El Radiofísico Hospitalario es uno de los licenciados especialistas no médicos con los que hemos de trabajar codo con codo a diario y que, gracias a sus inestimables conocimientos en Fisica, podemos aplicar las radiaciones a la Medicina de una manera segura y eficaz. Son otro de esos actores “mudos” de nuestra especialidad. El gran público y sobretodo los pacientes, desconocen su existencia y su papel en el complejo entramado de la Oncología Radioterápica. Su papel histórico se forjó en la dosimetría clínica en Radioterapia, es decir, se encargaban básicamente de calcular las dosis de radiación que cada paciente debía recibir, previamente prescrito por el Radioncólogo.
La especialidad sanitaria de Radiofísica Hospitalaria fue creada por Real Decreto 220/1997 de 14 de Febrero. Este Real Decreto supuso el reconocimiento de una profesión que viene desarrollándose en España desde los años sesenta. Tras la antigua licenciatura o el actual grado en Física deben realizar un examen tipo MIR: el RFIR, que les guiará hacia un programa docente al igual que al médico residente, y que es de tres años.
El especialista en Radiofísica Hospitalaria tiene a su cargo la dosimetría de pacientes de Radioterapia, la dosimetría y control de calidad de unidades de tratamiento y fuentes de Radioterapia, el control de calidad en Diagnóstico por Imagen (Radiodiagnóstico y Medicina Nuclear), el control de dosis de pacientes sometidos a pruebas diagnósticas con radiaciones ionizantes y la Protección Radiológica en general dentro del ámbito hospitalario.
El Radiofísico realiza en Radioterapia tareas muy ligadas al tratamiento de los pacientes oncológicos. El cálculo de tiempos de tratamiento, el diseño de las técnicas de tratamiento, la determinación de la distribución de la energía impartida en el interior del paciente están bajo su responsabilidad. Debido a ello hay una implicación notable en la calidad y el éxito del tratamiento. Estas determinaciones de la dosis se basan en un conocimiento muy detallado de las características de la radiación que se utilizan, que se obtienen de un trabajo experimental importante sobre los equipos (principalmente aceleradores, pero también equipos de cobalto-60) y sobre las fuentes radiactivas (cesio-137, iridio-192, yodo-125 en diversas formas). Estas características deben además ser sometidas a verificaciones constantes para garantizar el estado óptimo de los equipos y fuentes. Todo esto cae bajo la responsabilidad del Radiofísico. Se puede decir que en tanto el oncólogo radioterápico toma la decisión sobre la prescripción del tratamiento, es el radiofísico el que tiene a su cargo la forma de su realización.
En Diagnóstico por Imagen, que incluye Radiodiagnóstico y Medicina Nuclear, se precisa de una verificación de parámetros físicos que afectan a la calidad de la imagen; con esta finalidad la labor del Radiofísico está relacionada con el control de calidad de todo el equipamiento y análisis de la calidad técnica de imágenes, de los datos numéricos y de las exploraciones.
El Radiofísico es también el responsable de la Protección Radiológica en el hospital, tanto de público como de personal, y se ocupa de estimar y, en la medida de lo posible reducir, la dosis de radiación que se imparte a la población como consecuencia de pruebas diagnósticas. Esto implica el diseño de los blindajes estructurales de las salas donde se instalan equipos emisores de radiación, la gestión de residuos radiactivos y el control de su evacuación, la medida de dosis en diferentes lugares y bajo distintas circunstancias, el control de las dosis personales de los profesionales expuestos y la estimación mediante medidas sobre los propios pacientes, de la dosis asociada a los diferentes procedimientos diagnósticos y de terapia metabólica.
El hospital es un medio interesante para un físico: hay como hemos visto una serie de cometidos para los que se le necesita, hay muchos otros donde puede desarrollar líneas propias de investigación y, en todos ellos, tiene la oportunidad de trabajar con profesionales de formación muy diferente a la suya. Por otro lado, el trabajo del Radiofísico tiene justificación inmediata en la calidad de la atención a los pacientes, dentro del ámbito de su competencia.
El mundo de la Física resulta muy complicado para el común de los mortales. Nosotros los radioncólogos estamos ya familiarizados con esta disciplina y su aplicación en la clínica a través de la Radiobiología. Puedo decir que cuento en mi haber profesional con magníficos Radiofísicos, sin los cuales ejercer nuestra profesión sería casi imposible. He aprendido mucho de ellos. Con la avanzada tecnología actual se han convertido en verdaderos “escultores” de la radiación. Algunos de ellos son grandes amigos y compañeros. Debatimos mucho entre su visión físico-matemática y la nuestra más biológica y a veces impredecible sobre cuestiones de materia clínica. De ese debate o visión dual siempre se sale enriquecido. Desde aquí quiero también darles las GRACIAS por su trabajo y ponerlo en reconocimiento.
Para finalizar y acercar un poco la Física al gran público me permito “colgar” este didáctico video sobre Física Cuántica donde podremos entender un poco la dualidad onda-partícula que tanto utilizamos en nuestra práctica clínica habitual
Sonia Fernández-Vidal es una Física Teórica especialista en Óptica Cuántica que ha conseguido de forma didáctica acercarnos a los conceptos básicos de la Física Cuántica. Consigue hacerla asequible y digerible a niños y mayores. Les dejo con este video-entrevista. Para que vean que la Física no es tan árida como a simple vista nos pueda parecer.