abandonar el trabajo siempre que ella quiera. Ella sufre una transformación y se “empodera”, pues aunque en aquella época a inicios de los años 90 donde no había acceso a internet, acude a la biblioteca pública en busca de información médica que pueda ayudar a Víctor. Cuida su alimentación y le proporciona los mejores cuidados. Victor reflexiona sobre su situación con Hilary. Como amante de la Historia del Arte intenta enseñarle sus conocimientos y le habla incluso de su tesis doctoral que quiere acabar pronto. 

Se inicia así una historia de amor en la que él desea estar lo mejor posible para disfrutar de esa vida robada. Le dice que ya ha finalizado el tratamiento (no es cierto, él ha decidido abandonarlo conscientemente) y le propone irse de viaje y alquilar una casa para acabar de recuperarse. Hilary entiende que su trabajo ya carece de sentido, pero él insiste en que se quede con él y disfruten del momento. Al cabo de un tiempo él vuelve a encontrarse mal, con dolores y sudores nocturnos. Ella descubre el engaño y finalmente llama a su padre para que le convenza de proseguir con el tratamiento. En la escena final él accede a volver al hospital y seguir luchando juntos gracias a la fuerza y el cariño de Hilary. 

Como podemos comprobar una vez más la leucemia hace aparición de forma muy significativa en el cine, probablemente por el impacto que produce ver afectados por esta enfermedad a niños y jóvenes que apenas han despegado en su ciclo vital. En esta película, como también sucede en otras se observan los estragos de la quimioterapia en unos tiempos en los que apenas había medicamentos eficaces contra el vómito. Al hacer vista atrás y mirar el presente soy consciente de lo mucho que hemos mejorado en el tratamiento de soporte de la quimioterapia y este efecto secundario se ha minimizado de una forma relevante.También en la película se ven los dolores que el protagonista padece y combate con mórficos, así como la típica sudoración nocurna signo de actividad de la enfermedad hematológica.

Es curioso cómo también me ha llamado la atención cómo fuman de forma natural y en lugares públicos los protagonistas en la gran pantalla. En eso también la sociedad americana y europea han cambiado. Ahora nos resulta chocante y políticamente incorrecto ver a un protagonista de película fumando compulsivamente. Las diferencias sociales de ambos protagonistas también se muestran muy patentes, pero afortunadamente el director logra encontrar un equilibrio que hace crecer a los dos.  

La mirada de Víctor es penetrante, llamativa, vital y con ganas de comerse el mundo y el final aunque lacrimógeno está abierto a la imaginación del espectador.

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La vida, interrumpida

“Life, Interrumped” (La vida, interrumpida) es el título elegido por la joven escritora norteamericana de 25 años Suleika Jaoudad para dar paso a una serie de videos en la sección “Well” en “Health” (Salud) del prestigioso rotativo The New York Times. Ha sido galardonada con un Premio Emmy en la Categoría de Noticias y Documentales. Su testimonio me parece de una calidad digna de mención.

Les dejo con su último “post” traducido del inglés:  

Una oportunidad de oro:

A principios de esta semana me encontré rodeada por la realeza del periodismo. Muchos de los periodistas con más talento, los más valientes del mundo de la radio, editores, productores y reporteros gráficos se habían reunido en el Lincoln Center de Nueva York para los Premios Emmy en la Categoría de Noticias y Documentales. 
 
Pero para mi sorpresa, no era simplemente una invitada u observadora casual en los Emmy – yo era una candidata. El diario “The New York Times”, con la serie de videos “La vida, interrumpida”, había sido honrada por la Academia Nacional de Artes y Ciencias Televisivas con una nominación a su premio más prestigioso. La serie era una entre 1.400 candidatos que compiten por la noche a 40 estatuas de oro Emmy que atraían en el escenario.
Siempre se dice en las entregas de premios que es un honor ser nominado. En mi caso, ese sentimiento es particularmente significativo.
Hace apenas unos años, a la edad de 22 años, me enteré de que tenía una forma agresiva de leucemia. Necesitaba quimioterapia intensiva y trasplante de médula ósea para salvar mi vida. En aquel entonces, mis médicos me dijeron que tenía una posibilidad del 35 % de sobrevivir a mi trasplante. Me encontré luchando por un futuro que tenía todavía por definir. La noción de progreso profesional, y mucho menos un galardón como una nominación al Emmy, no estaba simplemente en el ámbito de mis posibilidades.

Estar en tu segunda década de vida tratando de averiguar quién eres y lo que quieres hacer en la vida – con o sin cáncer – es una tarea atemorizante por sí sola. Pero saber que me estaba enfrentando una enfermedad que amenaza la vida me hizo sentir como si alguien hubiera golpeado el botón de pausa en mi vida antes de que realmente hubiese comenzado. Como estudiante, yo había viajado por todo el norte de África y el Oriente
Medio para estudiar los derechos de las mujeres a través del “storytelling” y la historia oral. Terminé de escribir mi tesina  sobre el tema. Uno de los capítulos se titulaba “La voz de los sin voz”, y detalla las historias no explicadas de las mujeres en Túnez. Me inspiré en el periodista Amy Goodman que ha dicho: “La responsabilidad de un periodista es viajar donde el silencio está”. Eso fue exactamente lo que yo esperaba hacer con mi vida.
Sin embargo, pocos meses después de caminar por el escenario de mi graduación en la universidad, el cáncer interrumpió mis planes. Era difícil imaginar cualquier tipo de futuro, por no hablar de mis planes para convertirme en periodista y defensora de la causa de las mujeres en todo el mundo.
 
Aislada en el pabellón de Oncología, empecé a pensar en mi sueño de convertirme en una escritora. ¿Qué podría escribir ahora? ¿Dónde puedo viajar si me he quedado atrapada sin soporte? Tal vez la historia no estaba en una tierra lejana, pero si justo en frente de mí. Yo no había elegido esta historia- la historia me había elegido. Pero decidí aceptar el reto.
 
Poco a poco, empecé a informar desde el frente de la cama del hospital, primero en revistas, y luego , en un blog apresurado. El cáncer no es algo que te de ganas de compartir, es más bien algo que te hace querer ocultar. El cambio de contar historias de otras personas a tener que escribir en primera persona sobre algo tan personal fue difícil. Después de todo, el cáncer no es exactamente algo que se actualice en tu perfil de LinkedIn. Pero yo sabía esto: escribir sobre lo que me estaba pasando me hacía sentir bien, aunque mi cuerpo no estuviera a la altura.
 
Nunca me he sentido tan perdida como lo hice en el primer año después de que me enteré que tenía cáncer. Pero sin darme cuenta, había también he encontrado mi voz. A pesar de que nunca había sido publicado antes, le envié un correo electrónico a mi profesor de periodismo de Marty Gottlieb y le pregunté qué pensaba sobre el hecho de lanzar mi historia con un artículo en el Times, donde yo había estado leyendo “Posts” de otro paciente de cáncer, Dana Jennings, quien contaba la crónica de su vida después del tratamiento de un cáncer de próstata.
Él me ayudó a llegar a los editores de The Times, y en la primavera de 2012, mi primera columna apareció justo cuando estaba pasando por un trasplante de médula ósea, seguido poco después por la serie de videos “La vida , interrumpida”.

Nunca podría haber imaginado que 18 meses más tarde estaría sentada entre el público en los Emmy , a la espera de que mi categoría se anunciara . Y entonces sucedió algo increíble : que ganamos. Suleika Jaouad formó parte del equipo ganador de la serie de videos La Vida, interrumpida. Rommel Demano, Getty Images y Suleika Jaouad formaron parte del equipo ganador de la serie de videos “La vida, interrumpida”.
De pie en el escenario, sosteniendo que la estatuilla dorada y sorprendentemente pesada, estatua Emmy, es uno de los momentos más surrealistas y sorprendentes de mi vida. Shayla Harris, la productora de la serie y de la mujer pasó incontables horas filmando conmigo mi historia, le dio un hermoso discurso de aceptación a mi editora Tara Parker. Papá celebró el momento conmigo. Días más tarde, todavía no puedo creer que hayamos ganado un Emmy.
Vivir con cáncer ha sido aterrador, pero en cierto modo, también me hizo sentir valiente y pensar que todo es posible. Me ha enseñado que el tiempo es oro y que tengo que ir a por las cosas que quiero – no mañana, sino hoy. Después de todo, ¿qué tengo que perder?

Yo todavía no sé lo que depara el futuro, pero sí sé que lo estoy haciendo bien, y continúo estando libre de enfermedad. Las historias y las palabras de aliento que he recibido de los lectores y espectadores de “La vida, interrumpida” han sido mi salvavidas gracias a una increíble comunidad de apoyo. Nada de esto hubiera sido posible sin ustedes.

A mi pequeña manera, espero haber viajado “donde el silencio es” y haber dado voz a una comunidad que muy a menudo no tiene voz: los adultos jóvenes con cáncer. Esto es lo que he hecho en la mayor parte de “La vida , interrumpida”.

Video: De cara con el cáncer en tu segunda década de vida (Facing cancer in yours 20s’. Life, Interrupted)

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