Un año sin Albert

El pasado 26 de Noviembre se cumplió el primer año de ausencia de un gran médico y paciente ejemplar. Albert Jovell era un médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública con un curriculum vitae brillante en muchos niveles: médico, académico, investigador y también a nivel divulgador.

Ejerció ese difícil binomio de médico y paciente de una forma positiva y constructiva, dando lugar a una exquisita reflexión sobre la necesaria humanización de la Medicina. Su propia enfermedad no le amedrentó y con ella impulsó la Declaración de Barcelona de los derechos de los pacientes; el Foro Español de Pacientes, la Universidad de los Pacientes y el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) que presidió: iniciativas destinadas a cohesionar una medicina atomizada y ofreciendo así el empuje del que carecía.

Albert Jovell entendía que los enfermos estaban adquiriendo en los últimos años un nivel educativo cada vez más alto, querían tomar las riendas en sus propias decisiones y para ello necesitaban de buena información. Consciente de que internet constituía una fuente de información, pero de difícil digestión, trató de encontrar la forma de filtrarla, organizarla y facilitarla. La creación del foro de pacientes nació de las propias asociaciones de enfermos, que ya habían participado en la Declaración de Barcelona sobre los derechos de los pacientes. Se creó siguiendo el modelo del Foro Europeo formando así una plataforma de defensa de derechos de los pacientes. Se originó de este modo un espacio de unión en los que cabían administraciones, asociaciones, empresas, sociedades científicas y ciudadanía. 

Con todo este bagaje, el Dr Jovell tenía todos los elementos necesarios y más para ser el portavoz de los pacientes y encender una llama para una atención médica centrada en ellos. Creía firmemente en la Medicina Basada en la Afectividad, en el necesario empoderamiento de los pacientes para la toma de decisiones y en no permitir dejar en el olvido el imprescindible lado humano de la profesión médica.

El Dr Albert Jovell nos dejó muy pronto, con sólo 51 años de edad, pero dejando un legado prolífico y aún muy vivo, pues el intenso trabajo que realizó sigue dando frutos. No le conocí en persona, pero siempre me ha atraído su forma de entender la Medicina y su imponente figura. Este año y como un especial homenaje los premios anuales del Grupo Español de Pacientes con Cáncer acertaron en ponerle su nombre propio. Tuve el privilegio este verano de asistir como finalista a la primera edición de estos premios “Albert Jovell”. Allí se le nombró socio de honor y su espíritu estuvo presente en todo momento, llenando la ceremonia de una emotividad difícil de describir.

Todo un ejemplo a seguir y que debemos seguir recordando. Les dejo con este entrañable y aleccionador video homenaje al Dr. Albert Jovell.

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Frente a mi

Una de las cosas buenas que tienen las nuevas tecnologías y que no deja de sorprenderme es la posibilidad de conectar con personas afines o bien con aquellas que, por los avatares de la vida, les habías perdido la pista. Posiblemente si no contara con esta potente herramienta jamás volvería a saber de ellos.
Gustavo Catalán es un Oncólogo Médico con el que compartí pacientes comunes cuando él ejercía en el Hospital Son Llàtzer durante los ocho años que trabajé en el ya desaparecido Hospital Son Dureta de Palma de Mallorca como Oncóloga Radioterapeuta. Ya entonces conocía su afición como escritor y columnista semanal dominical de opinión desde hace ya unos cuantos años en el Diario de Mallorca. Nuestros caminos se han cruzado gracias a nuestros respectivos blogs (el suyo se titula Contar es vivir(te)), al nexo de unión con la Oncología y también, por qué no, al amor que ambos profesamos por la literatura. Tuve la oportunidad hace cosa un año mientras pasaba unos días de vacaciones en la isla, de poder compartir tertulia con él y conocernos un poco más. 
Hace unos días Gustavo me mandó su último libro titulado “Frente a mi” que narra de forma autobiográfica la vivencia por la que atravesó como oncólogo médico y paciente con cáncer. Esa dualidad le permite al autor describir sus sentimientos y paradojas de forma singular. Ser a la vez un médico lego en lo que al cáncer se refiere y paciente oncológico no es tarea fácil de llevar. A través de su lectura no he podido evitar soltar sonoras carcajadas gracias a descripciones jocosas sobre su propia fisiología o sobre situaciones cruzadas con pacientes que parecen inverosímiles, amenizando y quitando hierro a la historia. He percibido la angustia dadas las incertidumbres que paseaban por su cabeza en aquellos momentos. He comprendido que esas esperas en las pruebas diagnósticas se le hacían indudablemente interminables y le obligaban a formularse preguntas. He constatado su impavidez y estoicismo externos como mecanismos de defensa y armadura cuya misión no era otra cosa que la de mostrar fortaleza aún sintiéndose vulnerable por dentro. He visto esa necesidad imperiosa de recuperar la autonomía y la normalización de la vida diaria en la que no reparamos muchas veces los clínicos. Descubre también ese sentimiento de culpabilización fútil al que los enfermos se ven bombardeados en su inconsciente sobre el origen de su enfermedad oncológica. Y también he sentido una emoción indescriptible al describir esa ternura sigilosa de su núcleo más íntimo y familiar, así como la de sus conversaciones con su malogrado amigo Avelino. 
“Frente a mi” es un libro intimista, que te acerca al lado humano de la enfermedad a un lado y otro de la mesa de la consulta. Además está escrito con literatura de la buena, de esa que te deja poso, magistralmente escrita diría yo, que te da buen sabor de boca. Gustavo Catalán no trata de ponerse como enfermo ejemplar, trata únicamente de exponer literariamente su punto de vista con Medicina Basada en la Experiencia. Una experiencia plural, la de sus propios pacientes y singular, la vivida en primera persona. Recomiendo su lectura a médicos y pacientes, pues no creo que deje indiferente a nadie.
Gracias desde aquí Gustavo por relatar de la forma en que lo has hecho tu historia. Seguro que a mi y a otros muchos este libro nos servirá para entender mejor y acercarnos a los enfermos como se merecen. Un abrazo.
Les dejo con una secuencia de la película “El Doctor” donde el Dr MacKee se enfrenta a la misma dualidad a la que tuvo que enfrentarse el Dr Catalán al ser médico y paciente en su propio hospital. En esta cómica escena el Dr MacKee enseña a sus alumnos de Medicina lo que los pacientes sienten. 

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Carta a Albert Jovell

Querido Albert:

Nos sentimos con tu marcha desde el pasado 26 de Noviembre un poco huérfanos. Se dice que tu pérdida es irreparable desde el Foro de Pacientes que tú presidías. Las redes sociales, los blogs y los medios de comunicación se han hecho eco de la triste noticia y desde muchos lugares de nuestra geografía se lamenta que ya no te encuentres entre nosotros.

Han sido doce e intensos años de lucha contra un timoma, un tumor muy infrecuente. Pero en lugar de encerrarte y llorar tu pena, decidiste no lamerte las heridas y aprovecharlas con esa doble condición de médico y enfermo. Tomando ese testigo que la vida te puso en su camino, emprendiste una carrera a favor del que sufre, del que padece, del enfermo. Lo empoderaste y le pusiste en el sitio que se merece. Cogiste la empinada vertical imperante de la medicina actual y la inclinaste en sentido horizontal, acercando esa posición que entre el médico y el enfermo. Una posición que aprendiste y te impregnó a fuego lento tu padre, un médico sencillo, humanista, de esos que se sientan en una silla a la cabecera de la cama del paciente, le mira a los ojos, le escucha con atención, le toca y sabe cuándo cogerle la mano. Esa imagen auténtica quedó grabada para siempre en tu cerebro, de tal forma que cuando tú te inicias como médico observas con desilusión que el rol médico que tanto admirabas y por el que habías elegido estudiar Medicina estaba desapareciendo.

Buscaste entonces ampliar horizontes y cambiar de perpectiva estudiando Sociología. Desembarcaste en la prestigiosa Universidad de Harvard donde te doctoraste en Salud Pública. Y volviste del otro lado del Atlántico para estar junto a tu padre enfermo de un cáncer, ese maestro con el que te sentías tan identificado y del que siempre hablabas con orgullo, admiración y profundo respeto.

Luego la vida te puso a prueba, esta vez en primera persona, joven, con una familia y en medio de una actividad académica incesante y brillante. Emprendiste una bonita cruzada enarbolando tu enfermedad como una bandera, como un valor, no como un estigma o una pena. Tu determinación y coraje han sido dignas de admiración. Tus palabras, tus reflexiones y tu posición como médico-enfermo te hacen grande, te ennoblecen. Nos dejas un buen legado en forma de artículos, noticias y libros.

Sólo espero Albert que esa semilla que ha nacido crezca y fructifique en forma de ese bello término por ti empleado de “Medicina Basada en la Afectividad”. Gracias por tus sabias enseñanzas que abren camino a muchos de nosotros que esperamos estar a la altura de esa buena Medicina.

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