“Antonia Castillo. Médico especialista en partos y enfermedades de la mujer. Tratamiento moderno de la esterilidad. Curas de adelgazamiento y engorde. Consulta de 11 a 2 y de 3 a 5. Hotel María Isabel”
Día Internacional de la Mujer (Médico y Madre) Trabajadora.
No voy a hablar de la Historia de este día, pues supongo que en otros foros se explicará hasta la saciedad. Si voy a aprovechar mi doble (o triple) condición como mujer trabajadora médico y madre para escribir esta nueva entrada y de paso poner sobre el tapete una situación, me atrevería a decir, de “invisibilidad” que mujeres como yo vivimos en el día a día. La expresión gráfica que muy bien expresa la Dra Mónica Lalanda (bloguera de “Médico a Cuadros”) en el dibujo de arriba, me parece cómica pero absolutamente real. Como la vida misma. Yo me siento muy identificada.
Durante estas dos últimas décadas se ha producido una progresiva feminización de la profesión médica. Ya nadie se extraña de ver a una mujer médico. Es un hecho afortunadamente superado, socialmente aceptado y reconocido, representando en muchas especialidades médicas el 70-80% de los profesionales. Sin embargo, esta feminización progresiva no ha ido acompañada de forma paralela de unas mejoras o acomodos en temas de conciliación familiar. Sigue siendo una asignatura pendiente, al menos, en nuestro país.
Les podría hacer un relato autobiográfico de lo que es para mí el día a día como médico, como madre y como mujer, pero para no enrollarme simplemente voy a escribir unos apuntes:
COMO MÉDICO tengo que ejercer de forma responsable, profesional, eficiente, eficaz, humana y actualizada. Mantener esos aspectos supone:
- FORMACIÓN CONTINUADA:
- Estudio fuera de mis horas de trabajo
- Preparación de Sesiones Clínicas, Bibliográficas o Ponencias.
- Asistencia a Congresos y Cursos de actualización
- Investigación
- ACTIVIDAD ASISTENCIAL:
- Cumplir con la jornada ordinaria
- Guardias o Atención Continuada
COMO MADRE deseo ejercer mi maternidad de forma consciente y responsable, equilibrada, sin sobreproteger en exceso ni ejerciendo de forma autoritaria. Entre mis tareas se encuentran:
- Llevar y recoger a mis hijas del colegio y en muchas ocasiones preciso del Servicio Escolar de Madrugadores y del Comedor Escolar.
- Acudir a las reuniones con los profesores (a veces a horas intempestivas)
- Ir al Pediatra cuando estén enfermas o precisen una revisión médica o vacunas.
- Llevarlas a actividades extraescolares.
- Apoyarlas en los deberes escolares.
- Agenda social: Cumpleaños, disfraces, día del Padre, etc
- Logística del hogar, baños, comidas, etc
- Qué hacer durante las vacaciones escolares: campamentos, actividades, etc
- Tiempo para mi cuidado personal
- Hacer ejercicio físico
- Tiempo para los hobbies: lectura, música, dibujo, cine, compras, etc
- Tiempo para los amigos y familiares
- Tiempo para estar con mi pareja
Cuadrar todo lo apuntado anteriormente es en muchas ocasiones “misión imposible”. Es hacer “encaje de bolillos” y la mayor parte de las veces lo que más sacrificas es tu sueño y tu tiempo de descanso. Así que no es difícil que el estrés, el cansancio y la sensación de ir volando a todas partes haga mella en nosotras. Sinceramente, creo que nuestras madres tenían más claro su rol. Reconozco igualmente su espíritu de sacrificio y su entrega. De ellas hemos aprendido mucho. Pero nosotras no tenemos un rol definido, nuestro nivel de autoexigencia y nuestras expectativas han sido quizá demasiado altas. Queremos ser buenas profesionales, buenas madres y buenas mujeres. Somos HEROINAS con complejo de “superwoman”. Muchas veces vivo con el peso del síndrome de “techo de cristal”.
