Cineterapia oncológica: Ahora o nunca. (The Bucket List) EEUU. Rob Reiner. 2007

“Ahora o nunca” (The Bucket List, en inglés) trata de los últimos días de dos personajes: Carter y Edward. Así el primer personaje es un profesor de filosofía, Carter Chambers (Morgan Freeman) que en su primer año de carrera, les sugirió a sus estudiantes que elaborasen una “lista de deseos”, un recuento de todas las cosas que querían hacer, ver y experimentar en la vida antes de morir. Pero, mientras Carter estaba aún tratando de aclarar sus sueños y planes privados, la realidad se entrometió: un matrimonio prematuro, hijos, una multitud de responsabilidades y finalmente un trabajo de mecánico de automóviles durante 46 años que gradualmente cambiaron su idea. Se convirtió en un recuerdo sobre oportunidades perdidas y en un ejercicio mental en el que pensaba para pasar el tiempo mientras trabajaba bajo la capota de un coche.

Entretanto, el multimillonario empresario Edward Cole (Jack Nicholson) nunca ve una lista sin pensar en los beneficios. Siempre está demasiado atareado haciendo dinero y construyendo un imperio para pensar en cuáles podrían ser sus necesidades más profundas. Carter y Edward son dos personajes antagónicos que se encuentran compartiendo habitación de un hospital cuando a ambos les detectan un cáncer de mal pronóstico dejándolos condenados a un ingreso hospitalario prolongado. Ambos se encuentran con tiempo para pensar en lo que sucederá a continuación, y en cuánto de ello está en sus manos. A pesar de sus diferencias, pronto descubren que tienen dos cosas muy importantes en común: una necesidad no satisfecha de aceptarse a sí mismos y las elecciones que han hecho, y un deseo urgente de pasar el tiempo que han perdido haciendo todo lo que siempre quisieron hacer. Así que, en contra de las órdenes del médico y del sentido común, estos dos auténticos desconocidos abandonan el hospital y se lanzan juntos a la carretera para vivir la aventura de sus vidas.

Se trata de una película que gracias a dos estos dos grandísimos actores y pese a lo duro del tema,  logran que el espectador suelte una sonora carcajada. Ponen de manifiesto los grandes arrepentimientos que muchos de nosotros tendíamos ante la posibilidad de una muerte inminente. No deja ese regusto agridulce de muchas películas sobre el tema. Es una película fresca y divertida. Carter nos conmueve y Eduard nos remueve. Ambos, además de hacernos pasar un buen rato, nos hacen reflexionar con una espléndida sonrisa en la boca. Algo que siempre es de agradecer. Les dejo con el tráiler del filme.

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Paralelismos entre Educación y Sanidad

Todos sabemos que tanto la Educación como la Sanidad suponen dos pilares básicos para cualquier país y su calidad marcará en gran medida el índice de bienestar del mismo. En estos tiempos de crisis, en España, resulta que incomprensiblemente son los más dañados por los recortes presupuestarios y por ende los más vulnerables. De ahí acaban de nacer dos movimientos conocidos como “marea verde” (Educación) y “marea blanca” (Sanidad).
Pero, no quiero entrar en el reiterado tema económico, quiero ir más allá. Estamos pasando tiempos muy convulsos, llenos de grandes cambios y también de oportunidades (otra acepción de la palabra “crisis”). Oportunidad ¿de qué?, se preguntarán. Oportunidad para hacer un cambio de rumbo en el paradigma tanto de la Educación como en el de la Sanidad.
Como madre que también soy, me preocupa muy mucho la Educación que están recibiendo nuestr@s hij@s. Si lo pensamos bien, no es muy diferente a la que nosotros recibimos, es decir no ha evolucionado de forma paralela a la que lo han hecho los tiempos que estamos viviendo. Deberíamos prepararles en recursos, además de conocimientos. Ello se consigue con una Educación centrada en el ALUMNO y en su TALENTO y CREATIVIDAD innatos y que a mi juicio todos los niños tienen, sólo hay que hacerlo fluir. Si se hiciera así, el alumno se sentiría motivado, valorado y comprendido. Su actitud será positiva, colaboradora, feliz y respetuosa.

Y ¿en qué me baso? Les invito a ver estos videos de Ken Robinson, la Educación Prohibida o a Fidel Delgado. A mi me han convencido de esa necesidad de cambio de rumbo que les comentaba.

Y ahora ¿cómo establecemos el paralelismo con la Sanidad de la que les hablaba? Es simple. Cambiemos la palabra ALUMNO por PACIENTE y lo entenderán rápidamente. Necesitamos una Medicina centrada en el PACIENTE, en el enfermo como un TODO y no sólo en su enfermedad.
Hemos de abandonar el concepto de SALUD como la ausencia de enfermedad o como define la OMS de  estado de completo bienestar físico, mental y social, pues entonces “estamos todos enfermos”. Me gusta más la definición de Alejandro Jadad como la capacidad de las personas o de las comunidades para adaptarse, o para autogestionar los desafíos físicos, mentales o sociales que se les presenten en la vida. Ello significa que es compatible el hecho de estar enfermo y ser feliz.
Para dar más protagonismo al PACIENTE, el médico ha de bajar de su estrado, para pasar a ser un GUÍA del paciente. Y éste debe también a su vez responsabilizarse de su estado de salud. Se hace imprescindible “EMPODERAR” a los pacientes, ser capaces de obtener el mayor número posible de “pacientes inteligentes” (smart patients), expertos o capaces de autocuidarse y acudir al médico cuando realmente es necesario. Con ello conseguiremos aumentar el grado de satisfacción del paciente y probablemente gastaríamos menos recursos.
Les dejo con esta reflexión con el video del programa REDES de Eduard Punset. En él se habla de las redes para ampliar el conocimiento y la investigación biomédica: de cómo se descubrió el Helicobacter Pylori gracias al concepto de medicina colaborativa, de los ensayos clínicos y del cambio de paradigma que deberíamos dar a la Medicina del siglo XXI con intervenciones del comentado Alejandro Jadad y Salvador Casado (A partir de min 19 del programa). Disfrútenlo.

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