MED +: Medicina, Conocimiento y Sociedad 5/5 (9)

El día anterior había llovido con fuerza y de forma intermitente en la ciudad de Málaga.  Llegué algo cansada por el viaje, pero con ganas de participar en los primeros encuentros MED: Medicina, Conocimiento y Sociedad. Amanecía un día soleado que presagiaba buenas vibraciones. En el Teatro María Cristina nos reunimos un buen puñado de médicos para ofrecer unas charlas de dieciocho minutos que fueran inspiradoras sobre temas de actualidad.

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Historias de vocación

Diecisiete ciudades, veintinueve hospitales y una furgoneta estilo retro cargada de ilusiones recorre el territorio español para recoger “Historias de Vocación” de nuestros profesionales sanitarios. Detrás de cada profesional hay una historia de verdadero servicio y entrega a los pacientes.
La iniciativa que ha sido impulsada por Roche Farma España ha recorrido los principales hospitales de referencia de nuestro país para poner en valor la labor de los profesionales sanitarios y conocer qué les empuja cada día a dar lo mejor de sí mismos en su trabajo.

‘Historias de Vocación’ cuenta con el apoyo de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la Sociedad Española de Reumatología (SER), la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)

Se recogen testimonios de médicos, enfermeras, celadores y otros profesionales sanitarios  a través de videos cortos que pueden verse en Facebook y Twitter. Gracias a esos testimonios se pone de manifiesto el lado más bonito, amigable y humano de nuestra profesión, así como los valores universales y el compromiso de servicio o entrega a los demás.

La vocación se define como la inclinación a cualquier estado, carrera o profesión. El término proviene del latín “vocatio” o inspiración. Se utiliza también como sinónimo de llamamiento. En términos generales la vocación se relaciona con los anhelos, los gustos, los intereses y aptitudes de cada persona. Es un proceso que se desarrolla durante toda la vida, se construye de forma continua y permanente. La vocación implica descubrir quién soy, cómo soy y hacia dónde voy y quiero ir. La respuesta a estas preguntas es la que marca el camino a seguir.

La vocación en sí es un proceso de autodescubrimiento complejo y vivido de forma diferente por cada uno de nosotros. Hay personas que siempre han sabido lo que querían ser, otros han sido influenciados por su entorno y otros la han descubierto por casualidad. No hay una receta única para saber cuál es la verdadera vocación de cada uno. Hay personas que llegan a conocer su verdadera vocación de una forma tardía.

La vocación debe ser siempre algo que nos llene, que nos produzca una sensación indescriptible de satisfacción y disfrute, una actividad que dé sentido a lo que hacemos y que nos lleve a pedirnos a nosotros mismos a hacerlo bien y mejor. La vocación requiere de mucho trabajo, esfuerzo y espíritu de sacrificio, en cualquier disciplina y en Medicina no es menos.

La profesión médica es esencialmente vocacional. Entiendo que, por lo menos en mi caso, así ha sido. Nunca he querido, desde que tengo uso de razón, haber sido otra cosa que no fuera médico. Si hubiera hecho caso a los tests psicológicos que me hicieron en su día en el colegio orientándome hacia una carrera de letras, hubiera hecho Historia, Derecho o Filología inglesa. Cierto es que se me daban bien las Humanidades, pero supongo que las ganas y mi determinación por ser médico por encima de todo contribuyó a que hiciera caso omiso al consejo escolar, cursara el bachillerato de ciencias y escogiera el sueño de estudiar Medicina.

Una vez terminada la carrera y preparado el examen MIR tuve que elegir de nuevo. Tenía claro que quería una especialidad relacionada con el cáncer y escogí Oncología Radioterápica porque me parecía atractiva. Es una especialidad clínica, médico-quirúrgica y abarca además conocimientos de otras disciplinas como la Física Médica o la Radiobiología que no se dan en otras especialidades médicas. Una especialidad apasionante y de la que he tenido la suerte de vivir en plena era de una revolución tecnológica, cosa que ha hecho que evolucione en pocos años de forma exponencial.

Son muchas las historias que podría contar de pacientes a lo largo de veinticinco años de ejercicio de esta especialidad. Muchas de ellas han sido contadas en forma de relatos en este blog. Son historias emotivas, curiosas, personales y llenas de vida. Historias de vocación que ponen en valor las necesidades que los pacientes y nosotros mismos tenemos en nuestro día a día.

Les dejo con varios ejemplos de “Historias de Vocación”

https://www.facebook.com/historiasdevocacion/videos

La Dra. Maite Murillo Oncóloga Radioterápica y Jefe de Servicio del Hospital La Princesa de Madrid 


El Dr Martín Tejedor, Oncólogo Radioterápico y Jefe de Servicio del Hospital Miguel Servet de Zaragoza

El Dr Josemi Ponce, Oncólogo Radioterápico del Hospital Miguel Servet de Zaragoza

Miguel Pombar, Jefe de Servicio de Radiofísica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela

El Dr Martín Lázaro Quintela, Oncólogo Médico del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo



El Dr Ignasi Tusquets, Oncólogo Médico y Jefe de Sección del Hospital del Mar en Barcelona

La Dra Ana Casas Fernandez, Oncóloga Médica del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y paciente activa 

El Dr. Julio Mayol, Cirujano General y Director Médico del Hospital San Carlos de Madrid

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Mujeres, Medicina y Techo de cristal 5/5 (1)

La Medicina es una actividad humana ejercida de forma natural desde tiempos inmemoriales. La mujer en la Historia de la Medicina ha sido intencionadamente borrada e invisibilizada hasta prácticamente bien entrado el siglo XIX, pues hasta entonces, en nuestra cultura occidental, la Medicina académica y oficial estaba sólo hecha por hombres blancos del primer mundo. La actividad médica de la mujer no tenía cabida y si la había se le reservaba a la esfera privada y no se le permitía trascender a la esfera pública.

Sin embargo, podemos decir que la mujer ha ejercido desde la época de las cavernas algún tipo de actividad médica, pues mientras el hombre se encargaba de cazar animales, ella recolectaba plantas, algunas de ellas medicinales y se quedaba al cargo del cuidado de los niños, de otras mujeres, de los enfermos y de los ancianos. Conocían las enfermedades que afectaban a las mujeres, ayudaban a éstas a parir y les acompañaban en la etapa de crianza de su prole. Era entonces una actividad médica completamente “amateur” y basada en la experiencia. Eran además capaces de transmitir su sabiduría de unas mujeres a otras, de madres a hijas, de generación en generación.

Si contemplamos detenidamente la Historia, descubrimos algunos ejemplos de mujeres que ejercían la Medicina en toda regla. Una de ellas es Agnódice, considerada la primera ginecóloga de la Historia que nació en Atenas en el siglo V a.C. Como la Medicina estaba vetada para las mujeres, se cortó el pelo y se disfrazó de hombre para poder ejercer. Sus éxitos profesionales despertaron la envidia de los otros médicos que le acusaron de seducir a sus pacientes y fue llevada ante el juzgado. Fue entonces cuando Agnódice tuvo que revelar su sexo, motivo por el que fue acusada de violar la ley. Las mujeres de algunos de los principales ciudadanos de Atenas a las que había curado, la defendieron y dijeron que si ella moría, ellas también. Consiguieron finalmente que la ley fuese invalidada.

En el siglo XII nos encontramos ante la figura de Hildegarda von Bingen una mujer alemana que vivió recluida en un monasterio y que fue toda una autoridad de la época por sus poderes visionarios, considerados místicos. Dichos poderes le permitieron tener contacto con la élite eclesiástica (papa incluido) y noble de la época. Escribió Physica, un texto sobre las ciencias naturales, describiendo así el mundo natural y mostrando un particular interés en las propiedades curativas de las plantas, los animales y las rocas. Los cinco volúmenes del Causae et Curae son esencialmente un Tratado de Medicina, mezcla de influencias griegas y cristianas. Junto con algunos inverosímiles remedios (tales como sumergir a una perra en agua y usar este agua para humedecer la frente como una cura para la resaca) hay algunos que parecen bastante razonables. Se incluyen consejos rudimentarios sobre cómo mantener los dientes sanos y firmes o cómo enriquecer la dieta de las mujeres que sufrían amenorrea (ausencia de menstruación), algo habitual en la época debido a la desnutrición.

Durante los siglos XIV al XVI las mujeres tuvieron un papel de sanadoras que era visto con recelo y consideradas como brujas.  Las brujas-sanadoras usaban analgésicos, calmantes y medicinas digestivas, así como otros preparados para aminorar los dolores de parto. Usaron la belladona para parar las contracciones del útero en caso de posible aborto y algunas fuentes apuntan a una bruja inglesa como descubridora de la digitalina, que se utiliza actualmente para tratar arritmias cardíacas. Estas mujeres sabias con importantes conocimientos anatómicos, también aconsejaban a mujeres sobre métodos anticonceptivos. De hecho, Paracelso, considerado el “padre de la medicina moderna”, afirmó en el siglo XVI que todo lo que sabía lo había aprendido de las brujas. Con la caza de brujas, parte de este conocimiento se perdió.

En España contamos con otro ejemplo,  el de Oliva Sabuco de Nantes Barrera, una española nacida en Alcaraz (Albacete) en pleno siglo XVI e hija de un boticario. En sus escritos entre los que destaca el publicado en 1587 como “Nueva Filosofía de la Naturaleza del Hombre”, habla de conceptos innovadores como son la importancia de la higiene y otras consideraciones que la sitúan en lo que hoy constituye la corriente de la medicina psicosomática. Sus escritos fueron proscritos y quemados por la Inquisición Española, pero algunos ejemplares quedaron para dejarnos perplejos ante lo avanzado de sus conocimientos para aquella época. Descubrimos así a una mujer sorprendentemente humanista.

Con la creación de la Universidad y las facultades de Medicina, la entrada a las mujeres fue vetada. A la mujer se la mantenía como sanadora en el ámbito privado, habitualmente acompañadas y al cuidado de las clases más desfavorecidas. Compartían con naturalidad y generosidad sus conocimientos a otras sanadoras. Mientras, los hombres practicaban la Medicina de una manera pública y notoria, cuidando especialmente de las clases altas. Se les confería un poder visionario y sus conocimientos no solían ser compartidos.

En el siglo XIX y especialmente en el XX, la mujer irrumpe con fuerza debido a los cambios producidos a consecuencia de la feminización de la fuerza de trabajo. A esto ya no son ajenas las facultades de Medicina que viven ya en el siglo XXI una importante entrada de mujeres, capacitadas y altamente cualificadas para ejercer su profesión. Ya nadie se extraña de entrar en una consulta médica y ver a una mujer médico. Su reconocimiento social, por fortuna, ya está normalizado.

Hemos logrado hitos que nuestras antecesoras no podían ni imaginar y en un tiempo relativamente corto. Sin embargo, a pesar de nuestra creciente presencia sufrimos un llamado síndrome de techo de cristal, que algunos se atreven a llamar anorexia de poderLa mujer de hoy que ejerce una actividad profesional como puede ser la Medicina, no concilia, sacrifica. Se plantea un futuro con grandes retos como el reparto de tareas y de poder, el reconocimiento social de la maternidad, así como de su gran y silenciosa implicación en el cuidado de las personas. La carrera profesional femenina sufre constantes entradas y salidas porque quiere estar al lado de los suyos también. La mujer del siglo XXI debe reinventarse, buscar nuevas alternativas, nuevas soluciones, huyendo del modelo patriarcal y sin emular el rol masculino, pues corremos el riesgo de caer en los mismos errores y convertirnos en enemigas de nosotras mismas.

En el mundo 2.0 también existe una buena representación de mujeres médicos que apuestan por la innovación, la comunicación y la creatividad. No pretendo con este artículo hacer alarde de mi condición de género ni entrar en rivalidades absurdas. Sólo quiero poner a mi género en el lugar y con el valor que le corresponde. Ni más, ni menos. Quiero ejercer mi profesión desde una perpectiva de simetría moral con mis compañeros, rompiendo una lanza a favor de nosotras mismas para que ese techo de cristal de una vez por todas se desvanezca.

Video: Ella (Bebe)

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Mis maestr@s

 

Tranquilos todos, ni el Dr Ross ni el Dr House han sido mis maestros. Habría sido divertido cruzarme con alguno de ellos en la vida real y que todo saliera como en las películas. La ficción que representan les puedo asegurar es una mera aproximación, pues la realidad muchas veces la supera con creces.

En mi recorrido como médico he tenido muchos maestros, en gran parte debido a la vida profesional un tanto nómada que me ha tocado vivir. No me arrepiento de ello, muy al contrario, creo que me ha enriquecido. He aprendido mucho de muchos. Con esos “maestros” he compartido las fatigas cotidianas, las ganas de trabajar, las preocupaciones por los enfermos, los cambios, las incertidumbres, agradables tertulias, muchas risas y también por qué no algún llanto de rabia, de impotencia o simplemente tristeza que a veces también tenemos derecho a concedernos. De todos y cada uno he recogido enseñanzas que he ido agregando en mi particular mochila de la vida y que las voy sacando a medida que las voy necesitando. Es siempre bueno tener referentes, aunque discrepes o debatas con ellos. Si te rodeas de “buena gente” y buenos maestros la influencia es siempre positiva, prácticamente fluye sola, casi sin querer.

Mis primeros maestros en esta aventura de la Oncología Radioterápica fueron el Dr Agustí Valls y el Dr Manuel Algara. Eran tiempos en que contábamos con muy poquitos medios, el trabajo se podría decir que era casi artesanal. Tratábamos a un gran número de pacientes de la mejor manera posible con lo que teníamos. Recuerdo que Agustí me decía: “se aprende a capar cortando cojones”. Puede sonar una frase un tanto grosera y contundente. Pero era verdad, tenía que pasar por la experiencia de tratar a los enfermos con mis propias manos. De él heredé el gusto por la Hematología, pues él había compartido trabajo anteriormente con los Dres Cyril Rozman y Albert Grañena del Hospital Clínic de Barcelona. También recibí de él grandes clases de Radiobiología que representa junto a la Radiofísica las bases de esta curiosa especialidad. Fue mi jefe y sin duda mi primer gran maestro. De Manuel aprendí lo que es trabajar con tesón, de forma casi incansable. Se preocupó por mimar mi formación y de que tuviera las ideas muy claras. Me enseñó mucho sobre el arte de presentar y de escribir artículos médicos. Recuerdo también una frase muy suya: “el médico residente ha venido al mundo para sufrir y el médico adjunto….para seguir sufriendo”. Hay mucho de verdad en ello.

Después de acabar la residencia y empezar como médico adjunto he tenido la oportunidad de conocer a estupendos profesionales. Del Dr Carles Conill del Hospital Clínic aprendí a no rendirme, a creer en mi misma y a dar lo mejor.  Me dió grandes dosis de sabiduría y humanismo mezclados a partes iguales. De él he copiado la frase que me repetía muchas veces: “Doctora, no hay enfermedades, sino enfermos”.

En el Hospital Plató tuve la oportunidad de conocer a dos grandes personas que son el Dr Agustí Pedro y el Dr Antoni Vila. Nunca podré agradecerles lo suficiente su apoyo y confianza. En el Hospital Mútua de Terrassa conocí a los oncólogos Dr Lluís Cirera y el Dr Romà Bastús. De ellos aprendí mucho sobre la prudencia necesaria en oncología, a no ser oncólogo del último estudio y saber esperar a que los acontecimientos nos dieran o no la razón. Su forma de pensar algo más conservadora a lo que yo estaba habituada me dió una visión diferente y me aportaron mucho en el valor que ofrecía también la paliación. También compartí un tiempo corto pero intenso con la Dra Àngels Arcusa, una mujer y madre incansable con una capacidad de trabajo fuera de serie. En Valladolid inicié otra andadura casi en solitario, pero conté con los consejos, la ayuda, el aprecio y la comprensión del Dr Francisco López-Lara. En Palma de Mallorca tuve a dos buenos compañeros de fatigas: el Dr Ignacio Alastuey y la Dra Lucía Bodi. Ignacio es un lector y cinéfilo infatigable y Lucía representa para mi la bondad y la discreción personificada. Conservo un buen recuerdo de ellos y espero que ellos de mi también. Compartimos mucho.

Ahora me encuentro en Burgos en un servicio integrado por cinco mujeres, liderado por la Dra Mercedes Teijeira, una mujer con una gran capacidad de trabajo, incluso “multitarea” y a la que no le importa arremangarse a trabajar si hace falta. Algo siempre admirable y que no deja nunca de asombrarme.

Evidentemente hay muchos más compañeros que no están nombrados aquí, tanto médicos como radiofísicos de los que he aprendido y sigo aprendiendo mucho. La lista se me antojaba un poco larga e incluso temía dejarme a alguien y no hacer justicia. Ellos saben que también están en mis pensamientos.

Por último he de nombrar a todos esos “anónimos” maestros de mi día a día, a los que me encuentro en este devenir digital. No paro de aprender y de disfrutar de ellos a través de sus blogs, sus tuits, sus whatsapps o sus e-mails. Y es que el mundo no para de cambiar.

A todos esos grandes y pequeños maestros quiero darles las GRACIAS por estar ahí.
Les dejo con un video: Reflexiones sobre la vida

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Tres “nuevos” fármacos contra el cáncer: Besosuzumab, Abrazocinib y Caricialimus.

BESOSUZUMAB:
Mecanismo de acción:
Anticuerpo monoclonal humanizado IgG contra DEPRE1. Inhibe la proliferación de células humanas tumorales que sobreexpresan DEPRE1. Propicia la estimulación nerviosa y la respuesta cerebral a la liberación de oxitocina, dopamina y adrenalina al torrente sanguíneo, lo que genera una gran cantidad de efectos físicos. La liberación de oxitocina origina distintas respuestas físicas positivas. La dopamina produce la sensación de bienestar. La adrenalina produce una serie de cambios físicos: cambios en la presión arterial, el nivel de glucosa y el ritmo cardíaco, además de la sensación de alerta y el tono rojizo en la zona cigomática.
Indicaciones terapéuticas:
Todos aquellos cánceres primarios o metastásicos que sobreexpresen DEPRE1. Puede administrarse en monoterapia o en combinación de abrazocinib y caricialimus según respuesta al tratamiento, pues se ha demostrado el efecto sinérgico de los tres fármacos.
Posología:
Vía oral o percutánea. Ads.: Es recomendable realizar test de DEPRE1 antes de iniciar terapia. Si el test resulta positivo es importante dar una dosis inicial de choque, para luego ir administrando en pequeñas dosis a demanda del paciente. Si resulta negativo es bueno mantener una dosis de mantenimiento periódica.
Modo de administración:
Administrar bajo la supervisión de un profesional cualificado y con experiencia en su uso.
Contraindicaciones:
Hipersensibilidad a besosuzumab.
Advertencia y precauciones:
No se conoce si puede causar daño fetal o si puede afectar a la capacidad reproductiva.
Lactancia:
Se desconoce si se excreta en leche materna. 
Efectos sobre la capacidad de conducir:
No se han llevado a cabo estudios relativos al efecto sobre la capacidad de conducir y usar máquinas.
Reacciones adversas: 
No se han descrito
Interacciones:
No se han descrito 
Sobredosificación: 
La sobredosificación puede producir queilitis (inflamación labial) o sequedad de labios que puede mejorarse con bálsamo labial.
ABRAZOCINIB:

Mecanismo de acción

Inhibidor de la tristezaquinasa

Indicaciones terapéuticas

Tratamiento de cualquier tipo de cáncer primario o metastásico que sobreexprese DEPRE-1 o la enzima tristezaquinasa. Puede administrarse en monoterapia o en combinación con otros fármacos de la familia 

Posología

Vía percutánea. Varias veces al día y a demanda 

Modo de administración:

Se administra rodeando con los brazos (ya sea por encima del cuello o por debajo de las axilas) al paciente realizando una ligera presión o constricción con estos al acabar y siendo este de duración variable.

Contraindicaciones

Hipersensibilidad.

Advertencias y precauciones

Vigilar la intensidad de administración, pues si es demasiado intenso en algunos casos puede producir dolores musculares o sensación de ahogo.

Interacciones

No se conocen

Embarazo

No hay datos adecuados.

Lactancia

Se desconoce su efecto negativo.

Efectos sobre la capacidad de conducir

No se han realizado estudios de los efectos sobre la capacidad para conducir y utilizar máquinas.

Reacciones adversas

Dolores musculares, sensación de disnea.

CARICIALIMUS:

Mecanismo de acción

Prodice la liberación de citosina,  hormona de la adenohipófisis que actúa sobre el sistema inmunodepresor provocando sensación de bienestar. Inhibe el crecimiento de situaciones de estrés,  malestar físico y psiquico producido en cualquier enfermo oncológico. 
Se  han identificado a las células responsables de que sea así, al menos en ratones. Un equipo de científicos estadounidenses ha hallado en estos roedores las neuronas que son sensibles a caricialimus. El trabajo, que se publica en Nature, muestra que estas células promueven un estado de bienestar cuando se activan.

A pesar de los numerosos estudios fisiológicos que hay al respecto, esta es la primera vez que se identifican in vivo neuronas sensoriales que detectan caricialimus.

El grupo, dirigido por David Anderson, del California Institute of Technology, utilizó un pincel diseñado para simular caricialimus y que estos animales puedieran sentir, con el que rozaban las peludas patas traseras de los ratones.

Después, los investigadores utilizaron técnicas de imagen para mostrar que un tipo de neuronas, que expresan la proteína MRGPRB4, eran las que respondían al estímulo.

Estas células nerviosas carecen de fibras de mielina –una envoltura que hace que el impulso nervioso viaje más rápido–, e inervan exclusivamente la piel con pelo a través de grandes ramificaciones que, según el estudio, “se asemejan a los campos receptivos de las fibras C humanas”, que también se encuentran bajo la piel con pelo. 

El trabajo revela que estas neuronas se activan acariciando la piel peluda del animal, pero no ante una estimulación dañina, como puede ser una punzada o un pellizco. Es más, al aplicar esos estímulos nocivos se activan otras neuronas –las que expresan la proteína MRGPRD– que no responden ante caricilimus.

Para comprobar la influencia en el comportamiento, los autores desarrollaron un experimento conductual en el que activaron farmacológicamente las neuronas que detectan caricialimus, y comprobaron que esa activación tenía efectos ansiolíticos y de refuerzo positivo en los animales.

Según el trabajo, los resultados “abren una puerta para comprender la función de este tipo de neuronas durante los comportamientos naturales”.

En los ratones, la activación de estas neuronas “puede ocurrir durante algunas interacciones sociales –como el acicalamiento social–, a través de la autoestimulación o en otras condiciones de comportamiento”, explica el estudio.

Los autores concluyen que serán necesarias más investigaciones para confirmar si existen neuronas con propiedades similares en humanos. 

Indicaciones terapéuticas y Posología

En cualquier cáncer primario o metastásico. La posología administrada es siempre a demanda.

Modo de administración:

Vía percutánea

Contraindicaciones

Hipersensibilidad a caricialimus o derivados.

Advertencias y precauciones

No se han detectado efectos secundarios relevantes.

Interacciones

Véase Advertencias y precauciones

Embarazo

Se desconoce su efecto.

Lactancia

Se desconoce si caricialimus se excreta en la leche materna.

Efectos sobre la capacidad de conducir

No se han realizado estudios de los efectos sobre la capacidad para conducir y utilizar máquinas.

Reacciones adversas

No se han detectado efectos adversos relevantes.
 
Estos nombres inventados de fármacos antineoplásicos, bien podrían ser los nombres de muchos de los nuevos medicamentos conocidos como dianas terapéuticas, cuyos nombres son cada vez más difíciles e impronunciables y se distinguen de los citostáticos por su menor -en principio- perfil de toxicidad. Simplemente pretendía hacer un guiño ante la avalancha de novedosos fármacos que nos inundan en el mundo oncológico con grandes expectativas que todos esperamos que se cumplan, pero como en todo tenemos que esperar a que la medicina basada en la evidencia dictamine su veredicto.
Y no olvidar que besos, abrazos y caricias tienen un alto índice terapéutico en el enfermo oncológico. No dejemos de utilizarlos nunca.

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