El Mundo Amarillo

 
Hace cosa de un año, cayó en mis manos este libro de Albert Espinosa que seguramente es conocido por todos ustedes ya que se ha convertido en uno de lo más leídos. Leerlo supuso para mí una grata transformación en mi forma de ver y acercarme al paciente. Consigue dar una visión realista y optimista a la vez, de lo que es el cáncer. Y no, no se trata de un libro de autoayuda. Se trata de un canto a la vida, a la ilusión, a la esperanza y a la felicidad, expuesto de tal modo que no resulta difícil empatizar con él. Habla con mucha claridad de su enfermedad, de sus vivencias y de lo que suponen para él los “amarillos” o personas anónimas que pasaron en un momento determinado de su vida y que le ayudaron a salir adelante casi sin pretenderlo. Su lectura es recomendable para todos. Desde entonces me he convertido en una “follower” tanto en las redes sociales, blogs, películas, periódicos, radio, series e intervenciones televisivas. A los médicos que nos dedicamos al campo de la Oncología nos viene muy bien tener esta perspectiva, pues es fácil olvidarla desde el estrado en que creemos estar. Podría ser un buen comienzo para pensar en cambiar el paradigma de la Medicina, aplicarla desde un punto de vista más humano en el que el paciente sea el verdadero protagonista y sea él el que partícipe de sus decisiones.
Os dejo con una canción que a mi me encanta de “Teràpia de shock”, titulada: Sense tú (Sin ti) y que habréis oído en la conocida serie Pulseras Rojas.
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Muchas lágrimas y…alguna sonrisa

Me permitirán los lectores que haga un inciso en esto de explicar las bondades de mi especialidad. Hoy 30 de Noviembre de 2012 ha sido un día de muchas lágrimas, que no mías, porque se ha cerrado la hospitalización del Hospital Divino Valles. Esta mañana me acercaba a la planta. Todo eran cajas, recogidas, idas y venidas y caras largas. Muchas de las enfermeras y compañeras de fatigas (algunas también de “barrigas”) en estos casi ocho años que llevo trabajando en este hospital, se despedían entre lágrimas y con la pena de abandonar un hospital en el que nos sentíamos como una gran familia. Ellas se van al nuevo Hospital Universitario de Burgos a continuar con su incansable labor que yo también admiro, pero en un clima de mucha incertidumbre. Quiero rendir mi particular homenaje a todas las enfermeras que tanto en la 7ª planta derecha, como en otras plantas del hospital que siempre han estado a la altura de las circunstancias con nuestros enfermos oncológicos, cuidándoles, dándoles cariño, afecto, comprensión y mucha, pero que mucha profesionalidad, sin abandonar jamás la sonrisa que hoy tanto costaba de esbozar. Para muchas son muchos años de trabajo y entrega y es lógico que esta despedida sea triste. Pero desde este blog quiero darles las GRACIAS y desearles la mejor de las suertes en su nueva andadura. Ya sabéis que para mi siempre seréis “divinas”. 
También se marcha el Servicio de Radiología a quien quiero agradecer desde aquí su colaboración para y con mi Servicio. Para ellos también les mando un abrazo de gratitud.
Finalmente, hasta la cafetería y el quiosco cierran y cada día nos quedamos los de Oncología Radioterápica un poquito más solos. Dicen que para el verano ya nos reuniremos con todos vosotros en el Hospital Universitario. Espero reencontrarme con vosotros. Aunque estéis cerca en la distancia, este hospital no va a ser el mismo sin ellos. Me temo que el invierno va a ser duro.
 ¡¡ SUERTE!!
  
Ambas fotos han sido tomadas por la autora. La de arriba, tomada hoy mismo al salir del trabajo. La de abajo hace unos días desde la 8ª planta viéndose la primera nevada y al fondo el nuevo Hospital Universitario de Burgos.

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