La radioterapia en el cáncer de próstata 5/5 (10)

Si a usted o a un familiar le han diagnosticado un cáncer de próstata localizado es muy posible que le hayan hablado, o no, de que una de las opciones terapéuticas es la radioterapia externa. En esta entrada a mi blog voy a explicar paso a paso cómo se realiza este proceso y cuáles son sus beneficios y riesgos para que pueda así el paciente elegir aquella opción que se ajuste mejor a sus necesidades.

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Modalidades de tratamiento II 5/5 (1)

Las radiaciones ionizantes utilizadas en Radioterapia, pueden administrarse básicamente de dos formas:

1- Desde FUERA de nuestro cuerpo que es lo que se conoce como RADIOTERAPIA EXTERNA o Teleterapia, en la que la fuente de irradiación se encuentra LEJOS (de ahí el prefijo “tele”) del paciente y viene representado principalmente por los Aceleradores Lineales de Electrones. (Imagen de arriba). Esta modalidad de tratamiento es la que más comúnmente se utiliza y precisa de los pasos de simulación, planificación y verificación antes mencionados. Se aplica en forma de sesiones diarias de lunes a viernes durante un número determinado de días. 
2.- Desde DENTRO de nuestro cuerpo utilizando algún instrumento para introducir un elemento radiactivo que es lo que se conoce como Radioterapia Interna, Curieterapia (en honor a Madàme Curie) o BRAQUITERAPIA, donde la fuente de irradiación se encuentra CERCA (Del griego “brachys” que significa: corto) del paciente y que podría representarse por las semillas radiactivas que se aplican en el tratamiento del cáncer prostático. (Imagen de arriba de una escopia con el implante realizado). Esta modalidad de tratamiento se utiliza algo menos y el proceso de planificación y verificación se realizan habitualmente en tiempo real. Para aplicarlo se precisa un radioquirófano y en ocasiones un procedimiento anestésico, ya que para colocar el elemento radiactivo (semillas, hilos, etc) precisamos de agujas-guía, tubos plásticos, horquillas, etc que atraviesan el instersticio del tejido que queremos irradiar. En otras ocasiones se aprovecha una cavidad natural para colocar el elemento radiactivo muy cerca del tumor o lecho tumoral (radioterapia endocavitaria) como ocurre en los tumores ginecológicos. Con esta técnica se obtiene la ventaja de poder irradiar con dosis altas en un volumen muy preciso, sin apenas irradiar tejido sano circundante. En muchas ocasiones se emplea como complemento a la radioterapia externa para minimizar la toxicidad secundaria, aumentar la eficacia y el control local de la enfermedad. 

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