Lo que tus amigos con cáncer quieren que sepas

Lo que sus amigos con cáncer quieren que sepas (pero tienen miedo de decirlo):

Estas son las sentencias más comunes que se nos transmite acerca de los pacientes oncológicos: 

– Las personas con cáncer prácticamente son héroes.

– Luchan contra una enfermedad que aterroriza a todos.

– Son fuertes porque sufren tratamientos que pueden hacerles sentirse peor que los tumores malignos reales.

– Son valientes porque sus pruebas vienen con noticias que no queremos oír.

– La realidad de la vida con el cáncer es muy diferente de la imagen que se trata de representar.

La lucha no es más que la voluntad de pasar por el tratamiento porque, francamente, la alternativa es una mierda. ¿Fuerza? Soportamos el dolor y la enfermedad por la oportunidad de sentirse normal en el camino. ¿Valentía? Construimos una tolerancia emocional y la aceptación de las cosas que no podemos cambiar. La fe entra en acción para cuidar de los demás.

La verdad es que si alguien que amas tiene cáncer, probablemente no sea completamente abierto acerca de lo que le está pasando porque está tratando de ser duro para ser fuerte.

Para ti:

Sin embargo, si pudiera yo ser verdaderamente honesta y vulnerable, te diría:

 – No esperes a que te llame si necesito algo. Por favor me llámame de vez en cuando y establece una fecha y hora para venir a verme. Sé que me dijiste que llamara yo si alguna vez necesitaba algo, pero es raro pedir a los demás que pasen tiempo conmigo o que me ayuden con las cosas que solía ser capaz de hacer por mi cuenta. Me hace sentir débil y necesitada, y  también temo que vayas a decir “no”.
 
Déjame experimentar emociones reales. A pesar de que el cáncer y sus tratamientos a veces pueden influir en mi punto de vista, todavía tengo estados de ánimo y sentimientos normales en respuesta a acontecimientos de la vida. Si estoy enojada o molesta, acepta que algo me trastocó y no lo transcribas literalmente a la enfermedad. Tengo que experimentar y expresar emociones reales y no tienen que ser minimizadas o dejadas de tenerse en cuenta.

Pídeme lo que pasa” en lugar de cómo te sientes”. Vamos a hablar de la vida y lo que ha estado sucediendo en lugar de centrarse en mi enfermedad.
 
Perdóname. Habrá momentos en los que la enfermedad y su tratamiento me hacen no ser yo.” Puedo ser olvidadiza, abrupta o hiriente. Nada de esto es deliberado. Por favor, no te lo tomes como algo personal, y por favor, perdóname.

Sólo escucha. Estoy haciendo esfuerzos para ser valiente y fuerte, pero tengo momentos que necesito estar sola. Sólo escucha y no me ofrezcas soluciones. Un buen llanto libera una gran cantidad de estrés y presión para mí.

Haz fotos de nosotros. Puede que me moleste una foto, pero una imagen de nosotros puede ayudarme a superar los momentos difíciles. Una foto es un recordatorio de que alguien piensa que soy importante y digno de recordar. No dejes que digano quiero que me recuerdes así” cuando el tratamiento me deja calva o con cicatrices. Esta soy yo, quien soy AHORA MISMO. Abraza el ahora conmigo.

Necesito un poco de tiempo a solas. En un punto anterior te decía lo mucho que necesito pasar tiempo contigo y paradójicamente ahora te digo que te vayas. Te quiero, pero a veces necesito un poco de soledad. Me da la oportunidad de sacar la cara valiente que he estado usando mucho tiempo, y el silencio puede ser un alivio.

Mi familia necesita amigos. Ser madre es lo suficientemente duro cuando tu cuerpo está sano; se vuelve aún más difícil cuando te diagnostican cáncer con las necesidades de su familia en el día a día. Mis hijos no son lo suficientemente maduros para entender lo que estoy pasando, todavía tienen que ir al colegio, hacer los deberes, practicar deportes y pasar el rato con los amigos. Los compañeros de juegos de mis hijos son sanadores para mi. Toma mis niños, por favor.

Mi pareja también podría beneficiarse de un poco de tiempo con los amigos. Coge el almuerzo o juega una partida de golf juntos. Me consuela saber que te preocupas por la gente que quiero.
 
Quiero que reduzcas tu riesgo de cáncer. Yo no quiero que pases por esto. Si bien algunos tipos de cáncer golpean de repente, muchos se pueden prevenir con sólo unos pocos cambios de estilo de vida como dejar de fumar, bajar de peso, proteger tu piel del daño solar y vigilar lo que comes. Por favor, ve a ver al médico ante cualquier signo de alarma: dolor, sangrado o aparición de un bulto inusual. Muchas personas pueden vivir una vida larga y satisfactoria si esta enfermedad se detecta en sus primeras etapas. Yo quiero que tengas una vida larga y plena.

No des nada por sentado. Disfruta de la vida que tienes en estos momentos. Tómate el tiempo necesario para saltar en los charcos, abrazar a los niños, y sentir el viento en la cara. Doy gracias a Dios por estar juntos.

Si bien no puedo estar agradecida por mi cáncer, tenemos que estar agradecidos por los médicos y los tratamientos que me dan la oportunidad de luchar contra esto. Y si alguna vez llega un momento en que los tratamientos ya no funcionan, por favor quiero que sepas que siempre voy a estar agradecida por haber vivido mi vida contigo en ella. Espero que tú sientas lo mismo por mí.

Sobre la autora
Kim Helminski Keller es una madre, esposa, maestra y periodista con sede en Dallas. Ella está recibiendo tratamiento para un cáncer de tiroides.


Traducción libre del artículo del blog ” Roadkill Goldfish” titulado “What your friends with cancer want you to know (But are afraid to say)”  http://roadkillgoldfish.com/friends-cancer-want-know/

Flashmob de “STRONGER” de Kelly Clarkson



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El síndrome de Damocles 5/5 (5)

Damocles fue al parecer un cortesano excesivamente adulador en la corte de Dionisio II, un tirano de Siracusa (Sicilia) del siglo IV a. C. Propagó que Dionisio era realmente afortunado al disponer de tanto poder y riqueza. Dionisio, deseoso de escarmentar a su adulador cortesano, se ofreció para intercambiarse con él por un día, de forma que pudiera disfrutar de primera mano su suerte. Esa misma tarde se celebró un banquete donde Damocles gozó como un rey. Sólo al final de la comida miró hacia arriba y reparó en la afilada espada que colgaba atada por un único pelo de crin de caballo directamente sobre su cabeza. Inmediatamente se le quitaron las ganas de los apetitosos manjares y las bellas muchachas, y pidió a Dionisio abandonar su puesto, diciendo que ya no quería seguir siendo tan afortunado.

La espada de Damocles es una frase acuñada en alusión a este cuento para ejemplificar el peligro que entrañan algunas situaciones amenazantes.

El denominado “Sindrome de Damoclesocurre con frecuencia en los pacientes oncológicos, pues sentir incertidumbre después de haber superado un cáncer puede considerarse normal. Sin embargo ese miedo a la recaída de su enfermedad puede llegar a provocar gran ansiedad y convertirse en patológico.

El síndrome de la espada de Damocles podría definirse como un miedo desmesurado a la recaída de la enfermedad. Como dice mi psiconcóloga de cabecera, Inmaculada Martínez, los pacientes se sienten durante el proceso de tratamiento como funambulistas de un circo, pero con una red debajo que les protege. Pasan entonces de un lado al otro de la cuerda floja optimistas, fuertes, sin miedo, pues tienen la certeza de que si caen no se harán daño y caerán sobre la red. Una vez superada la fase de tratamientos, los pacientes caminan por esa misma cuerda floja, pero esta vez no tienen la red o la “protección del tratamiento activo”. Sienten estar en una montaña rusa cada vez que tienen que hacerse un chequeo médico o hacerse una prueba de rutina. Y es aquí donde puede empezar el problema.

Los pacientes oncológicos viven generalmente con gran desconcierto el proceso de la enfermedad. Al finalizar los tratamientos lo lógico parece que sería recuperar su vida anterior, pero ello no siempre ocurre de manera tan sencilla. Los temores se inician cuando aparecen síntomas de cualquier otra enfermedad común y se comienza a pensar con la idea de que quizás el tumor haya reaparecido o pueda haber una metástasis. También sucede cuando al ser informados de un nuevo caso en alguien conocido o cercano o cuando alguna de ellas fallece. Es habitual pensar en ello cuando se acerca la fecha de la revisión. Se reconoce como patológico cuando ese temor nos domina y no nos permite una vida normal.

Vivimos muchas veces condicionados por la idea de controlar todo nuestro mundo. El supuesto control nos da seguridad y estabilidad. Recuperar la normalidad y aprender a vivir con la idea de que quizás el cáncer vuelva no es nada sencillo, pero no por ello imposible. Lo importante es tomar conciencia de que algo ocurre en nuestro interior y que con ayuda podemos tomar nuevamente las riendas de nuestra vida.

Hay algunos pacientes viven la experiencia de la enfermedad con otro prisma, como una revelación, a pesar de la dureza del proceso, comprenden que el aprendizaje y la experiencia obtenidas son irremplazables y que difícilmente adquiridas con cualquier otro hecho vivido. Aprender a manejar nuestras emociones, plantarle cara al miedo, expresar la rabia y la ira acumulada, puede conseguirse a través de ayuda psicológica o grupos de apoyo. Lo importante es no olvidar y que pase lo que pase saber que no estamos solos.

El cáncer ha pasado a ser una de las epidemias de este siglo, el mensaje positivo es que es curable en muchos de los casos. No debemos olvidar la importancia de autocuidarse en todos los sentidos, de apuntarse a una vida sana física y emocionalmente hablando y sobre todo aprender a vivir la vida aquí y ahora, en el momento presente, porque es lo verdaderamente nuestro y lo que debemos disfrutar plenamente. El pasado ya pasó y el futuro está aún por venir.

Canción: FIERA de Funambulista

 

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