Memorias de un Congreso 5/5 (1)

Yo tenía un blog en, al pie de las colinas de la Oncología…

Emulando a la gran Karen Blixen y sus Memorias de África, trataré de contar esta historia tras la sequía de entradas en el blog por la vorágine de acontecimientos que he vivido en los últimos días que me han obligado a parar y reflexionar.

Al pie de las colinas de la Oncología me encontraba yo hace casi tres años. Una historia personal de adversidad me sirvió para que cambiara de perspectiva y tomara la decisión de sacar fuera una sensibilidad que siempre me fue vetada o aconsejada no expresar. Tener sensibilidad al dolor te hace vulnerable, pero paradójicamente, esa vulnerabilidad puede convertirse en fortaleza. La clave está, como diría el psiquiatra Viktor Frankl en darle un sentido.

Ese sentido nació en Valencia y las circunstancias vividas en aquel preciso instante hicieron que diera el paso a escribir como ejercicio necesario para resarcirme y de algún modo crecer, tirar hacia delante. En ese ejercicio nació “Un Rayo de Esperanza” con la firme intención de divulgar y expresar muchas cosas que no caben en la típica consulta médica. Volver a Valencia tres años después me ha hecho recordar muchas cosas y no olvidar las razones que me empujaron a escribir.

Durante estos días de congreso he tenido la oportunidad de reencontrarme con compañeros, de intercambiar opiniones, de escuchar, de aprender, de compartir, hasta de sentir entusiasmo e ilusión. Por primera vez participaba en un Congreso Nacional liderando una mesa sobre nuevas tecnologías como presentadora, moderadora y ponente. Meses antes nos habíamos intercambiado correos electrónicos con un grupo de compañeros, algunos fuera de nuestra especialidad pero proactivos en la red, buscando cómo explicar este mundo digital a nuestros colegas de un modo atractivo e incluso provocador. Estábamos deseosos de contagiar ilusión y de crear una comunidad colaborativa a través de estas nuevas herramientas 2.0. Un reto que se nos alargó cerca de cuatro horas y que no dejó indiferente a nadie (incluso a los tecnoescépticos). Los tuits sobre noticias sobre el congreso con el hashtag #SEOR15 empezaron a crecer a niveles estratosféricos, así como las fotos del entorno del congreso en Facebook. Los compañeros nos felicitaban a todos por la exposición de los contenidos y algunos empezaron a entender que algo está cambiando, que debemos ir con los tiempos.

También tuve la oportunidad con mis compañeros de Desayuno con FotonesGaspar Sánchez, Xavi Juan Sanabre y Naia Pereda de grabar y coordinar diferentes entrevistas. Un trabajo tremendamente enriquecedor del que espero salgan buenos frutos, a pesar de las dificultades y los desafíos que este nuevo medio nos presentaba. La verdad es que la disposición de los entrevistados fue ejemplar y nos lo pusieron fácil tanto a Naia como a mi.

La Oncología tiene sus colinas y sus valles, su grandeza y su penuria, su fortaleza y su debilidad. La conquista de nuestro objetivo, curar el cáncer, cada vez está más cerca y los oncólogos debemos aunar esfuerzos con todo el conocimiento y corazón posibles. Uno no debe separarse de otro y si lo hacemos estaremos condenados a un estrepitoso fracaso. En este camino somos muchos los actores que intervenimos. Con cada nuevo conocimiento aparece un nuevo actor y vamos sumando. Disciplinas cada vez más complejas entran a formar parte en el escenario: la biología molecular, la genética, la genómica, la inmunología, la epigenética, la nanotecnología, los protones, la hipertermia, etc. Mirar este panorama te deja boquiabierto, asombrado y también por qué no, esperanzado. Lo más bonito de todo esto es tener la fortuna de estar en ese camino y por supuesto, vivirlo.

Quiero agradecer el afecto y “buen rollo” que recibí por parte de los miembros de la Junta de SEOR, del comité organizador, de los miembros de la organización del congreso y de todos mis compañeros de mesa y amigos. A Miguel Ángel Máñez por su amena e interactiva exposición. A Nacho Rodriguez Melcón por su entrega y buen hacer. A Joaquín Cabrera por su espíritu conversador. A Amadeo Wals por ser tan “especial”. A José Antonio Trujillo por provocarnos a todos una sana reflexión. A Ángel Montero por ser ese aguijón que nos empuja a seguir. A Naia Pereda por su ilusión y ganas de participar. A David Muñoz por ser tan entrañable y cercano. A Tere Muñoz Migueláñez por su audacia y su autenticidad. A Matthew Katz por hacernos partícipe de su conocimiento y crear comunidad a nivel internacional. A Ignacio Azinovic por creerse nuestro discurso. A Miguel Ángel De la Cámara por ayudarnos desde su perspectiva como espectador, su incontestable PLE (Entorno Personal de Aprendizaje) y su competencia digital. Por supuesto a Gaspar Sánchez y Xavi Juan por su esfuerzo de grabación. Una experiencia que será digna de ser recordada por todos los participantes.

Les dejo con este estupendo video en el que nuestro punto de mira en esta profesión siempre serán los pacientes. 

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¿Qué me llevo en la maleta tras un Congreso Nacional?

Como les apunté en un “post” reciente durante estos días he estado en el Congreso Nacional de Oncología Radioterápica celebrado en Vigo. He tenido la oportunidad como en otras ediciones de poder escuchar a ponentes de gran relevancia tanto a nivel nacional como internacional. Han habido también interesantes talleres prácticos, comunicaciones, pósters, etc. Como en otras ocasiones, hay tantas conferencias interesantes y tanta información condensada de forma simultánea, que resulta difícil elegir dónde acudir. De cualquier forma siempre se extraen buenas e interesantes enseñanzas.

Uno puede pensar para qué puede servir un congreso en los tiempos que vivimos cuando gran parte de la información está colgada en la red. También podría pensarse que se podrían convocar vía “on line” a través de conferencias grabadas o en “streaming” con cada ponente en su lugar de origen y así ahorrar costos. De hecho ya hay algunos cursos o conferencias que se hacen en este formato. Es probable que en un futuro próximo se diseñen así, pero bajo mi humilde opinión hay diversos aspectos técnicos que mejorar. Considero que la comunicación presencial sigue estando vigente, y sigue siendo importante, ya que el contacto humano con compañeros sigue siendo insustituible.

Además de llenar esa maleta de ciencia médica, he podido también llenarla de buenos momentos en compañía de colegas. Algunos de los ellos han sido compañeros de trabajo y fatigas, otros son nuevos residentes, otros los he conocido a través de otros congresos y ahora también se ha unido un grupo nuevo que nos hemos conocido a través de redes sociales, pudiendo por fin ponerles cara y voz. Ha sido muy emocionante para mi el encuentro con estos últimos, pues nos unen muchas conversaciones, ideas y reflexiones previas que han convertido el encuentro en algo casi mágico. También agradezco desde aquí a los compañeros que me han mostrado su apoyo, cariño y reconocimiento a este blog, pues para mi representa parte de mi alma como médico especialista, algo así como una ventana al mundo donde expresar y compartir lo que vivo y siento. Sentirme leída y que se me exprese que lo que aquí se expone gusta y es útil es siempre altamente gratificante, pues una nunca sabe hasta qué punto puede ser o no de interés lo que escribes.

En la maleta también me llevo otras conversaciones, especialmente con compañeros de Cataluña y de la Comunidad de Madrid, que me han expresado su incertidumbre ante el futuro. Todos sabemos que estamos viviendo tiempos muy convulsos, cambiantes y tremendamente difíciles. Hay mucha precariedad laboral y mucha pesadumbre, no sólo por los recortes salariales (que en algunos casos han sido brutales), sino por los recortes de las condiciones de trabajo y los recortes de índole, diría yo, emocional. Somos una especialidad cuya herramienta de trabajo es fundamentalmente tecnológica. Seguir trabajando con tecnología al borde de la obsolescencia y sin proyectos de mejora hacen preveer un futuro cuanto menos complicado. Pero de nada sirve armarnos de pañuelos y ponernos a llorar. Hay que luchar, más aún si cabe, y salir de nuestro “búnker” para que nuestra voz sea escuchada, para ser más visibles. Se impone poner cordura y hacer entender a las instituciones que nuestra arma terapéutica es rentable, sostenible, permite disminuir costes y tiene un alto potencial de curabilidad con cada vez menos toxicidad, gracias a los avances tecnológicos acometidos, aportando calidad de vida a nuestros pacientes. Invertir en Oncología Radioterápica es una buena apuesta de futuro para el cáncer. 

Y ¿qué podemos hacer para movernos y motivarnos? Me quedo con estos tres elementos leídos de Daniel Pink en su libro: “Drive: The Surprising Truth About What Motivates Us” (Traducido sería algo así: Conducir:  La sorprendente verdad acerca de lo que nos motiva)


Para Daniel Pink existen tres elementos motivadores:

  1. Autonomía : Sentir el control sobre lo que hacemos
  2. Maestría: Hacer lo mejor en nuestra especialidad y buscar mejorar
  3. Propósito: Tener la certeza de que lo que hacemos tiene valor, que sirve para algo más grande que nosotros mismos

Por último también me llevo en la maleta recuerdos de una estupenda ciudad como Vigo, con su gente, sus calles empinadas, su olor a mar y su rica gastronomía como podrán comprobar en este video y que aprovecho para recomendar encarecidamente a visitarla.

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