El relato del cáncer desde la experiencia del paciente
Me atrevo a hacer una reflexión personal sobre el asunto, tras escuchar el relato de su enfermedad a tres mujeres que tuvo lugar en la Galería del Hospital Universitario de Burgos el pasado 27 de Abril a iniciativa de Burgos Vital una plataforma que pretende crear un foro que sirva de conciencia de nuestro entorno acerca de la salud, el bienestar y calidad de vida, difundiendo los problemas sociales y sanitarios, contribuyendo así a la promoción de la salud en la sociedad burgalesa.
En la grabación que van a poder ver al final de este post verán tres testimonios de tres mujeres: María Dios, Esther Cámara y Lou Matilla. María habla de su cáncer de mama reposadamente, con una sonrisa, relatando lo que le pasó hace ya unos diciocho años, con sus cicatrices, sus adversidades y cómo logró poco a poco superarlas para a su vez ayudar a otras mujeres que actualmente pasan por lo mismo. Esther habla de lo que supone el diagnóstico y periplo de una enfermedad rara, un pénfigo penfigoide el sentirse huérfana de cualquier tratamiento y de cómo, contra todo pronóstico, consiguió salir adelante e incluso fundar una asociación de pacientes. Finalmente, Lou habla en presente de indicativo, pues se encuentra todavía en tratamiento activo de un cáncer de mama a una edad temprana. Habla también y de una forma francamente emotiva de su experiencia como acompañante del cáncer renal de su marido.
Los tres testimonios ponen sobre la mesa las dificultades que van encontrando a su paso. La palabra cáncer curiosamente está ausente en el vocabulario inicial del médico que le da la noticia. Echan de menos que se nombre a las cosas por su nombre, porque ocultándolo no favorecemos su normalización. Los primeros gestos y las palabras son recordadas a fuego por las protagonistas: carcinoma o proceso maligno. Ambos aún siendo sinónimos no son interpretados con la misma claridad que la palabra cáncer. Primera reflexión: debemos hablar sin miedo del cáncer.
Una segunda cuestión es el apoyo psicológico. Reclaman, al igual que se hace en la intervención de catástrofes o accidentes con numerosas víctimas, la presencia de un psicólogo que les atienda y acompañe en el momento diagnóstico y no tengan que acudir voluntariamente a él a través de una tarjeta donde pone “Primer impacto”. El profesional que da la noticia tiene muchas veces que ejercer esa función. El sistema sanitario no dispone de psicooncólogos en la consulta médica y le derivan a la AECC que suple esa función. Una atención a “pie de consulta” serviría para cribar la necesidad o no de ese apoyo y hacer un seguimiento, especialmente entre la población masculina, reacia a acudir voluntariamente a este tipo de servicio. Tampoco estaría de más tener un psicooncólogo que ayudara a comunicar malas noticias o vigilara la salud psicológica de los profesionales sanitarios. Segunda reflexión: falta apoyo psicológico a un lado y otro de la consulta.
La tercera cuestión que se expone sobre la mesa son las esperas. Y no me refiero a las habituales esperas en las salas previas a la consulta. Las esperas para el diagnóstico y para acceder a los tratamientos. Un mes puede resultar eterno para un paciente que ya sabe que tiene un cáncer. La angustia que se le provoca en ese tránsito es inmensa. El puzzle sanitario se desencaja y el flujo de procesos burocráticos y también no burocráticos es a todas luces lento e ineficiente. Deberían imponerse unidades funcionales de gestión por patologías con consultas de alta resolución, con unos plazos de tiempo máximos y coherentes para los pacientes oncológicos. Tercera reflexión: falta coordinación y atención más temprana del paciente oncológico como norma prioritaria.
Por último, se pone sobre el tapete la falta de información y la necesidad de buscar fuentes de información aunque sea a través de Google. El paciente necesita información, sin excesos, pero clara y concisa. Desea tener una hoja de ruta que no obtiene, pues a medida que pasa por el proceso diagnóstico-terapéutico le explican las cosas en pequeños capítulos que el paciente trata de enlazar como buenamente sabe y puede. Necesita una figura que les acompañe, que les guíe, que les asesore y les ofrezca apoyo. A mi corto entender, un navegador en salud (Health Navigator) podría ser una solución, como ya he mencionado en otras ocasiones. Ayudaría al paciente a no perderse en el tratamiento multidisciplinar, le ayudaría a configurar una agenda personal de citas y pruebas, le resolvería pequeñas dudas sobre los pasos a seguir, le reforzaría positivamente y le serviría de puente entre el paciente y cada especialista. Sin duda le haría más liviano el camino. Cuarta reflexión: debemos hacer un esfuerzo a la hora de comunicarnos con los pacientes y sería bueno establecer una figura integradora que esté acompañando al paciente.
Les dejo con el video. Les advierto que dura alrededor de una hora, pero merece la pena visionarlo y escucharlo. Les ayudará a entender mejor todo lo escrito en este post. A mi me encantó y espero que sea de su agrado.
Oncología y Redes Sociales
Esta semana he tenido la fortuna de poder hablar para el público general de un tema que me apasiona: “Oncología y Redes Sociales”. La conferencia tuvo lugar el pasado 19 de Abril en Ibercaja Patio de la Infanta de Zaragoza dentro del ciclo de conferencias sobre “Tecnología y curación. Nuevos avances en Tecnología Médica y Atención Oncológica” compuesto por 3 charlas semanales organizadas por la Asociación de Psicooncología de Aragón (APOA).
Tuve la suerte de contar con una excelente anfitriona, presentadora, moderadora, compañera de fatigas y sobre todo amiga, la Dra Reyes Ibáñez, Jefe de Sección del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Fue ella quien me invitó amablemente al acto en nombre de APOA e Ibercaja, haciéndome sentir como si estuviera en mi propia casa. No en vano nos conocemos desde hace muchos años y ambas tenemos ya nuestro recorrido profesional que sin duda nos une. El lugar escogido para ello no podría ser mejor, pues el auditorio dispuesto cuenta con magníficas pantallas y tecnología multimedia para una correcta visualización y audición de las conferencias. He de decir también a su favor, que el equipo técnico informático y de sonido funcionó admirablemente, ayudándome a que todo transcurriera sin demasiados sobresaltos.
Hablar de Oncología y Redes Sociales es todo un reto. Poca gente conoce el uso profesional y el potencial que tienen estas herramientas más allá del empleo ocioso y en ocasiones frívolo que se hace de ellas. Es habitual ver las caras de rechazo entre propios y extraños y captar un halo de cierto escepticismo a la hora de hablar de estos temas. Eso lo convierte en un caldo de cultivo propicio para que se aprovechen personas que nada tienen que ver con el mundo sanitario, pero que se atreven a dar consejos con total impunidad a través de este medio que pueden hacer mucho daño. Para contrarrestar este hecho, eliminar la brecha digital existente y reforzar tanto la autoridad científica como la reputación de los profesionales sanitarios no caben excusas para no estar ahí y establecer las conexiones necesarias con nuestros pacientes.
Internet ha venido al mundo para quedarse y con él las redes sociales también. Ya no hay excusas para darle la espalda a esta nueva realidad que nos rodea. Médicos y pacientes tenemos una oportunidad de oro para reforzar la necesaria relación deliberativa entre ambos, reforzando los lazos de dicha relación y mejorando día a día en la necesaria y responsable toma de decisiones compartida. Nace una nueva generación de pacientes, los e-pacientes y con ella se adquiere de una forma paralela una nueva generación de médicos, los e-doctores. Con todo ello, se mejora la fluidez de la información entre colegas y estar al día gracias a las redes sociales se hace cada vez más útil y necesario.
La alfabetización digital y la adquisición de competencias digitales aplicadas a la salud está empezando a no verse como una cuestión baladí, dada la repercusión y la viralidad que pueden llegar a tener. Es posible que una gran mayoría las vea con recelo y hasta con cierto miedo o pudor por los peligros que a prioiri parecen desentrañar. Sin embargo, opino que utilizadas como buenas herramientas pueden ser una palanca magnífica para impulsar una buena Promoción y Educación para la Salud en el ámbito oncológico que redundaría en un mejor autocuidado, compromiso y responsabilidad por parte de la población general.
La prensa, la radio y la televisión siguen siendo medios naturales de difusión de contenidos en salud y en consecuencia de temas relacionados con el cáncer, pero muchos pacientes están ya en comunidades virtuales y en asociaciones que utilizan las redes sociales para comunicarse. Esto nos debe hacer pensar que nuestra presencia como médicos en general y oncólogos en particular, necesariamente debe incrementarse sin paliativos.
La sede central de Ibercaja aloja en su interior una sorprendente y admirable joya arquitectónica aragonesa llamada Patio de la Infanta , un patio renacentista de estilo plateresco cuya historia me fue relatada y me pareció francamente impresionante pues tuve la suerte de contemplar pausadamente y fotografiarme junto a las doctoras Reyes Ibáñez y Natividad Bascón.
Les dejo con la presentación de mi charla y un video sobre Oncología 2.0
Quiero desde aquí agradecer a la Dra Reyes Ibáñez, a la Asociación de Psicooncología de Aragón y a Ibercaja por invitarme a dar esta charla en Zaragoza. A la Dra Natividad Bascón y al Dr José Antonio Cuenca por acompañarme en el auditorio y al Dr Rodríguez Melcón por cederme prestadas algunas de sus diapositivas de la mesa de SEOR 2.0 en su pasado Congreso Nacional en Valencia.
Nosotras lo valemos
Biopsias líquidas
Las células tumorales circulantes (CTC) se conocen desde hace muchos años desde un punto de vista descriptivo clásico. Con el advenimiento de un mayor y profundo conocimiento de la genómica de los tumores, es decir la secuenciación de los genes que predice su función e interacción con otros genes, se han acelerado los conocimientos acerca del comportamiento individual de cada tumor. De este modo podemos conocer una serie de biomarcadores específicos de cada uno de ellos y que son resultado de mutaciones genéticas que conducen a muchas de las formas de cáncer conocidas.