Realidades que superan la ficción

Hoy voy a cambiar mi habitual sección de “cineterapia” por tres historias reales que bien podrían ser parte de un guión cinematográfico. Pero no, la realidad en muchas ocasiones supera a la ficción con creces. Estos son tres testimonios que cuentan un trazo de ese lado humano que siempre reivindico desde esta bitácora y que acaricia, casi sin querer,  el mundo de las emociones.
La primera historia es la de Jim Zetz un hombre de 62 años, padre de familia que no estará presente cuando su hija, Josie de 11 años, llegue al altar, ya que el cáncer terminal de páncreas que sufre no le permitirá vivir ese momento especial.
Por ello tuvo la idea de realizarle una fiesta el día del cumpleaños de la menor como si fuera una boda y que recordara por siempre este momento.
Este emotivo deseo fue registrado por la fotógrafa Lindsey Villatoro, quien desde hace años realiza proyectos con enfermos terminales.
Jim con la ayuda de su esposa y Villatoro organizaron la fiesta sorpresa. Además, pidieron a los amigos, donativos y regalos para poder celebrar el último cumpleaños que pasará con su hija.
El resultado fueron las lágrimas de emoción de Josie. Aseguró que fue “el mejor día de su vida”.


La segunda historia real la protagoniza un oncólogo pediátrico, el Dr. Alex Levy que nos cuenta su experiencia a través de la conmovedora historia de una familia y lo que aprendió de su hija de 4 años de edad diagnosticada de un tumor cerebral en Nochebuena. Muchos son los que no entienden cómo podemos los profesionales soportar tanto dolor ajeno. Quizá la explicación se encuentre encerrada en este video, pues las compensaciones de nuestro trabajo están en los propios pacientes y sus familias.

Esta es la historia de Chloe.

Y por último esta es la tercera historia. Mary Ann Manning perdió su batalla contra el cáncer de mama sólo 3 días después de este baile. Ella se aferró con todas sus fuerzas para dar a su hijo este último regalo. Es realmente la personificación del amor de una madre. Ella se une ahora a su otro hijo, que falleció hace 4 años, allá donde esté.

https://www.youtube.com/watch?v=4HJ3b44WAL4

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Lipdubs, flashmobs y cintas de video

Desde los tiempos de Lumière, el medio de expresión audiovisual se ha convertido en un importante referente para explicar historias y mover conciencias. El séptimo arte nos ha dado grandes emociones, ilusiones y reflexiones. Muchas veces lo hace divirtiéndonos y entreteniéndonos. A los nuevos tiempos le corresponden también nuevos formatos de expresión artística de carácter más “amateur”. No por ello dejan de carecer de belleza y expresión artística de calidad. Pueden incluso tener la facilidad de conducirnos hacia un mensaje constructivo, reivindicativo o simplemente pueden hacernos valorar la capacidad del ser humano para reinventarse y crear. Algo intrínsecamente humano.
Voy a poner tres ejemplos. El primero es un lipdub o “doblaje de labios” elaborado en la planta de oncohematología del Hospital de Niños de Seattle interpretando la canción de Kelly Clarkson “Stronger” (Más fuerte). Todo un ejemplo de imaginación, de superación y de expresar al mundo su alegría en la adversidad que afortunadamente también la tienen estos niños y que no se la debemos negar nunca.
El segundo es uno de los mejores flahmob  (“multitud instantánea”) que he visto por su magnífica puesta en escena en la estación de Artwerp en Bélgica. Me maravilla ver a tanta gente capaz de hacer algo tan sorprendente y bien hecho en un medio que parece improvisado, pero que probablemente tiene una cuidada preparación previa. También hay otros flasmobs como el hecho en el Royal Victoria Hospital para celebrar el día de la enfermería oncológica o el realizado en Burgos  por un Comercio Justo. 
El tercero y último es una cinta de video (aunque el formato del video sea digital) del psicólogo clínico Fidel Delgado que nos explica en primera persona aprovechando recursos que utiliza habitualmente en sus charlas, para contar el accidente de coche que sufrió junto a su esposa a mediados de mayo de este año que lo tuvo “fuera de combate” durante algunos meses. Ahora ya, casi completamente recuperado, nos cuenta su experiencia de forma sencilla, simpática, original y siempre sorprendente. Un ejemplo de autosuperación. Siempre es de agradecer.

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