Cineterapia oncológica: 50/50 Jonathan Levine EEUU (2011)

Adam Lerner (interpretado por Joseph Gordon-Levitt) es un joven de 27 años que a lo largo de su vida siempre se ha cuidado. No fuma, no bebe, hace deporte, se cuida y además recicla. Un día le sobreviene un fuerte dolor de espalda y decide consultar con su médico. Adam es finalmente diagnosticado de un extraño tipo de cáncer: un neurofibrosarcoma (un schwanoma maligno). Algo desorientado, le comenta lo sucedido del diagnóstico a su amigo Kyle (Seth Rogen), su sincero y bromista mejor amigo, a su novia Rachael (Bryce Dallas Howard), y a su madre Diane (Anjelica Houston), quién también es la encargada de cuidar a su marido Richard, que padece una enfermedad de Alzheimer. Cada uno de ellos tomará la noticia de una forma diferente a la del resto, y todos de alguna manera u otra ayudarán a Adam a afrontar la situación por la que está pasando, incluyendo Katharine (“Katie”) (Anna Kendrick), una guapa, joven y novata psicóloga que fue asignada por el hospital a Adam para contribuir en el proceso terapéutico que debe llevar a cabo.

50/50 no tiene lo dramático y sensacionalista de otras películas que tratan la misma temática, tanto así que logra que se te encoja el corazón en los momentos felices y en los tristes. Logras enamorarte de sus protagonistas y te dibuja una sonrisa en el rostro de principio a fin. Es una divertida comedia dramática: 50% drama y 50% comedia. La película se basa levemente en parte de la vida del guionista de la película Will Reiser que reconoce el efecto terapéutico de haber escrito este guión.

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Mi particular homenaje

Hoy hace un mes que publiqué mi blog, pero este “post” lo llevo madurando algún tiempo. Después de llevar más de 20 años dedicándome al mundo oncológico, pensarán que algo “anestesiada” estaré. Les puedo decir que no es así. No quiero vivir anestesiada ante el dolor y las hermosas lecciones de vida que he recibido gracias al cáncer. 
Hay personas que pueden no entender mi gusto por mi especialidad médica, habiendo otras especialidades aparentemente más amables a la vista del gran público. Todas las especialidades médicas tienen su cara y su cruz, su lugar y su por qué. Cuando opté al MIR allá por el año 91, la elegí porque suponía un gran reto y los retos siempre son buenos porque motivan en si mismos. La Oncología es un gran reto para la Medicina. En esta lucha cuando echas la vista atrás, ves que hemos cosechado cada día alguna victoria más. Derrotas también hay y son duras; pero ayudan a reflexionar, a replantear, a aprender y en definitiva a evolucionar. O quizás ¿debería decir r-evolucionar?
Muchos pacientes siguen adelante y se convierten en supervivientes. Otro día me dedicaré a ellos en este blog. 
Hoy toca hablar de los que se han ido. Especialmente me apetece hablar de los que por un motivo u otro me llegaron y me “tocaron la fibra”, bien por la maravillosa relación médico-paciente que hubo o bien por algún vínculo afectivo o familiar.
Me acuerdo por ejemplo, de ese hombre que vivía circunstancialmente en Mallorca con su hijo y que siempre se mostraba amable, cariñoso, cercano, con la sabiduría de un pueblo del Bierzo de dónde era originario y del que hablaba con sumo orgullo, y que siempre fue alguien muy entrañable para mi. Me acuerdo también de una compañera de trabajo cuando estaba en Son Dureta, que llevó la enfermedad como una paciente más y siempre me reservaba una sonrisa o una mirada de complicidad. Más recientemente y ya aquí en Burgos me acuerdo de ese joven que luchó incansablemente y de forma admirable, sin perder nunca la ilusión por vivir. De él  también me llevo su sonrisa. Más joven aún era esa otra paciente que con 16 añitos vino un día que estaba yo de guardia, muy asustada, cansada, pero entregada y esperanzada. La recuerdo con mucho cariño.
Ayer recibí una llamada de esas que siempre te sobresaltan. Un familiar se había marchado muy temprano. Mi último recuerdo de él fue feliz, como padrino en la boda de su hija. Me consta que luchó de forma admirable, disfrutando de esos momentos en que la enfermedad le permitía normalizar su vida.
No me quiero despedir sin hablar de alguien que hoy justamente hace 5 meses nos dejó y que corrió la misma suerte que su padre. A ambos me unen lazos afectivos muy fuertes y recuerdos ciertamente muy felices. De él me llevo su profundo cariño, su alma de orgullo “caballa”, su confianza, su respeto, su gratitud, su amor incondicional por los suyos y su tremenda generosidad. Me acordaré siempre de su exquisita bondad, de su mirada y de sus conversaciones, asegurándome en la despedida que se cuidaría. Este blog os aseguro que ha sido empujado por él en gran medida.
A todos,  tanto los mencionados como los que no, les quiero dar las GRACIAS. Vosotros me habéis ayudado a madurar, a ser mejor persona y espero que mejor médico también. Pensar en vosotros me pone en la tesitura de tener que hacer mi trabajo mejor cada día
Mi más sincero HOMENAJE desde aquí. No quiero olvidaros, pues en algún rincón de mi humilde corazón os llevaré siempre como equipaje que no me debe faltar.

La foto pertenece a la autora de este blog.

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La primera consulta en Oncología Radioterápica 5/5 (3)

 

A primera vista podemos creer que al acudir a una primera consulta de Oncología Radioterápica nos vamos a encontrar con una especialidad muy técnica y en consecuencia un tanto fría y muy alejada del paciente. Muchos pacientes creen que ese primer día que acuden a la consulta les vamos a administrar ya el tratamiento. Esto no es así. Administrar radiaciones ionizantes con fines terapéuticos exige de un procedimiento clínico y técnico laborioso. La Oncología Radioterápica es una especialidad eminentemente clínica, con algún aspecto incluso médico-quirúrgico cuando empleamos la braquiterapia, de la que hablaremos en otra ocasión. Continuar leyendo “La primera consulta en Oncología Radioterápica 5/5 (3)

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¿Por qué un Rayo de Esperanza? 4.75/5 (12)

Os preguntaréis el por qué de este título, “Un Rayo de Esperanza” y su significado. Es bastante sencillo de explicar. Deseaba hacer un blog en el que por encima de todo se inyectara alegría, optimismo y esperanza, ante el cáncer y todo lo que a él le rodea. Soy médico, oncólogo y radiooncóloga.

Me formé como especialista en un hospital que tenía un nombre algo ya premonitorio: Hospital de l’Esperança en Barcelona. Allí comencé mi andadura hace ya unos cuantos años, lanzando mis primeros “rayos” de fotones a los pacientes, con el objetivo claro de apuntar firmemente a la diana sin que me temblara el pulso. Sigo haciéndolo, ahora ya de una forma más sofisticada y precisa que entonces. La tecnología en nuestra especialidad ha avanzado de una forma vertiginosa.

Sin embargo, ahora lo que quiero lanzar son “rayos” de Esperanza, explicar la Oncología y por ende la Radioterapia, desde mi experiencia, haciendo hincapié más en aquellos aspectos humanos que muchas veces se nos pasan por alto y que creo es bueno reflexionar. En ocasiones, el médico se encuentra muy lejos del paciente, arropado en su bata blanca, su mesa del despacho, sus tecnicismos y su halo de autoridad competente. El hemisferio cerebral izquierdo le domina (la razón) y no da cabida muchas veces a que el hemisferio cerebral derecho (el corazón) entre en la relación médico-paciente.

En mi humilde opinión creo que sería muy bueno, incluso para la excelencia de nuestra profesión, el equilibrar dicha balanza. Voy a poner todo mi empeño en ello y en que nuestra especialidad sea menos desconocida, más cercana, tanto para los pacientes, como para otros colegas médicos y establecer así un puente de entendimiento entre ambos.

Ahí es nada. Deseadme suerte.

Llegaremos a tiempo (Rosana Arbelo)

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