Una vez finalizado el tratamiento, el radioncólogo le dará una serie de consejos a seguir, le dará un informe médico con el tratamiento realizado y le citará en una consulta de seguimiento. Es posible que le solicite alguna prueba complementaria como una simple analítica o un TAC, según el caso, para evaluar la respuesta al tratamiento. El radioncólogo realizará un seguimiento de sus pacientes para poder conocer de primera mano la toxicidad tardía o crónica que pudiera presentarse y evaluar la respuesta al tratamiento. La toxicidad tardía o crónica es aquella que aparece meses después de haber finalizado el tratamiento y normalmente se estima a partir del sexto mes post-tratamiento. Esta toxicidad es diferente también de un paciente a otro, tanto en la forma como en su intensidad y dependerá del volumen y la región irradiada. NADIE mejor que el radioncólogo conoce este tipo de toxicidad y su posible tratamiento. Piense que esa toxicidad, si aparece, corresponde a la zona irradiada, por lo que si tiene síntomas alejados del campo de irradiación es muy posible que no sean consecuencia de ella.
La evaluación de respuesta en los casos en que el paciente no haya sido intervenido y haya recibido un tratamiento con intención radical o curativo puede darse también en esta consulta. Lo mismo ocurre en los casos de los pacientes que han recibido un tratamiento adyuvante o “preventivo”, pues evaluamos que la enfermedad no haya reaparecido. Si el paciente ha recibido un tratamiento paliativo, se evaluará la respuesta del tratamiento al síntoma, como por ejemplo el dolor o un sangrado.
En esta consulta el paciente suele venir muy nervioso, yo diría que en muchas ocasiones más nervioso que durante el tratamiento. Es completamente normal. Durante el tratamiento el paciente tiene habitualmente una actitud proactiva: siente que está haciendo algo para combatir su enfermedad. Una vez acabado el tratamiento se pasa a una actitud más pasiva y sobreviene la incertidumbre: ¿estará todo bien? Lo habitual es que sí, por lo tanto hay que ser positivos y pensar que lo más probable es que todo salga bien.
Y si no es así, estamos para encontrar posibles soluciones tanto con la toxicidad como para combatir la enfermedad. De ahí la importancia del seguimiento médico.