Allá por el año 1985 se estrenaba la película que muchos recordarán “Regreso al futuro” donde un jovencísimo Michael J.Fox encarnado en el personaje de un adolescente llamado Marty McFly y un loco científico, el Dr E.L. Brown, que atendía al apodo de “Doc”, emprenden un viaje al futuro a través de una máquina del tiempo inventada por él. Accidentalmente viajan al pasado hacia el día 12 de Noviembre de 1955 y una vez resuelta la trama de la película vuelven ambos a la actualidad. Seguidamente se proponen realizar un viaje al día 21 de Octubre de 2015
Cinco años antes (en Octubre de 2010) de esa fecha a la que apuntaba el reloj de aquel fantástico coche de “Regreso al futuro”, estuve en un congreso de ASTRO (American Society for Radiation Oncology) en San Diego, California, donde tomé estas fotografías de arriba. Además de impresionarme con los stands comerciales con las últimas novedades tecnológicas de mi especialidad, me llamó poderosamente la atención ese emblemático coche. Curiosa coincidencia que me ha hecho pensar que aquel pasado tenía marcado un potencial futuro que es ya presente.
A primeros del mes de Noviembre de 2015, tuve la oportunidad de asistir al I Workshop sobre Desafíos Profesionales de la Medicina en la Era Digital en la Facultad de Medicina de Málaga dirigido por el Dr Rafael Ruiz Cruces y que contó con grandes e interesantes ponentes que ofrecieron una amplia imagen visionaria sobre el futuro de la Medicina del siglo XXI inmersa en una revolución digital y tecnológica sin precedentes. Toda vez los asistentes íbamos escuchando las ponencias, la sensación de viajar al futuro se hacía más patente. Quedó claro que los médicos del nuevo milenio teníamos que aprender nuevas habilidades para poder ejercer con soltura en esta nueva era y que la posibilidad de la confluencia de carreras universitarias híbridas podría convertirse en realidad en pocos años.
Se habló durante el Workshop de cómo será la Medicina en 2040, de las nuevas fronteras de la Cirugía, de Robótica, de Branding, de Genética, de Bioinformática e Inteligencia Artificial, de la Nanotecnología, de la Innovación Biomédica, de la Resonancia Biomédica y su huella metabólica, del Internet de las Cosas y de la Computación Cognitiva. Para ello contaba con grandes y conocidos profesionales de diferentes ámbitos relacionados con la salud: el Dr César Ramírez Plaza, el Dr Victor F Muñoz Martínez, el Dr José Antonio Trujillo Ruiz, el Dr Armando Reyes Engel, el Dr Jesús M Doña Fernández, el Dr Jesús Martínez de la Fuente, el Dr Julio Mayol, la Dra Maria Luisa García Martín, Marlon Molina y Antonio Orbe Mendiola. Al finalizar y para amenizar tuvo lugar un entrañable y magnífico taller de “Revolución Optimista” con los hermanos Bonilla que nos dejaron un excelente sabor de boca.
Si regreso sobre mis pasos al pasado de mi propia especialidad médica, la Oncología Radioterápica, observo grandes cambios tecnológicos y de precisión terapéutica. Hemos pasado del cálculo en una distancia en profundidad en un punto, trabajando sobre referencias anatómicas, a la radioterapia 2D con los simuladores convencionales siguiendo los campos de irradiación clásicos de Fletcher, a la radioterapia en 3D con los TAC-simulador y planificadores en 3D, para llegar a la actual irradiación en intensidad modulada (IMRT) guiada por imagen (IGRT) y planificación volumétrica o la radiocirugía craneal o extracraneal. Poco a poco hemos rizando el rizo y la irradiación se esculpe ya en “full HD” o alta definición, empleando cada vez más, diferentes imágenes radiológicas, como la resonancia magnética o la PET, para definir mejor y con mayor precisión el volumen a irradiar. Por no hablar de las mejoras técnicas y de ingeniería de los aceleradores lineales o también a nivel de redes informáticas acompañantes a los equipos que facilitan enormemente todo el flujo de trabajo en una Unidad de Oncología Radioterápica.
Esta misma semana ha saltado en los medios la noticia de un nuevo progreso tecnológico en Oncología Radioterápica. Se trata de un sistema, similar a un GPS, que ofrece seguimiento preciso y exacto del tumor en tiempo real. Esto nos permite a los especialistas mantener la “diana” en la trayectoria del haz de radiación en todo momento (también llamado “tracking“). Este seguimiento es particularmente importante cuando se utiliza escalada de dosis en el tratamiento, es decir dosis de irradiación muy altas. Este sistema, al detectar el mínimo movimiento del tumor en el paciente, permite irradiar con precisión submilimétrica, evitando así al máximo la irradiación del tejido sano circundante.
La visión en la “máquina del tiempo” sobre lo que el futuro de la Oncología Radioterápica nos deparará será más precisión, tratamientos más cortos, realizados en menos tiempo, con una alta eficacia terapéutica y bajo índice de toxicidad. Todavía queda campo por explorar en la interacción de la radioterapia con la inmunoterapia, la hipertermia y diferentes fármacos radiosensibilizadores. Se predecirá de forma más personalizada la radiosensibilidad de cada paciente, sus tejidos sanos y del propio tumor, en la cual la biología molecular nos responderá a algunas incógnitas todavía por resolver.
Regresando al futuro, les dejo con el video sobre este novedoso y revolucionario sistema en el tratamiento en Oncología Radioterápica.