Cincuenta

Cada cambio de década produce inevitablemente una reflexión, un alto en el camino para recapacitar y evaluar el camino hasta ahora recorrido. Cierto es que en nuestra sociedad existe un culto tal vez desmesurado al cuerpo, al estado casi permanente de ausencia de enfermedad, en que la mejor edad es la juventud pues goza habitualmente de una mayor fortaleza física y entusiasmo. En detrimento a esa idea se encuentra la edad madura que se trata muchas veces de invisibilizar, ocultar o incluso minusvalorar.
Este pasado fin de semana celebramos junto a compañeros de Bachillerato y COU nuestro cincuenta aniversario. Fue todo un flash de sensaciones y emociones, pues no en vano han pasado muchos años sin saber unos de otros. Echar la vista atrás y mirar con perspectiva el momento presente da un cierto vértigo, algo así como estar en la cumbre de una gran montaña, divisar el paisaje y adivinar que a partir de ahora lo que queda es bajarla. 
Sin embargo este viaje mental de nuestra adolescencia a la actual “adultescencia” ha resultado francamente aleccionador por muchos motivos. En primer lugar porque nos encontramos vivos y con fuerzas renovadas en la mayoría de los casos, valoramos las pequeñas cosas y conocemos el significado del esfuerzo y del sacrificio. Y en segundo lugar porque muchos de nosotros ya nos hemos enfrentado por lo menos a una o dos adversidades importantes que toda vida tiene. Haberlas superado nos ha dado ya un cierto poso y quizá eso nos permite ver el horizonte con una cierta serenidad, pero también con ganas de seguir aprendiendo y disfrutando.
El cáncer también se ha colado en la vida de algunos de mis compañeros, ya sea en primera o en tercera persona. En los que ha sido en primera persona me ha gustado conocer su biografía, su forma de hacerle frente y quedarme en cierto modo admirada por ello. Como dice uno de mis compañeros, haber tenido cáncer no es algo “guay”, ni es algo que elijas, ni que te haga ser optimista a toda costa. Es un muro que hay que atravesar de la mejor manera posible, con muchas dificultades, con muchos desasosiegos, pero que cuando sales de él puedes decir que sales fortalecido y con enseñanzas que te acompañarán el resto de la vida. Los que han tenido que hacer de cuidadores de familiares con cáncer también han pasado por un duelo similar, porque aunque no lo padezcan en su piel, la enfermedad se cuela en todo el entorno socio-familiar.
Uno de mis compañeros ya adelanté que había escrito un libro que ha titulado “Una carrera de supervivencia” y que verá la luz en unos pocos días. He tenido el privilegio de leerlo en primicia y de obtener ya un ejemplar en papel. Todo un reto personal que sin duda su lectura ayudará a muchas personas, especialmente a los largos supervivientes de cáncer que han de aprender a vivir con las cicatrices de la enfermedad y sus tratamientos. Ayudará también a entender un poco más la enfermedad y a acercarnos más si cabe a una realidad poco conocida. Ha sido emotivo reencontrarnos tras muchos años y conocer nuestras diferentes perspectivas, él como superviviente de cáncer y yo como médico dedicada a la Oncología desde hace veinticinco años. Todo un baúl de experiencias a flor de piel. 
Otra compañera me ha explicado su caso, contándome que ha conseguido mantener a raya la enfermedad y convertirla en una enfermedad crónica. Algo positivo, pues hasta hace pocos años no era posible hacerlo. De ella me llevo su sonrisa, su excelente aspecto y sus ganas de mirar siempre hacia adelante sin miedo. Agradezco enormemente su testimonio y ella sabe que está invitada a esta bitácora cuando ella quiera para explicarnos su particular experiencia con la enfemedad. 
La verdad es que este reencuentro me ha hecho pensar un poco de forma nostálgica y algo “vintage” especialmente cuando hemos entrado en las aulas y en otros rincones del colegio. La satisfacción y la alegría han estado presentes en muchos instantes, especialmente al vernos de nuevo tras años de no saber unos de otros. Hemos tenido sorprendentemente un “buen rollo” increíble, algunos nos han hecho reír hasta la extenuación, otros nos hemos contado alguna que otra “batalla” y otros nos han regalado conversaciones y momentos agradables. 
Bien pensado no es tan malo llegar hasta aquí y tal vez sea verdad lo que nos cuenta en el siguiente video Elsa Punset sobre la mediana edad como etapa fructífera y plena. 

Por favor, valora el artículo

Tengo una carta para ti

Querido compañero:
Ayer me sobresaltó la noticia de que te habías ido para siempre. Y digo que me sobresaltó, porque aunque sabía de tu mal con el que convivo a diario, no podía imaginarme que mi saludo de tan solo hace una semana se convertiría en el último. Recuerdo que nos vimos en el comité rodeados de otros compañeros donde estábamos discutiendo tu caso. ¡Qué consciente eras de lo que te estaba pasando! Tanto es así que mirabas incrédulo al que te comentaba que aquello era un seroma de lenta evolución. El silencio y las miradas lo decían todo. 
La Ley de Murphy se ensañó contigo sin ningún género de duda. Estabas enfadado con el mundo y con razón. Esa Medicina que tú tanto amabas te mostraba su lado oscuro y casi siempre te tocaba bailar con la más fea. Afrontar todo ese compendio médico metido en ti no era una tarea fácil, pero puedo decir a tu favor que lo hiciste con mucho valor y dignidad.
Ahora que no estás vienen a mi mente muchos recuerdos compartidos. Siempre me echaste una mano en “la séptima del Divino” cuando surgía alguna complicación cardiológica o infecciosa en un paciente oncológico  ingresado, pues reconozco mi óxido en dichas materias. Tú sabías un poco de mucho como buen internista que eras y yo mucho de muy poco como especialista. Pero formábamos un buen tándem colaborativo y eso era lo que nos hacía grandes. Gracias a tú buen hacer conseguí controlar alguna que otra arritmia despistada. Me quedo con este y otros buenos recuerdos como las tertulias en la cafetería, pues ambos te honran como médico y como persona.
Deseo enviar desde estas pequeñas líneas un abrazo muy fuerte a tu familia, pues para ellos no va a ser fácil llevar tu ausencia. Desde aquí mi apoyo y mi cariño estarán siempre presentes. Un abrazo y descansa.
Para despedirme te dejo con una bella canción clásica de Pau Casals “El cant del ocells” (El canto de los pájaros) interpretada por Archi di Roma y Valerio Taddeo ¡Sublime!

Por favor, valora el artículo

Siembra esperanza

“Siembra esperanza” es el lema escogido este año por el centro escolar donde llevo a mis hijas. Me gusta el lema, no sólo por el paralelismo que existe con el nombre de este blog, que es un hecho casual, sino porque me parece acertado en la coyuntura en la que estamos todavía inmersos. Es una buena forma de empezar el curso que viene.

Bajo el lema encontramos la siguiente frase:  
“En los tiempos que vivimos y siendo conscientes de la realidad más cercana, el lema SIEMBRA ESPERANZA quiere ser un mensaje positivo para las personas. Una respuesta a la realidad que vive nuestro entorno más próximo, condicionada por la crisis económico-social y las injusticias que se derivan de esta crisis. Una respuesta a la necesidad y a la búsqueda de sentido de la vida con todos los proyectos, convicciones, decisiones, creencias… La capacidad que tenemos las personas para poder conseguir los sueños que nos proponemos a pesar de las dificultades”.
Mientras tanto, desde este humilde rincón trato de sembrar esperanza iluminando con un pequeño rayo al mar confuso y convulso de la Oncología. Quisiera que de esa siembra surgiera:
Una atención más humana
Un paciente como eje y protagonista en la toma de decisiones sobre su salud
Un tratamiento más personalizado
Un tratamiento oncológico menos tóxico, más eficaz y mejor tolerado
Unos profesionales comprometidos con el paciente
Una capacidad de trabajar en equipo multidisciplinar
Una mejor comunicación médico-paciente
Una capacidad de autocrítica y debate constructivo
Una mejor gestión de los recursos sanitarios por parte de todos
RESPETO, CONFIANZA Y RESPONSABILIDAD
Letra: Whatever-Oasis
I’m free to be whatever I
Whatever I choose
And I’ll sing the blues if I want
I’m free to say whatever I
Whatever I like
If it’s wrong or right it’s alright

It always seems to me
You only see what people want you to see
How long’s it gonna be
Before we get on the bus
And cause no fuss
Get a grip on yourself
It don’t cost much

Free to be whatever you,
whatever you like,
if it’s wrong or right it’s alright

You’re free to be wherever you
Wherever you please
You can shoot the breeze if you want

It always seems to me
You only see what people want you to see
How long’s it gonna be
Before we get on the bus
And cause no fuss
Get a grip on yourself
It don’t cost much

Free to be whatever I
Whatever I choose
And I’ll sing the blues if I want

Here in my mind
You know you might find
Something that you
You thought you once knew
But now it’s all gone
And you know it’s no fun
And I know it’s no fun
Yeah I know it’s no fun

I’m free to be whatever I
Whatever I choose
And I’ll sing the blues if I want
I’m free to be whatever I
Whatever I choose
And I’ll sing the blues if I want

Whatever you do
Whatever you say
Yeah I know it’s alright
Whatever you do
Whatever you say
Yeah I know it’s alright

All the young blues
carry the news
All the young blues
carry the news 

Por favor, valora el artículo