Mediterranean Challenge

El Mediterranean Challenge es un reto de Javier del Cerro de 18 años. Consiste en cruzar desde Menorca hasta Barcelona nadando, en tabla y ski de salvamento. Un total de más de 200 kilómetros, y una duración superior a las 55 horas. Javier no estará solo, sino que irá acompañado de su tío Raúl del Cerro, Abraham Trigo y Chema López. Deporte y una buena causa siempre han casado bien.
Este reto es un homenaje a todas las personas que luchan día a día contra el cáncer. 
Todos los fondos que se recauden irán destinados a la Asociación Española Contra el Cáncer. La principal razón por la cual Javier se planteó este reto fue que su abuelo y la hermana de su tía fallecieron de cáncer así como algunos de sus famliares que han luchado y luchan cada día contra esta enfermedad.

Es una travesía, no realizada nunca antes, con algunas dificultades. La prueba se realizará el 11 de Julio de 2014 desde la bellísima e inigualable Ciutadella de Menorca, una fecha en la que las corrientes son menores, y unos días en los que la luna llena iluminará las noches. La llegada prevista será el 13 de Julio de 2014 en la playa de la Barceloneta en la Ciudad Condal. Toda una proeza. ¡Allí os esperamos a todos!

Es admirable ver a personas capaces de hacer cosas tan increíbles por una causa como el cáncer. Hay personas que no dejan nunca de sorprenderme. Se necesita siempre apoyo a este tipo de iniciativas por lo que animo a que sigáis a este “héroe” llamado Javier y le acompañéis en su desafío. Pero sobretodo quien lo necesita son ellos, los pacientes que sufren esta enfemedad a la que muchos dedicamos muchas horas de nuestra vida a hacerle frente: el cáncer.

Os dejo con el video de Mediterranean Challenge. ¡Cómo adoro esas aguas del mar Mediterráneo!

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Cineterapia oncológica: Gritos y susurros (“Viskningar och rop”) Suecia. 1972. Ingman Bergman

Gritos y susurros (cuyo título original en sueco es “Viskningar och rop“) es una película dirigida por Ingmar Bergman y estrenada en 1972. La trama de la película gira en torno a los últimos días de la vida de Agnes, interpretada por Harriet Andersson  una enferma de cáncer de endometrio en fase terminal que está siendo cuidada por sus hermanas Karin (Ingrid Thulin) y María (Liv Ullman) y la sirvienta Anna (Kari Sylwan). La película obtuvo un premio Oscar a la mejor fotografía.
Maria y Karin son dos hermanas que acuden a la heredada casa familiar para acompañar a su otra hermana, Agnes, que agoniza a causa de un cáncer de endometrio (útero). Agnes ha llevado una vida sencilla, es una mujer soltera que ha vivido con sus padres a los que ha cuidado hasta su muerte. Se interesa por el arte y la religión, confesándole sus inquietudes al pastor luterano Isak (Anders Ek) y a su propio diario. Además cuenta con los cuidados de su sirvienta, Anna, una mujer que tras sufrir la muerte de su única hija, se vuelca en su fervor a Dios y desarrolla un estrecho vínculo afectivo con su ama. Las tres hermanas habían estado muy unidas durante la infancia pero han ido perdiendo el contacto y la capacidad de demostrarse cariño.

A lo largo de la película se descubren también las personalidades de María y Karin. Mientras que Karin sufre por encontrarse atrapada en un matrimonio que ella misma desprecia, Maria aparece como una mujer frívola y caprichosa también desdichada en su matrimonio, pero que no tiene inconveniente en traspasar los límites morales impuestos ni se preocupa verdaderamente por quienes la rodean.

Tras la muerte de Agnes, las otras dos hermanas se separan sin haber llegado a establecer una comunicación fructífera y despiden a Anna, a quien permiten quedarse con el diario de Agnes como compensación. En él lee una declaración de Agnes, satisfecha por los momentos de felicidad que había vivido.

Ingmar Bergman en esta película realiza un admirable trabajo visual y casi fotográfico con estupendos primeros planos de los rostros de las protagonistas con el objetivo de explorar la naturaleza de la condición humana. En esta película se explora el sufrimiento, la soledad, la esterilidad y la angustia del alma. A pesar de su temática triste consigue capturar imágenes de indescriptible belleza y  por ello es considerada una de las mejores películas de su carrera. Visualmente impacta tanto el dolor físico como emocional de sus personajes. Cada personaje tiene su propio tormento que se descubre en el transcurrir del filme.
Aunque todos los personajes en “Gritos y Susurros” tienen diferentes y muy bien delineadas personalidades, todos comparten una profunda agonía. En cierto modo, “Gritos y Susurros” es una película sobre el dolor, tanto emocional como físico. Por ejemplo, la sirvienta Anna personifica el regazo materno de forma alegórica (semejando a la Pietà de Miguel Ángel) y la muerte como un compasivo alivio al dolor que estaba sufriendo en su última y extraordinariamente hermosa escena.
El dolor físico de Agnes está en el centro de la narrativa, y la escena que muestra su insoportable dolor justo antes de su muerte es una de las más dramáticas y terroríficas representaciones del sufrimiento en la historia del cine. Maria y Karin, por otro lado, experimentan una frustrante vida de represión y horror emocional, tan atroz como la miseria física soportada por Agnes. “Gritos y Susurros” ofrece un sombrío y depresivo retrato del dolor, en tanto todos sus personajes son incapaces de encontrar alivio alguno a su dolor en la medicina o la religión. Pero esto no es ninguna sorpresa, después de todo, el fracaso de la religión en confortar un alma atormentada es un tema que domina la obra de Bergman. 
Una de las características más distintiva de “Gritos y Susurros” es su llamativa paleta de colores hecha casi exclusivamente de rojo, negro y blanco. Estos colores tienen una connotación metafórica definida para Bergman y son usados a lo largo de toda la película para respaldar la narrativa. En “Gritos y Susurros”, los colores y la fotografía parecen ser más importantes que los diálogos. El color rojo domina casi todas las escenas que se suceden en la casa sugiriendo el interior del alma y como alegoría al interior del útero (endometrio) que recordemos es el lugar donde habita el cáncer de la protagonista. El blanco es el color usualmente vinculado a la pureza de Agnes simbolizando la represión sexual. Finalmente, el negro es el color que Bergman consistentemente asocia con el clero en sus películas. Es importante notar que estos colores generalmente aparecen en dos combinaciones, ya sea rojo y blanco, o rojo y negro, creando una dicotomía visual y temática. Por lo tanto, Bergman parece sugerir como aparentemente las fuerzas opuestas afectan la condición humana, la naturaleza del alma por un lado y las represiones socio-culturales por el otro. 

Del título de la película se desprenden sonidos contrapuestos. Los gritos están relacionados con lo que nos aleja: el dolor, la angustia, la impotencia, la soledad y la culpa. En contraste, los susurros están asociados con lo que nos acerca: los sentimientos de ternura, de tolerancia, de amor y de compasión. “Gritos y Susurros” es una hermosa película que invita al espectador a pensar sobre la naturaleza de la condición humana. Para muchos espectadores, el final ambivalente de la película puede colocar a Agnes en el paraíso celestial, o bien puede sugerir la futilidad de su sacrificio. Sin duda es una auténtica obra maestra.  

Les dejo con el video de la película completa.

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Perroterapia

Con el golpeteo de sus pequeñas patas, Phil hace su camino a través de los pasillos del Hospital Infantil de Boston. Camina con un propósito, el de subir al ascensor que lo lleva a la planta de oncología para su siguiente cita.

Las huellas de Phil tienen incluso su propia tarjeta de visita.

Phil es una cara nueva en la planta sexta Norte, la Unidad de Oncología Pediátrica del Centro de Cáncer y Enfermedades de la Sangre de Dana-Farber en Boston. Una mezcla del valiente barro amasado que sabe un truco o dos. Phil es uno de los nueve perros de terapia que visitan a los pacientes pediátricos en el Hospital de Niños de Boston , como parte del Programa Pawprints. Lo que le falta en tamaño y credenciales médicas, lo compensa fácilmente en corazón.

Los perros de terapia como Phil juegan un papel significativo en la vida de los niños. Desde bebés hasta adolescentes, que suelen estar hospitalizados por largos períodos de tiempo y pueden echar de menos a sus mascotas de casa. Las visitas de estos amigos peludos proporcionan por si solas la dosis de felicidad que muchos de estos pacientes y sus familias necesitan.

Muchos de los niños tienen mucha ansiedad por el gran número de procedimientos médicos a los que son sometidos” dice Laurel Anderson, especialista en vida infantil en Boston . “La sola idea de que hay un perro en el hospital para venir a verme es realmente increíble”. El tiempo con el perro dibuja sonrisas y risas,  promueve una sensación de calma y de paz.

El Programa Pawprints fue creado en 2003 y está gestionado por Aimee Lyons
directora de enfermería y atención al paciente, Unidad de Cuidados Intensivos Médico-Quirúrgicos, Programa de Transporte de Cuidados Críticos, y el Programa de Coordinadores por Maura Ammon y Kathryn Ruggeri para niños de Boston que actualmente están estudiando los efectos de la visita de los perros en la reducción de la ansiedad.

Los voluntarios hacen posible el programa para que sus perros puedan visitar a los pacientes pediátricos después de que el equipo del Programa “Pawprints” evalúe y prepare tanto al dueño como al perro para su participación.

“El objetivo es asegurarse de que los perros están aclimatados al hospital y les gusta trabajar con los pacientes” dice Ruggeri . Si los perros son seguros y felices, los niños también lo serán“. Phil y los otros hacen dos visitas mensuales a las habitaciones de los pacientes y a la sala de recursos pudiendo cubrir hasta 10 niños en un día.

Es un buen motivador para los niños“, dice Anderson. “A veces puede ser realmente un reto para ellos caminar o al levantarse de la cama por lo que el perro es un excelente, y a veces el único, incentivo para levantarse y moverse”

Los pacientes no son los únicos que disfrutan de estos cachorros . “Es un gran impulso para el personal. Tenemos mucha alegría y esperanza, pero puede ser bastante difícil cuando se tiene delante a este tipo de niños enfermos”  dice Anderson. “Es estimulante para ellos ver que el perro llega a la habitación”

Y a menudo, los lazos entre los pacientes y los perros se forman a través de las visitas repetidas. Los niños esperan a los perros, e incluso recogen sus tarjetas de llamadas sociales como cromos. “Lo más importante es que les ayuda a ser un niño, un niño normal, y eso es uno de nuestros grandes objetivos aquí” dice Anderson. “Cuando un niño entra en una habitación con el perro, el hospital se transforma y sólo existe la visión del niño feliz y viviendo una experiencia normal
Traducción libre del artículo del blog del Dana-Farber Cancer Institute titulado: “Therapy dogs bring smiles to kids with cancer” (La terapia con perros trae sonrisas a los niños con cáncer). Les dejo con el video explicativo del programa (en inglés).
 

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Cineterapia oncológica: Maktub. España. Paco Arango. 2011

“Maktub” es el nombre que se da a esta ópera prima del conocido cantante Paco Arango que procede del árabe y significa “lo que está escrito”. Este título hace referencia a ese conjunto de casualidades que a veces suceden y parecen inevitables, como si fueran destinadas a ello. Según su propio director trató de hacer una película que levantara el ánimo e incitara al “buen rollo”.

El argumento se inicia con Manolo (interpretación soberbia del actor y psiquiatra argentino Diego Peretti) que está en plena crisis de la mediana edad. Su matrimonio con Beatriz (una casi irreconocible Aitana Sánchez-Gijón) está al borde del caos, la rutina de su trabajo le resulta insoportable y la comunicación con sus dos hijos y con la vida misma es nefasta. El destino le lleva a cruzarse con Antonio (interpretado por Andoni Hernández), un chico canario de 15 años enfermo de cáncer pero con una vitalidad muy contagiosa. A partir de entonces, su amistad con él, su madre soltera (Goya Toledo), un divertido repartidor de comida (Jorge García) y una extravagante enfermera (Rosa María Sardà), entre otros, será el inicio de un sinfín de coincidencias que cambiarán su vida en un divertido y mágico cuento de Navidad.

Paco Arango lleva trabajando muy de cerca con niños con cáncer desde hace ya 13 años y que creó en 2005 la Fundación Aladina con el objetivo de ayudar a los niños que padecen cáncer y a sus familias atendiendo sus necesidades materiales y psicológicas en distintos hospitales de España. El propio director explica que tomó el nombre de esta fundación de su primera serie televisiva. Además, los recursos económicos que genera la película Maktub son destinados a sufragar la construcción en España de un centro de trasplantes de médula ósea para niños.

El del guión de esta película, también del propio director, está inspirado en la realidad de un chico canario con leucemia (Antonio González Valerón) con el que estableció una buena amistad durante la estancia hospitalaria en Oncología Infantil del Hospital Niño Jesús de Madrid. Antonio falleció en 2009, a los 16 años, a causa de una infección tras un trasplante de médula. En este recorrido Antonio fue para todos un ejemplo de ilusión, sabiduría y ganas de vivir. El rap de la Fundación Aladina, “Sonrisas que hacen magia“, con música de Paco Arango y cantado por el propio Antonio González Valerón, es parte de su legado. Un gran recuerdo, especialmente para los compañeros del Hospital Infantil Niño Jesús, que vivieron la historia de Antonio y la filmación de Maktub.

Maktub es una película honesta, sencilla, donde se relata el cáncer infantil desde la perpectiva de las ganas de vivir. En ella se hacen referencias al gran libro de Paulo Coelho “El Alquimista”. También esta película nos ofrece la posibilidad de conocer la Fundación Aladina y sus distintos programas de apoyo y su equipo de voluntarios dentro del hospital, en el que se da especial importancia a todo tipo de actividades lúdicas mediante las cuales los niños y adolescentes aprenden a adaptarse a su situación y a su enfermedad, sin perder la alegría y manteniendo vivo el deseo de curarse. La atención a los niños se desarrolla mediante el uso de terapias de juego. Éstas les ayudan a que entiendan y puedan sobrellevar la enfermedad, la hospitalización y los tratamientos, intentando que la estancia en el hospital sea lo más agradable posible. El principal propósito es mantener viva su voluntad de curarse y atenuar el impacto de la enfermedad. 

 
Gracias por ejemplo a la importante colaboración de la Fundación Aladina con la Asociación “Hole in the Wall Camps”, cada año cientos de niños españoles pueden disfrutar de la asistencia a Barretstown (un campamento fundado en 1994 por Paul Newman). Este campamento está situado en un mágico castillo a los pies de las montañas de Wicklow en Irlanda, al que acuden chicos con cáncer y otras enfermedades de más de 22 países diferentes, para divertirse “en serio” de forma totalmente gratuita.

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