Programa “Cancer Moonshot 2020” 5/5 (1)

El término “moonshot” deriva del vuelo espacial de la nave Apolo 11 que aterrizó en Luna por primera vez tripulada por un humano en 1969. Actualmente dicho anglicismo se emplea para hacer referencia a ese “disparo hacia la Luna” que traduce cualquier proyecto ambicioso. En el ámbito tecnológico implica no solo ambición, sino también aquellos aspectos exploratorios e innovadores que, o bien no tienen una rentabilidad a corto plazo, o bien tienen una larga y costosa investigación con todos y cada uno de los riesgos y beneficios. Se trata de un proyecto que soluciona un problema de primera magnitud, propone una solución radical y utiliza tecnología de vanguardia.
Así la palabra “moonshot” se adopta a proyectos innovadores, también, como no, en Oncología. Así nace el Programa “Cancer Moonshot 2020”, una iniciativa que nace en EEUU cuya finalidad es acelerar el potencial papel de la inmunoterapia en la próxima generación de tratamientos estándar contra el cáncer. El objetivo principal de esta iniciativa es la de crear un nuevo paradigma en el tratamiento oncológico mediante ensayos clínicos (aleatorizados en fase II) en pacientes en todas las etapas de la enfermedad en 20 tipos de tumores sobre 20.000 pacientes en 36 meses. Estos ensayos favorecerán la eleboración rápida de un estudio en fase III, aspirando de este modo a desarrollar una inmunoterapia basada en la vacuna eficaz para combatir el cáncer en 2020.

Sin embargo, los grupos cooperativos del National Cancer Institute sorprendentemente no incluyen a la Oncología Radioterápica en el Moonshot 2020 y para que tenga éxito, debería incluir a todas las disciplinas oncológicas en su estrategia. Creo que al menos una representación de esta especialidad debe estar para poder evaluar de una forma más completa todas las propuestas.
¿Cuál es el problema de esta investigación? El problema es que existen propuestas de investigación con aprobación financiada con un panel de expertos que tendrán una visión desequilibrada.
¿Cuál sería la solución? La solución se encontraría en añadir radiooncólogos con solvencia probada en ensayos clínicos incluidos en el panel de expertos. 
¿Cómo marcaríamos la diferencia con esta solución? Lo haríamos con una mejor selección de los proyectos de investigación con un diseño que incluyera todos los aspectos en la atención del cáncer, no sólo la cirugía o la quimioterapia. Como ya hemos hecho referencia en otros posts de este blog, específicamente en el campo de la inmunoterapia, la radiación puede potenciar lo bien que ésta funciona.
Para dar cabida a esta y otras ideas en la investigación oncológica se ha creado una plataforma digital que recoge las sugerencias e ideas en este campo, actuando así como un elemento facilitador del propio National Cancer Institute. dando cabida a las ideas prometedoras. Desde aquí pueden apoyar esta idea liderada por el Dr Matthew Katz o generar otras nuevas que pueden ser útiles para el progreso necesario de la investigación oncológica.

Les dejo con este video explicativo (en inglés) del ambicioso Programa Cancer Moonshot 2020. 

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El relato del cáncer desde la experiencia del paciente 5/5 (4)

Escuchar el relato de un paciente desde el preciso instante en que conoce la noticia de que padece un cáncer es un hecho conmovedor. El médico o el sanitario conoce la enfermedad, sus síntomas, el proceso diagnóstico-terapéutico en alguna de sus partes, los medios de que dispone para ello, etc. Pero a medida que me atrevo a escuchar los testimonios de los pacientes “off the record” me doy cuenta de todas las lagunas existentes y del largo camino que nos queda por recorrer en el campo de la comunicación.
El paciente vive la enfermedad en primera persona, la sufre o la padece puede que con síntomas o apenas sin ellos. Vive con angustia, con incertidumbre, con miedo y con una necesidad creciente de encontrar información de buena calidad que pueda guiarle o reconfortarle. Sospecha, piensa en sus allegados, siente la necesidad de ser fuerte para afrontarla y desea en el caso de que sus sospechas se confirmen poderla sobrellevar con naturalidad y una cierta “normalidad”. Esta misión se convierte en su bandera y forma parte de su jerárquica pirámide de necesidades
Desde mi perspectiva como sanitario no deja de preocuparme ser un espectador de muchas de las deficiencias y vacíos que el paciente encuentra a su paso en todo el proceso. El hospital se convierte en un medio hostil, frío y poco acogedor para el paciente. Son las personas las que le confieren calidez y seguridad, siendo ahí donde radica gran parte de nuestra responsabilidad.

Me atrevo a hacer una reflexión personal sobre el asunto, tras escuchar el relato de su enfermedad a tres mujeres que tuvo lugar en la Galería del Hospital Universitario de Burgos el pasado 27 de Abril a iniciativa de Burgos Vital una plataforma que pretende crear un foro que sirva de conciencia de nuestro entorno acerca de la salud, el bienestar y calidad de vida, difundiendo los problemas sociales y sanitarios, contribuyendo así a la promoción de la salud en la sociedad burgalesa.

En la grabación que van a poder ver al final de este post verán tres testimonios de tres mujeres: María Dios, Esther Cámara y Lou Matilla. María habla de su cáncer de mama reposadamente, con una sonrisa, relatando lo que le pasó hace ya unos diciocho años, con sus cicatrices, sus adversidades y cómo logró poco a poco superarlas para a su vez ayudar a otras mujeres que actualmente pasan por lo mismo. Esther habla de lo que supone el diagnóstico y periplo de una enfermedad rara, un pénfigo penfigoide el sentirse huérfana de cualquier tratamiento y de cómo, contra todo pronóstico, consiguió salir adelante e incluso fundar una asociación de pacientes. Finalmente, Lou habla en presente de indicativo, pues se encuentra todavía en tratamiento activo de un cáncer de mama a una edad temprana. Habla también y de una forma francamente emotiva de su experiencia como acompañante del cáncer renal de su marido.

Los tres testimonios ponen sobre la mesa las dificultades que van encontrando a su paso. La palabra cáncer curiosamente está ausente en el vocabulario inicial del médico que le da la noticia. Echan de menos que se nombre a las cosas por su nombre, porque ocultándolo no favorecemos su normalización. Los primeros gestos y las palabras son recordadas a fuego por las protagonistas: carcinoma o proceso maligno. Ambos aún siendo sinónimos no son interpretados con la misma claridad que la palabra cáncer. Primera reflexión: debemos hablar sin miedo del cáncer.

Una segunda cuestión es el apoyo psicológico. Reclaman, al igual que se hace en la intervención de catástrofes o accidentes con numerosas víctimas, la presencia de un psicólogo que les atienda y acompañe en el momento diagnóstico y no tengan que acudir voluntariamente a él a través de una tarjeta donde pone “Primer impacto”. El profesional que da la noticia tiene muchas veces que ejercer esa función. El sistema sanitario no dispone de psicooncólogos en la consulta médica y le derivan a la AECC que suple esa función. Una atención a “pie de consulta” serviría para cribar la necesidad o no de ese apoyo y hacer un seguimiento, especialmente entre la población masculina, reacia a acudir voluntariamente a este tipo de servicio. Tampoco estaría de más tener un psicooncólogo que ayudara a comunicar malas noticias o vigilara la salud psicológica de los profesionales sanitarios. Segunda reflexión: falta apoyo psicológico a un lado y otro de la consulta.

La tercera cuestión que se expone sobre la mesa son las esperas. Y no me refiero a las habituales esperas en las salas previas a la consulta. Las esperas para el diagnóstico y para acceder a los tratamientos. Un mes puede resultar eterno para un paciente que ya sabe que tiene un cáncer. La angustia que se le provoca en ese tránsito es inmensa. El puzzle sanitario se desencaja y el flujo de procesos burocráticos y también no burocráticos es a todas luces lento e ineficiente. Deberían imponerse unidades funcionales de gestión por patologías con consultas de alta resolución, con unos plazos de tiempo máximos y coherentes para los pacientes oncológicos. Tercera reflexión: falta coordinación y atención más temprana del paciente oncológico como norma prioritaria.

Por último, se pone sobre el tapete la falta de información y la necesidad de buscar fuentes de información aunque sea a través de Google. El paciente necesita información, sin excesos, pero clara y concisa. Desea tener una hoja de ruta que no obtiene, pues a medida que pasa por el proceso diagnóstico-terapéutico le explican las cosas en pequeños capítulos que el paciente trata de enlazar como buenamente sabe y puede. Necesita una figura que les acompañe, que les guíe, que les asesore y les ofrezca apoyo. A mi corto entender, un navegador en salud (Health Navigator) podría ser una solución, como ya he mencionado en otras ocasiones. Ayudaría al paciente a no perderse en el tratamiento multidisciplinar, le ayudaría a configurar una agenda personal de citas y pruebas, le resolvería pequeñas dudas sobre los pasos a seguir, le reforzaría positivamente y le serviría de puente entre el paciente y cada especialista. Sin duda le haría más liviano el camino. Cuarta reflexión: debemos hacer un esfuerzo a la hora de comunicarnos con los pacientes y sería bueno establecer una figura integradora que esté acompañando al paciente.

Les dejo con el video. Les advierto que dura alrededor de una hora, pero merece la pena visionarlo y escucharlo. Les ayudará a entender mejor todo lo escrito en este post. A mi me encantó y espero que sea de su agrado.

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Oncología y Redes Sociales

Esta semana he tenido la fortuna de poder hablar para el público general de un tema que me apasiona: “Oncología y Redes Sociales”. La conferencia tuvo lugar el pasado 19 de Abril en Ibercaja Patio de la Infanta de Zaragoza dentro del ciclo de conferencias sobre “Tecnología y curación. Nuevos avances en Tecnología Médica y Atención Oncológica” compuesto por 3 charlas semanales organizadas por la Asociación de Psicooncología de Aragón (APOA).

Tuve la suerte de contar con una excelente anfitriona, presentadora, moderadora, compañera de fatigas y sobre todo amiga, la Dra Reyes Ibáñez, Jefe de Sección del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Fue ella quien me invitó amablemente al acto en nombre de APOA e Ibercaja, haciéndome sentir como si estuviera en mi propia casa. No en vano nos conocemos desde hace muchos años y ambas tenemos ya nuestro recorrido profesional que sin duda nos une. El lugar escogido para ello no podría ser mejor, pues el auditorio dispuesto cuenta con magníficas pantallas y tecnología multimedia para una correcta visualización y audición de las conferencias. He de decir también a su favor, que el equipo técnico informático y de sonido funcionó admirablemente, ayudándome a que todo transcurriera sin demasiados sobresaltos.

Hablar de Oncología y Redes Sociales es todo un reto. Poca gente conoce el uso profesional y el potencial que tienen estas herramientas más allá del empleo ocioso y en ocasiones frívolo que se hace de ellas. Es habitual ver las caras de rechazo entre propios y extraños y captar un halo de cierto escepticismo a la hora de hablar de estos temas.  Eso lo convierte en un caldo de cultivo propicio para que se aprovechen personas que nada tienen que ver con el mundo sanitario, pero que se atreven a dar consejos con total impunidad a través de este medio que pueden hacer mucho daño. Para contrarrestar este hecho, eliminar la brecha digital existente y reforzar tanto la autoridad científica como la reputación de los profesionales sanitarios no caben excusas para no estar ahí y establecer las conexiones necesarias con nuestros pacientes.

Internet ha venido al mundo para quedarse y con él las redes sociales también. Ya no hay excusas para darle la espalda a esta nueva realidad que nos rodea. Médicos y pacientes tenemos una oportunidad de oro para reforzar la necesaria relación deliberativa entre ambos, reforzando los lazos de dicha relación y mejorando día a día en la necesaria y responsable toma de decisiones compartida. Nace una nueva generación de pacientes, los e-pacientes y con ella se adquiere de una forma paralela una nueva generación de médicos, los e-doctores. Con todo ello, se mejora la fluidez de la información entre colegas y estar al día gracias a las redes sociales se hace cada vez más útil y necesario.

La alfabetización digital y la adquisición de competencias digitales aplicadas a la salud está empezando a no verse como una cuestión baladí, dada la repercusión y la viralidad que pueden llegar a tener. Es posible que una gran mayoría las vea con recelo y hasta con cierto miedo o pudor por los peligros que a prioiri parecen desentrañar. Sin embargo, opino que utilizadas como buenas herramientas pueden ser una palanca magnífica para impulsar una buena Promoción y Educación para la Salud en el ámbito oncológico que redundaría en un mejor autocuidado, compromiso y responsabilidad por parte de la población general.

La prensa, la radio y la televisión siguen siendo medios naturales de difusión de contenidos en salud y en consecuencia de temas relacionados con el cáncer, pero muchos pacientes están ya en comunidades virtuales y en asociaciones que utilizan las redes sociales para comunicarse. Esto nos debe hacer pensar que nuestra presencia como médicos en general y oncólogos en particular, necesariamente debe incrementarse sin paliativos. 

 

La sede central de Ibercaja aloja en su interior una sorprendente y admirable joya arquitectónica aragonesa llamada Patio de la Infanta , un patio renacentista de estilo plateresco cuya historia me fue relatada y me pareció francamente impresionante pues tuve la suerte de contemplar pausadamente y fotografiarme junto a las doctoras  Reyes Ibáñez y Natividad Bascón.

Les dejo con la presentación de mi charla y un video sobre Oncología 2.0

Quiero desde aquí agradecer a la Dra Reyes Ibáñez, a la Asociación de Psicooncología de Aragón y a Ibercaja por invitarme a dar esta charla en Zaragoza. A la Dra Natividad Bascón y al Dr José Antonio Cuenca por acompañarme en el auditorio y al Dr Rodríguez Melcón por cederme prestadas algunas de sus diapositivas de la mesa de SEOR 2.0 en su pasado Congreso Nacional en Valencia.

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Nosotras lo valemos

“Nosotras lo valemos. Consejos para que el cáncer no te quite la sonrisa” es un pequeño libro de Ediciones Camelot, escrito por una compañera radiooncóloga de Madrid afincada en Asturias, Diana Alonso Sánchez. Es un libro dirigido a pacientes en el que se abordan aspectos relacionados con la Calidad de Vida durante el tratamiento oncológico y se dan algunas pinceladas de los porqués de las diferentes toxicidades o efectos secundarios que nos podemos encontrar.
Es un libro fácil de leer, ameno y entretenido. La Dra Diana Alonso ha tratado de reforzar los aspectos psicológicos y de autoestima con algunos consejos de autocuidado y belleza personal, pues entiende a la perfección que la Oncología no está reñida con sentirse bien y pleno. Por el color de su portada y el título puede transmitirse la idea de que está diseñado sólo para mujeres con cáncer de mama, pero no es así. El público objetivo es mayoritariamente femenino, claro está, pero hay algunos aspectos y capítulos que pueden encajar perfectamente entre la población masculina. 
Somos conscientes de que por la presión asistencial y el esquema configurado para las consultas médicas no hay espacio para hablar de temas que “a priori” pueden parecer más frívolos. “El que sólo sabe Medicina, ni Medicina sabe”.Un buen médico no sólo ha de saber Medicina, ha de ampliar su horizonte con aspectos humanos o sociales que preocupan, y mucho, a los pacientes. Ha de saber dar consejos de cómo cuidarse o recomendar dónde dirigirse para que un determinado aspecto, como la alopecia, el cuidado de la piel, el cansancio, la nutrición, el estado de ánimo o la sexualidad puedan ser considerados como se merecen. No hay que dar las cosas por sentadas. 
El libro además tiene un prólogo escrito de forma magistral y única por mi compañero y blogger, el Dr Ángel Montero, que nos invita a recorrer las casi setenta páginas del libro. Un libro que debería estar en todas las salas de espera de los Servicios de Oncología Médica, Radioterápica y Patología Mamaria de nuestro país, pues estoy convencida que ayudará a muchas mujeres (y a hombres) a reencontrarse con su sonrisa. 
Les dejo con este video (algo casero pero que merece la pena visionar) con la prentación en la Casa del Libro de Gijón el pasado 26 de Febrero de 2016. 

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Biopsias líquidas 5/5 (2)

Las células tumorales circulantes (CTC) se conocen desde hace muchos años desde un punto de vista descriptivo clásico. Con el advenimiento de un mayor y profundo conocimiento de la genómica de los tumores, es decir la secuenciación de los genes que predice su función e interacción con otros genes, se han acelerado los conocimientos acerca del comportamiento individual de cada tumor. De este modo podemos conocer una serie de biomarcadores específicos de cada uno de ellos y que son resultado de mutaciones genéticas que conducen a muchas de las formas de cáncer conocidas.

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