Frente al hostigamiento institucional: Dignidad, compromiso y solidaridad

A veces, tengo la sensación de que el maltrato y el acoso forman parte de una cotidianidad malentendida. Oímos hablar de maltrato en la pareja, de maltrato escolar o bulling, de maltrato en el trabajo o mobbing e incluso maltrato u hostigamiento institucional. Es tan habitual esta forma de comportamiento que ya la hemos “normalizado” a nivel individual y sólo en algunos casos se produce rechazo social a este hecho.

Cualquier forma de maltrato, incluso el más sutil, es reprobable y deberíamos preguntarnos qué pasa, por qué es tan común y cómo podríamos combatirlo. A nadie nos resultaría admisible el maltrato u hostigamiento a un paciente por parte de su médico, pues el enfermo siempre se encuentra en una situación de vulnerabilidad y asimetría moral, colocándole en una posición cuanto menos delicada. Pero por desgracia, el proceso a la inversa también ocurre y eso provoca una actitud defensiva, incómoda, cruel y con efectos devastadores en la adecuada relación médico-paciente. El médico al fin y al cabo es una persona que merece todo el respeto mientras  realiza su trabajo.

A toda esta maraña de conflictos se le suman en muchas ocasiones dificultades para trabajar en equipo, por la frecuente situación de mobbing entre compañeros o superiores. Un caldo de cultivo propicio para las divisiones internas que acaba por generar un ambiente lleno de dificultades y “queman” hasta al más pintado.

Pero quizá el más sutil y casi intangible maltrato es el institucional. Un maltrato que sufrimos los profesionales sanitarios a diario y del que ni siquiera se habla ni se pone sobre la mesa de ningún debate político, ni siquiera en la actual época electoral. El tema está ausente. Parece que al no hablar de ello no existe. Pero sí, si existe y su efecto es brutal porque mina el ánimo de cualquiera.

No es de recibo que no haya tiempo para poder atender a los enfermos adecuadamente. El reloj se ha convertido en uno de nuestros principales enemigos. Esto lo sufren a diario de una forma superlativa, los Médicos y Pediatras de Atención Primaria, pero doy fe de que también se da en Atención Especializada en los Hospitales. La sobrecarga asistencial provoca errores y mala atención médica y eso cualquiera con un mínimo sentido común lo entiende. La calidad asistencial está reñida con la cantidad. A todo esto hay que añadirle la burocracia excesiva, con vericuetos múltiples por donde se “pierden los papeles”, por no hablar de la asignación de tareas que no le son propias.

Y me pregunto ¿no podemos hacer nada? Creo que todos tenemos una responsabilidad moral para atajar estos problemas y muchas veces somos los propios profesionales los que bajamos la cabeza, nos resignamos y no hacemos nada por mejorarlo. Si no lo hacemos, poco peso ético tendremos a la hora de quejarnos. A la vista está como ya he comentado pues ni siquiera estamos en el debate político pre-electoral. Simplemente hemos dejado de existir políticamente hablando. Os invito a leer este artículo del Dr Trujillo sobre el tema que habla de este silencio intencionado.

El maltrato institucional que padecemos se traduce, por ejemplo, en listas de espera internimables, en la imposibilidad de organizar una agenda de citaciones coherente y proporcionada, en la ausencia de interés por parte de las instituciones del trabajo que cada médico o del servicio realiza con la consiguiente desvalorización del profesional que se encuentra solo, en el cortoplacismo a la hora de determinar objetivos, algunos de ellos muy alejados de la realidad y con visión basada meramente en recortes económicos y en la conversión del paciente es un mero usuario de servicios, con encuestas de satisfacción políticamente dirigidas, en lugar de conocer a fondo sus necesidades e intentando buscar soluciones alternativas, sostenibles e innovadoras.

El maltrato existe y hay que decirlo alto y claro, sin demasiados tapujos. No es de recibo que los profesionales sanitarios estemos en esta encrucijada, porque no nos lo merecemos y nuestros pacientes menos aún. Nuestra profesionalidad es la que nos salva muchas veces y hace que saquemos adelante aún así a muchos pacientes, pero el precio que pagamos es alto y quemarse en este intento resulta ya demasiado fácil, créanme. A nadie le gusta sentirse ignorado de esta forma.

Invitaría a las institiciones a vestirse de “enfermo” por un día, a transitar las consultas, a hablar e intersarse por el trabajo que realizan sus profesionales “in situ”, a que entraran en un quirófano o estuvieran un rato en las salas de espera, a colarse en una habitación del hospital y ver lo que ocurre, a quedarse en una Sesión Clínica, etc. Dignidad, compromiso y solidaridad son los valores más ausentes y necesarios para acabar con esta lacra.  Sin embargo, la realidad habla muchas veces por sí sola.

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Radiología club

Durante el pasado congreso de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica SEOR en Junio de 2015, tuve la oportunidad no sólo de moderar una mesa específica acerca del uso de las redes sociales en nuestra especialidad médica, sino que también invitamos a los componentes del blog “Desayuno con Fotones”, Naia Pereda y Gaspar Sánchez, así como a otro compañero radiofísico y colaborador, Xavier Jordi Juan Senabre a configurar material audiovisual que hiciera visible nuestro trabajo en el marco de la Oncología Radioterápica. Allí hice mis pinitos como entrevistadora a compañeros, a modo de un distendido desayuno y el resultado fue ciertamente gratificante.

En una de esas entrevistas, hablamos Miguel Ángel De la Cámara y una servidora del valor que estaban aportando las redes sociales y los blogs a los pacientes y el cambio en la relación que se estaba produciendo entre profesionales, pues se abre así una puerta más al trabajo colaborativo entre distintos profesionales. Pusimos sobre la mesa la posibilidad de establecer sinergias dentro de lo que Miguel Ángel denominó “familia radiológica”: Radiólogos, Médicos nucleares, Oncólogos Radioterápicos, Radiofísicos, Técnicos en Imagen para el Diagnóstico, Técnicos de Radioterapia, Enfermería, etc, pues nuestros campos profesionales carecían de visibilidad o incluso son confundidos por los propios colegas.

De esa idea, surgió un nuevo formato de blog llamado Radiología Club en el que escribimos distintos profesionales de la “familia radiológica”, convirtiéndose así en el primer blog colaborativo de estas características. Hace unos días escribí mi primer post: “Puentes radiológicos del siglo XXI” donde me atrevo a hacer una fotografía de la situación actual de dicha familia desde el punto de vista del médico, del paciente y de las instituciones. Supone un paso hacia delante e invito a otros compañeros desde aquí a que colaboren y pongamos en común nuestro trabajo, con contenidos incluso dirigidos hacia pacientes y que ayude en su experiencia al entrar en contacto con este medio. Se trata en definitiva de crear una comunidad radiológica al servicio de todos.

Les dejo con el video “inspirador” de este proyecto que fue captado por nuestros amigos y compañeros de Desayuno con Fotones.

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Creer para crear

Creer y crear sólo distan en una letra. Y es así porque su distancia es realmente corta. Creer firmemente en un sueño ayuda a crearlo y convertirlo en una realidad. De eso me di cuenta hace pocos días, concretamente entre los días 13 y 16 de Noviembre de este año. Como ya conté en un post anterior hace cosa de algo más de un año se empezó a gestar una idea, un pequeño sueño llamado Rose Project. La idea era poder llenar esos espacios de necesidades cotidianas que tienen las pacientes con cáncer de mama y que no se responden en la consulta médica o de enfermería.

Son aspectos que les preocupan y soy consciente de que no siempre damos lugar a su respuesta. En el momento diagnóstico las pacientes entran en un estado de deslocalización o de incredulidad que las mantiene en un cierto estado de impacto emocional que les impide pensar más allá. Necesitan apoyo psicológico en muchos casos, alguien que les guíe y apoye en las decisiones rápidas que se han de tomar, entender lo que les está pasando y por qué se administran los tratamientos, los casos hereditarios, la nutrición, el ejercicio físico, la fisioterapia, la psicooncología, la oncoestética, la reconstrucción, los aspectos sociales y laborales, romper con el estigma de un cáncer, reforzar la autoestima a través del coaching, la sexualidad, la fertilidad, etc. Necesitan en una palabra: humanidad.

Rose Project trata de dar esa visión integradora de la enfermedad dando de este modo respuestas a muchas de esas necesidades cotidianas, a través de una experiencia diferente y en el marco idílico de un balneario. Elegimos un balneario porque nos parecía un entorno sosegado y tranquilo, alejado del frío hospital o sus consultas. Algo que les ayude a olvidar y les cargue de energía. Ponemos al servicio de las mujeres muchas herramientas útiles, a modo de ingredientes para que ellas construyan al acabar, la receta que más les convenga y se amolde a sus necesidades. Al salir de allí pueden construir una vida más normalizada o incluso extraordinaria si así lo deciden.

Puedo hablar ya de una idea hecha realidad. La primera edición tuvo lugar en el Balneario de Lanjarón con siete mujeres. Los cuidadores también tienen su espacio en Rose Project. Ellas han confiado en el equipo y creo que no les defraudamos. Han sido 4 días intensos, llenos de experiencias positivas para ellas y para nosotros también. Se van con las maletas llenas de recuerdos intensos y bonitos, de esperanza y de ganas de transmitir lo vivido a otras mujeres para ayudarles en ese mismo camino.

Yo he aprendido mucho también de ellas. Espero no dejar de hacerlo nunca. La implicación en este proyecto ha merecido la pena y me siento orgullosa de que haya empezado a caminar. A partir de ahora sólo toca perfilar y mejorar. Gracias a todos los que han creido en esta aventura y se han montado en el barco a navegar por estas mujeres.

Les dejo con la canción dedicada a estas mujeres, cantada por Jorge Ruiz, vocal de Maldita Nerea: Tú eres la vida

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Tercer cumpleblog

Esta bitácora cumplió ayer tres años. Desde mi primer post (del que ahora me río) ha llovido mucho y se ha producido un camino de profundo aprendizaje invisible e incluso aumentado. Casi sin querer he dado sentido a unas palabras sedientas de ser escritas por mi mano o a través del teclado del ordenador. 
En estos tres años he descubierto que me gusta escribir, pues a través de este ejercicio solitario se produce una reflexión del mundo que me rodea y me inspira. Me resulta agradable comunicarme a través de este medio. Confieso que hay veces que este ejercicio surge solo y otras veces me cuesta más. Releo lo que escribo, luego corrijo una y otra vez lo escrito hasta conseguir que me guste el resultado. Detrás de cada post hay un estudio y un trabajo más o menos laborioso. 
Mantener vivo un blog temático como este y que llegue al lector también tiene su aquel. No porque me haya cansado de hacerlo, sino porque he adquirido muchos compromisos que en cierto modo están limitado el tiempo que sin duda merece este espacio. Compromisos surgidos a raíz de escribir: charlas o ponencias, redes sociales, posts para otros blogs como invitada, proyectos exclusivos para pacientes y proyectos para mi sociedad científica. El tiempo es un bien limitado y tengo que ser cada vez más selectiva y asertiva. 
Si miro atrás en este último año recopilo alguno de los hitos alcanzados:
  • Finalista de los III Premios Albert Jovell como “Profesional de la Salud más relevante en el ámbito Oncológico” 
  • Colaboración con la web de Smart Exposure: La radioterapia: Un tratamiento seguro. Pretratamiento. Tratamiento y otros controles de seguridad de los radiofísicos. 
  • Colaboración en el IDoR Spain (Día Internacional de la Radiología 8 de Noviembre 2015) en un coloquio 2.0. Visibilidad, tendencias tecnológicas y flujos de trabajo.  
Mi trayectoria así, además de la asistencial en el Hospital Universitario de Burgos, trata de focalizarse en la comunicación fluida a través de estos nuevos formatos para conseguir impregnar de humanismo a las disciplinas médicas que trabajan en torno al cáncer, especialmente en el ámbito de mi especialidad: la Oncología Radioterápica. 
Escribiendo e implicándome en todas estas actividades consigo dar un sentido humanitario a mi profesión sin tener que trasladarme como otros admirables colegas, a otros países más desfavorecidos. Saber que el mensaje llega a muchos lugares del mundo es ya de por si un motivo de satisfacción. Ser capaz, a través de la palabra de dar información, alivio y consuelo a pacientes oncológicos es todo un privilegio. Gracias a todos los que durante estos tres años habéis visitado este rincón. 
Mi mayor premio es compartirlo con todos.

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IDOR Spain 2015

El 8 de Noviembre de 1895 Wilhelm Conrad Roëntgen descubrió por casualidad los rayos X, denominados así por ser una incógnita inicial su procedencia, mientras experimentaba con un tubo catódico de Crookes y una bobina de Ruhmkorff. Las semanas siguientes a este descubrimiento fueron intensas y el 22 de Diciembre de ese mismo año hizo la primera y famosa radiografía de la historia con la mano izquierda de su esposa Berta.

Con motivo de esa esa efeméride se celebra en todo el mundo el International Day of Radiology (IDOR o Día Internacional de la Radiología) con diferentes actos conmemorativos a nivel mundial, este año haciendo referencia a la imagen pediátrica en particular. 
En nuestro país y gracias al ímpetu, buen hacer y profesionalidad del conjunto de asociaciones de Técnicos y Graduados de la “Familia Radiológica“, léase Radiología, Radioterapia y Medicina Nuclear (en Europa son “Radiographers”), se ha creado un evento en streaming (ver programa aquí), el IDoR Spain 2015 para hablar de distintos temas de interés y en el que estoy invitada a participar en una videoconferencia-coloquio acerca de la Radiología 2.0, la visibilidad de las distintas especialidades médicas que emplean las radiaciones ionizantes, las tendencias tecnológicas y los distintos flujos de trabajo. Este acontecimiento estará presentado por la anfitriona Eva Alfayate,  graduada en Radiología y coordinadora técnica de neuroimagen de la Fundación CIEN (Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas). El coloquio será moderado por Miguel Ángel De la Cámara, Técnico Superior en Imagen para el Diagnóstico y todo un “influencer 2.0” que apuesta por salir de la “zona de confort” y explorar nuevos horizontes dentro y fuera de su área de conocimiento. Estoy convencida que nos hará mover las neuronas para que la tertulia sea intensa e interesante. 
Por mi parte seguro que será una experiencia enriquecedora y novedosa, pues me encanta ver a los “radiographers” unidos por una herramienta común: las radiaciones ionizantes. Ellos son, sin ningún género de duda, un pilar invisible del trabajo asistencial cotidiano. Representan la puerta de entrada del paciente que acude ya sea a hacerse una prueba radiológica, una gammagrafía o un tratamiento en un acelerador lineal de electrones y tienen en sus manos una gran responsabilidad, así como un número creciente de competencias. Conviene recordarlo y reconocer su trabajo. 
Me hace especial ilusión que ese dia se rememore a Roëntgen, pues no en vano mi alias en Twitter es @roentgen66. Lo escogí porque mi nombre ya estaba cogido (mis apellidos son muy comunes), al igual que el de Madame Curie y de alguna manera me identificaba con mi profesión de radiooncóloga. Así que es toda una celebración para mi.  
¡Ya está todo preparado! ¡No os lo perdáis!
Os dejamos con el video presentación de IDoR 2015

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